
En
la década que va de 1972 a 1981 se produjeron cambios constantes.
Después de que en 1976 se aplastase a la “banda de los cuatro”,
la sociedad china emprendió una ambiciosa reforma, gracias a
la cual China, guiada por la política de reforma y apertura
establecida por Deng Xiaoping en 1978, dio sus primeros pasos
por un nuevo camino.
Durante 1976 el pueblo chino
vivió sumido en la tristeza, puesto que ese año murieron sucesivamente
los tres principales fundadores de la RPC. El
fallecimiento de presidente Mao Zedong causó un dolor
sin límites tanto al pueblo chino como a los demás pueblos del
mundo.
En los solemnes actos en memoria del “Gran Timonel”, celebrados del 11 al
17 de septiembre en Beijing, participaron más de 300.000 obreros,
campesinos, soldados e integrantes de diversos sectores sociales,
así como cuadros de los organismos del Partido, el Gobierno
y el ejército.
En Shaoshan,
tierra natal del Presidente Mao, los habitantes permenecían
de pie ante el presidente Mao y guardaban silencio en homenaje.
Los ancianos que pasaron su adolescencia junto con el presidente
Mao le vieron cortar leña, pastorear bueyes, cultivar la tierra
y asolear los cereales. Y vieron como con su sudor regaba la
tierra de Shaoshan. Para ellos son inolvidables aquellos años
difíciles de la lucha revolucionaria en que, vestido de traje
azul y con paraguas rojo, el presidente Mao salía de Shaoshan
y se mezclaba con los obreros y campesinos para difundir la
verdad… Ya en el período de la Primera Guerra Civil Revolucionaria,
el presidente Mao educó y dirigió personalmente al pueblo shaoshanés
a avanzar por el camino revolucionario y estableció personalmente
la célula del Partido en Shashan, una de las primeras y más
poderosas células del Partido en el campo chino. Esta célula
dirigió al pueblo de Shaoshan en la realización de una ardua
y tenaz lucha durante décadas. Después de la liberación, el
presidente Mao apoyó con entusiasmo la iniciativa del pueblo
shaoshanés en su marcha por el camino socialista e incluso escribió
expresamente una carta para educarlo y estimularlo. En 1959,
el presidente Mao regresó a Shaoshan, estrechó cordialmente la mano de los comuneros y charló cariñosamente con ellos.
Su preocupación constituyó un gran estímulo para el pueblo shaoshanés.
El
terremoto de Tangshan
Por azar o por designios
del destino, en 1976 tuvieron lugar importantes acontecimientos.
Uno de ellos, que conmovió a China y al mundo entero, se produjo
en julio, cuando un fortísimo terremoto destruyó Tangshan segando
la vida de 240.000 pesonas. Sin embargo, a pesar de la gravedad
de la catástrofe, el pueblo chino, lejos de amilanarse, se enfrentó
a ese desastre natural con su proverbial tenacidad. Pocos días
después de producirse el terremoto, nuestra revista mandó reporteros
a Tangshan para informar sobre la reconstrucción de miles y
miles de hogares.
El terremoto del 28 de julio de 1976 destruyó en 23 segundos todo lo que se
había construido a lo largo de un siglo. El espeluznante sismo
arrasó las instalaciones de las minas de carbón, los puertos,
las fábricas y los edificios, así como hospitales, escuelas
y viviendas.
Las tareas
de rescate destacaron por su rapidez y eficacia. No bien se
tuvo noticia del sismo, el presidente Mao Zedong envió de inmediato
una delegación de inspección encabezada por el primer ministro
Hua Guofeng (luego presidente del Comité Central del Partido
Comunista de China); al mismo tiempo, se movilizó al ejército
para el aprovisionamiento aéreo de comestibles y ropa, el transporte
de heridos y huérfanos a lugares seguros, la remoción de escombros
y la construcción de viviendas de emergencia destinadas a los
habitantes de las zonas damnifícadas. Más de 40.000 soldados
y médicos locales tomaron parte en las tareas de auxilio. Gracias
a su intervención, se pudieron evitar las epidemias, secuela
harto común en catástrofes de tal magnitud. Hubo quienes consideraron
este hecho un milagro.
Primer
amor
En 1978 China comenzó a aplicar
la política de reforma y apertura. Ello supuso para nuestro
país no sólo el inicio de una nueva época de desarrollo, sino
la reanudación de las relaciones normales con el resto de la
comunidad internacional. En tal coyuntura, nuestra revista juzgó
oportunó informar sobre la situación del matrimonio en China.
El 26 de julio de 1978, el Diario de Beijing publicó un reportaje titulado
“Aspiraciones y sentimientos comunes”, que relata las peripecias
que debieron vivir Zhang Lihan y Wang Zhengguang, jóvenes obreros
de la Fábrica de Piezas Estandarizadas No. 1 de Beijing, cuando
el amor surgió entre los dos. Este artículo tuvo amplia repercusión
no sólo entre los lectores capitalinos sino entre los lectores
de todos los confines del país.
A petición
de sus bases, el comité de la Liga de la Juventud Comunista
de la Fábrica de Instrumentos Eléctricos del Barrio de Chungwen
de Beijing invitó a Zhang Lihan a exponer a los jóvenes de la
fábrica la experiencia vivida.
En octubre de 1978, “Octubre”,
revista de arte y literatura, insertó la novela de Liu Xinwu
“La importancia del amor”, que obtuvo una resonancia aún mayor.
Decenas
y decenas de jóvenes de diversos lugares del país escribieron
al Diario de Beijing, a Zhang Lihan y Wang Zhengguang, así como
al autor de la novela, para expresar sus sentimientos e íntimas
impresiones. He aguí algunos extractos:
Liu Shumin (empleado del
Buró de Telecomunicaciones de Beijing): “En cuanto al amor,
había leído sobre él en novelas cuando era pequeño. Aunque entonces
no lo comprendía, tenía la confusa sensación de que era un sentimiento
noble y feliz. Pero más tarde, consideré el amor como una cosa
vulgar, del cual era mejor alejarse para siempre. El artículo
“Aspiraciones y sentimientos comunes” me hizo ver el verdadero
sentido y dimensión del amor”.
Chen Jiefang
(del destacamento de instrucción de la Subzona Militar del Sur
de la Provincia de Gansú): “El enamoramiento de Zhang Lihan
y Wang Zhengguang demuestra que el verdadero amor no puede afectar
en nada al trabajo de los jóvenes, sino que beneficia su sano
crecimiento. Gorki, el gran escritor ruso, dijo: ´Sin el amor
no habrá felicidad. El sincero amor hace cobrar ánimos a uno
y le estimula a trabajar y a vivir mejor”.
Recientemente,
en la prensa, las revistas, la radio y la televisión chinas
han aparecido sucesivamente reportajes, artículos especiales,
novelas y obras dramáticas elogiados por los jóvenes. Éstos
solicitan fervorosamente que siga desarrollándose esta iniciativa
para que del amor recupere la posición que merece en la vida
cotidiana. Tal reacción, como es debido, también tiene su impacto
en los organismos de la Liga de la Juventud Comunista.