JANVIER 2002

 

 

 

 

 

 

 

 


 

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Israel Epstein: Un ciudadano chino especial

en nuestra revista

Por LIU QING

EN el verano de 1951, Chen Hansheng, subdirector del comité editorial de la revista mensual China Reconstruye (actualmente China hoy), y el señor Zhang Yan, fueron a la estación ferrovaria de Qianmen (Beijing), para recibir a Israel Epstein y a su esposa. La pareja, invitada por Soong Ching Ling (1893-1981, esposa del doctor Sun Yat-Sen), venía de los Estados Unidos para colaborar en la edición de dicha revista.

En aquel entonces, las relaciones sino-estadounidenses eran tensas. Sorteando numerosas dificultades y dando un rodeo por Polonia y otros países, Israel Epstein y su señora llegaron finalmente a China. Desde entonces, Israel Epstein no ha abandonado su amada China y se ha convertido en un ciudadano chino que da a conocer nuestro país al resto del mundo.

Consagración a la revista

Israel Epstein concentrado en su trabajo

Al llegar a Beijing, el matrimonio estadounidense empezó en seguida a preparar la publicación del primer número de China Reconstruye. Las condiciones eran muy duras: los cuatro redactores y editores que integraban la plantilla no tenían un despacho digno, por lo que tuvieron que discutir y editar los artículos del primer número en un parque. Israel Epstein y su esposa trabajaban día y noche, y todos los meses debían desplazarse hasta Shanghai, ciudad en la que se imprimía la revista.

Posteriormente, Israel Epstein fue nombrado redactor jefe. A partir de entonces, consagró su vida a la consolidación de la personalidad de la revista y a la formación de redactores capaces de difundir la realidad china en el exterior.

Israel Epstein ha subrayado una y otra vez la necesidad de tener en cuenta a los lectores: “Nuestros lectores son extranjeros: su sociedad, su historia, sus costumbres y sus experiencias son diferentes de las nuestras. Debemos considerar todas las cosas desde el ángulo de los lectores y satisfacer sus necesidades; hemos de lograr que los lectores comprendan la información que les transmitimos; los redactores y los reporteros deben tener en cuenta en todo momento lo que quieren los lectores. Los artículos no deben redactarse pensando en congraciarse con el redactor jefe”.

A lo largo de décadas de trabajo, Israel Epstein controló serenamente la orientación de la revista, basada en una actitud realista, la publicación de información veraz, la evitación de la escora tanto a la derecha como a la izquierda y la aceptación simultánea de los éxitos y los fracasos experimentados por China. Todo ello era el fruto de su formación teórica, de sus ricos conocimientos históricos sobre China y el resto del mundo, y de su observación y análisis de los problemas de nuestro país.

Israel Epstein y su esposa llegaron a China en 1951 procedentes de los EE.UU. para colaborar en la publicación de China Reconstruye

Israel Epstein tiene un elevado sentido de la responsabilidad: rectifica todos los errores y afronta todos los problemas. No dejó de corregir ninguno de los artículos que pasaron por sus manos. A los correctores de las galeradas de la edición inglesa les preocupaba mucho la última revisión de Israel Epstein, ya que las rectificaciones de última hora suelen ser muy molestas para los trabajadores de la imprenta. Sin embargo, todos admiraban lo razonable de  sus correcciones.

Israel Epstein, todo un maestro en la tarea de dar a conocer China en el exterior, ha prestado siempre suma atención a la formación de redactores dedicados a la divulgación de China en el resto del mundo y ha hecho partícipes de sus valiosas experiencias a sus jóvenes colegas. A los periodistas jóvenes suele decirles: “En su trabajo deben usar los ojos, los oídos y el cerebro. Luego, tienen que combinar lo asimilado tanto con sus conocimientos históricos como con su comprensión de las necesidades de los lectores. Los artículos escritos de esta manera serán atractivos y valiosos”.

Divulgando una China real y confiada

Israel Epstein, que en 1957 obuvo la nacionalidad china y sigue viviendo en Beijing, ha dicho con profundo sentimiento: “Amo a China y a su pueblo. China es mi hogar. Este amor ha unido mi trabajo y mi vida con el destino de China”.

Tras décadas de estancia en nuestro país, los horizontes de Israel Epstein han rebasado el marco de la revista. Su interés se centra ahora en divulgar por el mundo la imagen real de una China que confia en el exterior. Sin dejar de perfeccionar su trabajo de divulgación, ha desempeñado el papel de asesor de alto rango. Por otra parte, participó en la edición de la versión inglesa de las Obras escogidas de Mao Zedong, las Obras escogidas de Deng Xiaioping y otras importantes obras, convirtiéndose en un respetado especialista y en una autoridad en la materia. Asimismo, ha hecho excelentes aportaciones a la divulgación de China en el exterior.

Israel Epstein ha escrito además numerosos trabajos sobre nuestro país, todos ellos impregnados de su cordial amor a China y caracterizados por su idiosincrásico punto de vista. 

En abril de 1938 Israel Epstein (izquierda) se trasladó al frente de la guerra contra Japón para hacer reportajes. En esta foto aparece junto con un director de cine holandés (derecha) sobre un tanque destruido del ejército japonés

Su primer trabajo fue un folleto titulado De la guerra del opio a la liberación. En él, adoptando un punto de vista histórico y situando a China en el contexto mundial, observa y analiza nuestro país, y lleva a cabo una investigación de alto nivel sobre su pasado y su presente. En cierto pasaje escribe: “Todos los seres humanos están haciendo historia en su propio país. Sin embargo, desde una perspectiva mundial, todos los seres humanos, inseparablemente unidos, están forjando la historia común”.

Cambios del Tíbet, su segundo trabajo, es una obra maestra que combina el estudio de la historia de China y la observación de su actualidad. Para poder escribir este libro,  entre la década de los 50 y la de los 80 del siglo XX viajó cuatro veces por el Tíbet, donde se entrevistó con más de 700 personas. Sus notas llegaron cerca del millón de caracteres y leyó docenas de libros sobre el Tíbet, estudiando con especial atención aquéllos que defienden la secesión de esta región. Tras su publicación, esta obra tuvo un gran impacto en los lectores extranjeros y actualmente es considerada una obra de referencia indispensable en la investigación de la problemática tibetana.

En el centenario del nacimiento de Soong Ching Ling, Israel Epstein publicó Soong Ching Ling, la gran mujer del siglo XX, obra de 500.000 caracteres en la que trabajó durante diez años y que obtuvo el Premio Nacional del Libro, lo que da una idea de sus méritos.

La corrección y la comprobación de los materiales, así como la visita de personas que tenían información sobre Soong, obligaron a Israel Epstein a hacer innumerables viajes al extranjero. El autor dijo: “Todas las citas de Soong son palabras que ella misma dijo o escribió; ninguna es inventada”. Así, la falta de datos fiables explica, por ejemplo, que en el libro no se diga nada sobre el segundo exilio de Soong en Alemania ni sobre el papel que desempeñó en el Incidente de Xi´an. Israel Epstein justificó estas y otras lagunas aduciendo que prefería omitir tales episodios antes que imaginar o inventar la historia. En una biografía, estas soluciones de continuidad son de lamentar; pero, por otra parte, le confieren mayor fidelidad histórica.

Para describir la hermosura, la elegancia y la personalidad de Soong, Israel Epstein relata la siguiente anécdota. En cierta ocasión en que el doctor Ma Haide fue a visitarla, Song, percatándose de que la corbata de su viejo amigo estaba ya bastante raída, le dijo: “Me parece que tendré que regalarle una corbata”; el doctor le contestó: “Me he puesto ésta porque es la que usted me regaló hace años”; y Soong le respondió sonriendo: “Pues tendré que comprarle una nueva”.

En el prólogo, Israel Epstein escribe: “Me he esforzado al máximo para ofrecer a los lectores una Soong Ching Ling vívida y real”.

Esta biografía de Soong puede considerarse con toda justicia un dechado de la divulgación de China en el exterior.                            

 

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