EN estas fechas conmemoramos el cincuentenario
de China Hoy. No cabe duda de que si estuviera en China, Hussein, hasta
no hace mucho experto egipcio de la sección de árabe de nuestra
revista, estaría encantado de compartir con nosotros el pastel
de cumpleaños. Aunque ya ha regresado a su patria bañada por
el Nilo, nos quedan sus palabras rebosantes de amistad y fidelidad
a China.
|
Hussein
junto con sus familiares y compañeros en la redacción de
China hoy |
Cuando en 1999 recibió el Premio a la Amistad,
máxima distinción concedida por el Gobierno chino a los extranjeros
que trabajan en nuestro país, Hussein expresó su amor a China
en los siguientes términos: “El nacimiento de la República Popular
China ha sido uno de los acontecimientos más importantes del
siglo XX. La nueva China ha traído la gracia a todo el mundo,
por lo que debería ser premiada con ´la gran orden de los derechos
humanos’. ¿Acaso hay mayor mérito que el haber librado de la
muerte y la miseria a la quinta parte de la Humanidad y el haberle
proporcionado unas condiciones de vida aceptables? Las Pirámides
y la Gran Muralla están muy alejadas, pero mientras he vivido
en China jamás me he sentido como un extraño. Siempre que he
permanecido lejos de Beijing durante cierto tiempo, me ha invadido
la nostalgia y he deseado volver cuanto antes a la acogedora
capital. Mis amigos suelen decirme medio en broma medio en serio:
´Cuando usted habla de China, es más que los chinos’”.
Al oír estas palabras, el mundialmente conocido
físico Li Zhengdao que estuvo en el acto aplausó primero y en
la sala reinaban aplausos prolongados. La gente se apiñó entorno
a Hussein y preguntaba a su imtérprete: “¿Si es perfecta su
traducción o el señor Huseein hablaba perfectamente?”
Durante sus nueve años de estancia en Beijing,
Hussein recorrió en su vieja bicicleta casi todas las calles
y callejones de esta metrópoli. Asimismo, visitó con gran estusiasmo
la mayoría de las provincias chinas. La China de la apertura
se convirtió en su segunda patria. Cuando en 1997 Hong Kong
fue devuelta a la patria, Hussein viajó por su propia cuenta
a la todavía colonia inglesa para poder ser testigo de tan gran
acontecimiento. En la calle se encontró con una manifestación
antichina integrada por extranjeros y preguntó a uno de ellos:
“¿Por qué se opone al retorno de Hong Kong?”;
“Me opongo a que Hong Kong
vuelva a China porque en este país no se respetan los
derechos humanos”, respondió el extranjero; “¿Cómo lo sabe usted?”,
le preguntó Hussein; “He oído hablar al respecto”, replicó el
manifestante; “Lo que ha oído es erróneo”, afirmó Hussein, quien
añadió: “Llevo años viviendo en Beijing y sé cuál es la situación.
Quisiera preguntarle lo siguiente: ¿Se respetan los derechos
humanos en su país? Su gobierno apoya a Israel, país que ha
asesinado a innumerables palestinos, ¿cómo puede usted hablar
del respeto a los derechos humanos? Si quiere saber cuál es
la verdadera situación de los derechos humanos en China, debería
visitar este país”, terminó aconsejándole Hussein. Sus enérgicas
palabras enmudecieron al manifestante
Hussein es así: un egipcio más chino que los
chinos.
|
Hussein
en un mercado de Hongqiao |
Cuando visitó Guizhou, la provincia más pobre
de China, no quiso ocultar a los lectores la miseria que allí
vio y al mismo tiempo elogió la audacia de los guizhouneses
en su lucha contra las condiciones naturales tan adversas en
las que les ha tocado vivir. En un artículo sobre dicha provincia
escribió: “China no es un cielo ni un infierno. Para conocer
la sociedad china hay que introducirse en ella; es necesario
ver por uno mismo lo que está sucediendo en este país; es imprescindible
conocer su trascendental y singular política de reforma y apertura,
política de suma importancia para todo el mundo en general y
para nosotros, los árabes, en particular”.
Su sentido de la justicia le ha dado el valor
necesario para decir la verdad. Cuando la Agencia de Noticias
Medio Oriente envió su primer periodista a China, Hussein se
mostró muy contento y expresó sus expectativas a diversos medios
de comunicaciones árabes diciendo: “Hace poco la BBC habló de
la ‘Habitación de muerte’. El vocero del Ministerio Chino de
Relaciones Exteriores se pronunció sobre este asunto y sus declaraciones
fueron publicadas por algunos medios de comunicación orientales.
Pero, ¿qué hicieron algunos medios de comunicación árabes?:
seguir publicando las calumnias lanzadas por los occidentales”.
En su reportaje sobre el Tíbet, Hussein escribió:
“Algunos medios de comunicación árabes reprochan la actitud
de China con respecto al Tíbet; sin embargo, dichos medios no
saben nada acerca de los Lamas Bainqen y Dalai, e incluso ignoran
la fecha de la liberación pacífica del Tíbet y
la situación actual de esta región”.
Así es Hussein: una persona que se enfurece
ante las calumnias de los medios de comuniación occidentales
y que desea que su patria conozca la verdadera China.
Hussein fue un reportero prolífico. En sus
decenas de artículos sobre China describió la apertura y la
reforma, la realidad y los sueños, la riqueza y la pobreza,
la cultura y la tradición.
Sus muchos amigos chinos, hombres y mujeres,
jóvenes y anciano, sabían que en la revista China
Hoy trabajaba un experto egipcio: Hussein. Los musulmanes
chinos le apreciaban más aun si cabe. Su silueta destacaba en
el equipo de fútbol de nuestra revista. Durante el camponato
de fútbol organizado en el año 2000 por los departamentos de
propaganda exterior de Beijing, Hussein tuvo una actuación destacada
y se convirtió en toda una estrella. Tres días antes de un partido
se torció una pierna y tanto a sus compañeros de equipo como
a los aficionados les preocupaba su posible baja. Sin embargo,
el día del partido, el publicó comprobó con asombro que Hussein
figuraba en la alineación. Cuando sonó el silbato de inicio,
Hussein, olvidándose del dolor, comenzó a correr rápidamente
de aquí para allá el campo. El público, conmovido, prorrumpió
en gritos de aliento: “Hussein, Hussein”.
El equipo de China
hoy ganó, pero Hussein terminó retorciéndose de dolor. Cuando
la gente se le acercó, Hussein gritó en chino: “¡Hemos ganado,
Hemos ganado!”.
Así era Hussein, un hombre que trabajó incansablemente
para la revista China
hoy.