“Los campesinos que han recibido aperos y
parcelas gracias a la redistribución de las tierras de cultivo
enmarcada en la gran reforma agraria regresan a casa rebosantes
de alegría. Hasta finales de 1951, dicha reforma ha beneficiado
a 310 millones de habitantes de las zonas rurales de China.”
Así rezaba el pie de la portada del primer número de China
Reconstruye, publicado en 1952. Todavía hoy, esa ilustración
sigue siendo conmovedora. Al contemplar esos rostros radiantes
de alegría y el aseo en el vestir, nadie diría que poco antes
aquellos campesinos formaban parte del sector más oprimido de
la sociedad. Fue precisamente la fundación de la Nueva China
lo que les permitió iniciar una vida digna y gozar de los derechos
que corresponden a todo ser humano.
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Desde este antiguo
siheyuan de Beijing donde nació China
Reconstruye, la voz de China se difundió por todo
el mundo. Chen Hansheng (tercero por la izquierda de la segunda fila),
Li Bodi (tercero
por la izquierda de la primera fila) y Qiu Moly (tercera
por la derecha de la segunda fila) fueron los principales
fundadores de la revista
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A partir de aquel primer número, mes tras
mes nuestra revista ha ido mostrando a los ojos del mundo una
China nueva. Fiel a sus objetivos, China Reconstruye comenzó a dar a conocer los cambios que se estaban
produciendo en la nueva China a través de relatos de cortas
historias y hazañas personales. Durante las décadas de los 50
y 60, período en el que se desataron en Occidente una hostilidad
y una angustia morbosas frente al comunismo, y en el que las
naciones pequeñas y débiles iniciaron su lucha por librarse
del dominio colonial, la voz de China se dejó oír en el exterior
a través de esa ventana informativa y llegó a todos los rincones
del mundo, rompiendo así totalmente el bloqueo decretado por
las fuerzas hegemónicas occidentales.
Una ojeada a los primeros números de China
Reconstruye permite conocer la nueva vida de las mujeres,
las nuevas relaciones interpersonales, el reto de la construcción
de viviendas urbanas y otros aspectos de aquella flamante China.
Por otra parte, la impresión que la Nueva China causaba en los
turistas extranjeros constituía una elemento de primer orden
dentro del contenido de la revista. “Travels in China Today”
(Viajes por la China actual), de James y Mary Endicott, “China
Then and Now” (La China de ayer y la de hoy), de Scott Nearing,
“Thirty-Five Years After” (Treinta y cinco años después), de
Dora Russell, y muchos otros artículos demostraron de manera
fehaciente los cambios increíbles que se producían en la nueva
China y la felicidad del pueblo chino.
A pesar del bloqueo occidental, China no cejó
en su empeño de lograr la paz y la amistad entre los pueblos,
anhelo que se hace patente en reportajes sobre los intercambios culturales entre China y el extranjero
como “We Want the Same Things-on Sino-British Cultural Relations”
(Queremos lo mismo para las relaciones culturales sino-británicas),
de Guo Moruo, “English Artists in China” (Artistas ingleses
en China), de Paul Hogarth, “Animal Exchange with Foreign Countries”
(Intercambio de animales entre China y el extranjero) y “Latin-American
Literature Comes to China” (La literatura latinoamericana llega
a China). Además de presentar la comunicación cultural de China
con el resto del mundo desde la perspectiva de los extranjeros,
los artículos mencionados reflejan el reconocimiento y la aceptación
de la Nueva China por parte de los estados amigos.
La prosperidad y el progreso divulgados por
China Reconstruye
permitieron al pueblo de otros países ahondar en su conocimiento
de China. En los años 50 y 60, fueron muchos los chinos establecidos
en otros países que, conmovidos ante la entusiástica reconstrucción
de nuestro país plasmada fielmente en las páginas de China
Reconstruye, decidieron
regresar a la patria.
En el número de mayo de 1957 se publicó una
carta de Angelina Mingardi enviada desde Inglaterra en
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Una pareja de
campesinos celebrando su boda tras la promulgación de la
primera Ley del Matrimonio de la nueva China (1952) |
que se decía: “Su artículo titulado ´¿Qué
lograron los campesinos?´
me ha parecido excelente, puesto que en él
no se han ocultado los errores que inevitablemente se cometen
en la aplicación de políticas agrarias y se han explicado las
medidas adoptadas para rectificarlos. La veracidad informativa
es el cimiento más sólido de toda revista. En este sentido,
quiero decirles que valoro en mucho su trabajo”.
En los años 80, la aplicación de la política
de reforma y apertura trajo consigo una mayor complejidad y
diversidad de las comunicaciones entre China y el extranjero.
Obrando en consecuencia, China
Reconstruye se adentró por una nueva senda.
En
octubre de 1980 se fundó la edición china, dirigida a los chinos
que viven en el extranjero, Hong Kong, Macao y Taiwan. En 1990,
China Reconstruye pasó a llamarse China hoy, cumpliéndose con ello lo que durante tantos años había
deseado Soong Ching Ling. El cambio estaba plenamente justificado,
ya que el nombre “China reconstruye” evocaba únicamente la labor
de reconstrucción llevada a cabo en los primeros años de la
nueva China. Junto con este cambio de nombre, la revista asume
como tarea principal la divulgación tanto de la cultura tradicional
china como de los transformaciones introducidas en China y en
la vida de sus habitantes.