Viaje diplomático a los ancestros

Por ZENG PING y AN XINZHU

.Inolvidable ceremonia del 60 cumpleaños de Luis V. Chang en Zhongshan, Guangdong.

EN Perú un 10% de la población es descendiente de chinos y con su carácter trabajador e inteligente forma una parte importante de la sociedad y sobresalen especialmente en los campos educativo, científico, cultural e incluso político. Alrededor de una décima parte de ellos o sus antepasados procede de la misma zona de China, la ciudad de Zhongshan, en la provincia de Guangdong. Uno de los integrantes de ese grupo poblacional es el ex embajador peruano en China, Luis V. Chang. Y por casualidad, otro diplomático, el también ex embajador, en este caso de China en Perú, Mai Guoyan, es natural del la misma localidad. El 24 de agosto de 2003, cuando ambos llevaron a cabo un encuentro agradable en el pueblo de sus orígenes, compusieron una historia de significado especial sobre el viaje en busca de sus raíces.

Diplomáticos de la misma cuna

En 1925, cuando Chen Hongcheng abandonó su natal Zhongshan, en la provincia de Guangdong, y se marchó hacia el remoto Perú, no imaginó nunca que décadas después un descendiente suyo iba a regresar a su patria en calidad de diplomático de la nación andina que lo acogía. En julio de 2002, Luis V. Chang, hijo de Chen, llegó a Beijing en calidad de embajador de su país en China, luego de trabajar como viceministro de Energéticos y ministro de Transporte y Telecomunicaciones.

Nacido en 1937, en Lima, Luis V. Chang, cuyo nombre en chino es Chen Lu, creció en Perú pero guarda siempre un profundo sentimiento y pasión por su pueblo chino. En 2001 envió una carta a la Administración de Asuntos de los Chinos en el Exterior de la Ciudad de Zhongshan, para pedir ayuda en la búsqueda de sus antepasados en la localidad. Cuatro meses después de asumir el cargo de embajador en China, regresó al pueblo natal de su padre, en el distrito de Shiqi, y localizó el sitio del viejo hogar de la familia paterna.

Una sorpresa grata que tuvo aquel año fue que el entonces embajador chino en Perú, Mai Guoyan, también estaba en su pueblo natal, nada más y nada menos que el propio Zhongshan, exactamente en la aldea de Maowan, del poblado de Sanxiang. Desde el año 2000, Mai empezó a desempeñar el cargo de embajador de China en Perú. En 2001 conoció a Luis V. Chang, entonces ministro de Transporte y Telecomunicaciones, y el sentimiento similar por sus raíces los acercó inmediatamente. La amistad aumentó cuando ambos ejercieron como diplomáticos.

Al enterarse de que la fecha de nacimiento de Chang es el 25 de agosto, Mai Guoyan fijó una cita con él para el 24 de agosto. Ese día ambos regresarían juntos a Zhongshan, para festejar el cumpleaños del peruano. Muy conmovido por la idea, el homenajeado viajó al año siguiente con su esposa y dos hijos al sitio donde había nacido su padre, pese a su cargada agenda de trabajo, y allí se encontró con su homólogo chino, que estaba acompañado por la pareja de su hermano.

Cumpleaños inolvidable

El 25 de agosto de 2003 parecía un día normal, pero estaba por ocurrir un hecho especial para la amistad entre China y Perú. Después de pasar por un banco de piedra antiguo y un viejo y estrecho callejón, Luis V. Chang, o Chen Lu, y sus familiares llegaron ante una precaria construcción, que no era otra que la residencia tradicional de la familia paterna, de la cual permanecen en pie sólo varios tramos de muro cubiertos de musgos, el banco de piedra y media casa de típico estilo chino. Este rincón lejano y varios muebles viejos constituyen la única herencia capaz de narrar la vida que ha pasado allí el clan Chang y resultan super valiosos para la familia del diplomático peruano.

“Me dijeron que este es el lugar donde vivió mi abuelo y su enorme clan”, comentó Cristian Chang, de 33 años, hijo mayor de Luis V. Chang, y agregó, “Chen Yuehu, primo de mi padre, me contó que, en el verano, cuando era un niño pequeño, le gustaba tomar el fresco tendido sobre este banco de piedra”.

Sentado en ese mismo lugar estaba ahora un Luis V. Chang, ya blanco en canas. “Dos motivos me llevaron a desempeñar el cargo de embajador en China. En primer lugar, en mi visita a este país, en 1995, me asombró el avance de la economía y el creciente nivel de vida del pueblo. La experiencia de este progreso resulta muy valiosa para un país como Perú, en desarrollo y no muy rico. En segundo lugar, mi origen paterno, que me hace sentir la obligación de dedicar mi mayor esfuerzo a estrechar la relación entre China y Perú, mis dos patrias”, confesó.

“Tardé 60 años en regresar a mi pueblo natal y no iba a permitir que esta desgracia pasara con mis hijos”. Traer a sus dos descendientes al pueblo natal de su padre era un deseo que el diplomático abrigaba desde hacía tiempo y quizás su influencia sea lo que haya motivado a Cristian y Daniel Chang a mostrar un fuerte interés por China.

Luis V. Chang, junto con sus familiares, sentado en el mismo banco de la casa de su padre

Esta era la tercera vez que el embajador Mai regresaba a su pueblo natal. Acompañado por la pareja del hermano, visitó a su viejo tío, hermano de la madre de Mai, se tomó fotos delante de la casa tradicional con varias generaciones de los suyos y saboreó los postres de arroz que le prepararon. “Por mi trabajo en el exterior frecuentemente tengo contactos con chinos originarios de la provincia de Guangdong o incluso de la ciudad de Zhongshan, quienes generalmente conservan las tradiciones de su cultura y, gracias a ello, en sus casas pude comer en muchas ocasiones postres típicos de nuestra región de origen. Sin embargo, hoy probé el auténtico postre de Zhong-shan y me parece especialmente delicioso y familiar”, relató emocionado el veterano embajador chino.

Por la noche del 25 de agosto, el gobierno municipal de Zhongshan, siguiendo la tradición china, organizó el banquete de cumpleaños en honor a Luis V. Chang, a quien obsequió dos piezas típicas, una pintura tradicional y un bastón longevo. “Nuestra familia no se había reunido en casi dos años. Hoy en día no sólo nos reunimos, sino que celebramos también mi cumpleaños en el pueblo natal de mi padre, algo que nunca olvidaré en mi vida”, dijo el político peruano ante los asistentes a su homenaje.

Todo por la amistad

Por motivos laborales, ambos diplomáticos se encuentran con frecuencia y cada uno coincide en su admiración hacia el otro.

Mai Guoyan (centro) en la inauguración de la Exposición de Atuendos de Etnias Chinas, en 2004.

“Muy activo”, así define Luis V. Chang a su viejo amigo y paisano, quien responde calificándolo de muy serio en el trabajo e influyente entre los peruanos de origen chino, y agrega que es muy capaz en la promoción de la cooperación y las relaciones de amistad entre los dos países, aspectos a favor de los cuales ha hecho mucho.

Según Mai, en 2002, después de presentar en una mañana de diciembre ante las autoridades de Perú la carta que lo acreditaba como embajador en ese país, en la tarde, firmó con el Ministerio de Agricultura de China un acuerdo sobre la cuarentena en la exportación e importación de las plantas de las dos naciones. Se empeñó en organizar la visita mutua de los empresarios peruanos y chinos y, gracias a su esfuerzo, a finales del septiembre de 2003, se llevó a cabo la visita a territorio peruano de 50 empresarios chinos de Shandong, Hunan, Shanghai, etc. Conforme a los dos ex embajadores, aunque cada uno representa a su propio país, se esfuerzan por la meta común de impulsar el conocimiento y amistad de ambos lados, así como la cooperación e intercambio en materia económica, cultural y educativa, por citar solo algunas.

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