Menos plástico, mejor medio ambiente
Por ZHAO YAYUAN
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Cada día son más
los que utilizan las bolsas de tela. |
A partir del primero de junio de 2008, China empezó a
prohibir a nivel nacional la producción, venta y utilización
de las bolsas de plástico de espesor menor a los 0,025
mm y el ofrecimiento gratis de bolsas de plástico en los
supermercados, mercados al menudeo, centros comerciales y otros
lugares.
En los últimos 12 meses, Jiang Nan, ama de casa de Beijing,
se acostumbró a usar las bolsas de tela, a las que los
ciudadanos de la capital suelen llamar bolsas de protección
ambiental. La señora dispone de más de 10 de estas
en casa, ninguna de las cuales fue comprada. La mayor parte
me las obsequiaron cuando hicieron algunas promociones, el resto
me las regalaron en la calle algunas organizaciones de protección
ambiental.
Cuando ella acude a hacer compras una vez cada dos días
al supermercado o al mercado más cercano, carga siempre
los productos en una o dos bolsas de tela y casi no usa bolsas
de plástico, excepto para las carnes crudas o alimentos
cocidos que necesitan ser envueltos. Comprar bolsas de plástico
no me parece económico ni bueno para el medio ambiente.
Sólo cuando cargo demasiadas cosas u olvido llevar la bolsa
de protección ambiental, compro una bolsa grande, que después
de regresar a casa vuelvo a usar como bolsa de basura.
Antes Jiang Nan solía utilizar las bolsas gratis que conseguía
en los mercados para echar la basura, pero ahora adquiere paquetes
a precio de 2 yuanes por 50 unidades (equivalente a unos 0,3 dólares
de EE.UU.). Sinceramente, confesó, no había tenido
plena conciencia por la protección ambiental y no empecé
a utilizar las bolsas de tela hasta la promulgación de
la disposición de limitar el consumo de las bolsas de plástico.
El 2 de junio pasado, en una rueda de prensa, se publicaron las
cifras de la Asociación China de Franquicias y Cadenas
de Tiendas correspondientes al primer año de aplicación
de la orden de limitación del consumo de bolsas de plástico,
según las cuales, la utilización de este producto
se redujo en 40.000 millones de bolsas, lo que representó
un ahorro de más de 1,2 millones de toneladas de petróleo.
Este éxito se obtuvo gracias al esfuerzo conjunto de muchos
factores de la sociedad. Los clientes del mercado que frecuentaba
Jiang Nan, en su mayor parte, viven en los alrededores de ese
centro comercial y casi todos se acostumbraron a llevar su propia
bolsa de tela para hacer las compras. Los vendedores de verduras
tampoco les proporcionan bolsas gratis. Los dueños
de los puestos nos preparan generalmente una jofaina de plástico
para pesar las mercancías. Si los clientes queremos una
bolsa de plástico, tenemos que comprarla, explicó
Jiang.
Según el gerente de administración del mercado,
a partir del junio del año pasado, esa instalación
empezó a prohibir la entrega de bolsas gratis y ofrecer
a los dueños de los puestos las bolsas que corresponden
a las exigencias de la disposición estatal. Las bolsas
que actualmente usamos valen más caras que las de espesor
delgado que antes entregábamos sin cobrar. Aun así,
sólo las proporcionamos cuando los clientes las piden y
cobramos según el precio al que nos las venden. Cuando
detectamos que los vendedores dan a los clientes bolsas que no
tienen la calidad requerida o sin cobrar, son advertidos o castigados
con una multa. Al comenzar a aplicar esta disposición,
los comerciantes y los clientes no se adaptaban al cambio, pero
ahora las bolsas de protección ambiental se han hecho muy
populares.
Sin embargo, no todo el mundo es partidario de esta política
verde, especialmente los jóvenes, que parecen algo atareados
para llevar siempre consigo una bolsa de tela. Tengo una
bolsa de protección ambiental en casa, pero nunca recuerdo
llevarla conmigo. Usar bolsas de plástico es muy práctico
y limpio, por eso no me importa gastar decenas de centavos para
comprarlas, opinó un joven consumidor.
Otra chica, Huang Jing, aunque lleva siempre una bolsa de tela,
la usa sólo de vez en cuando. Al comprar verduras frescas
o helados, prefiere llevarlos en una bolsa de plástico,
para no ensuciar la de tela. Además, considera que algunas
bolsas de protección ambiental son confeccionadas con un
material duro y resultan difíciles de plegar, mientras
otras son de baja calidad o no están bien diseñadas.
Me apena lucir una de esas en la calle.
Persisten también los vendedores que continúan
proporcionando secretamente bolsas gratis a los clientes, en contra
de la orden estatal. La señora que me vendió
las verduras en el mercado me dio la bolsa sin cobrar y luego
guardó mis productos en la bolsa de protección ambiental
que yo siempre cargo, dijo Huang Jing.
Por lo general, en Beijing y otras grandes ciudades la restricción
del consumo de bolsas de plástico logró un efecto
satisfactorio, reconocido por la prensa y el público, pero
en algunas localidades pequeñas y cantones, la popularización
de la medida encontró barreras. Desde mayo del año
pasado, escuché que el Estado prohibiría el uso
de las bolsas de plástico y pronto estas bolsas fueron
muy acogidas. Temía también que se me agotaran y
fui a comprar 100 paquetes de una vez (cada paquete tiene 100
bolsas) con 300 yuanes (alrededor de 44 dólares estadounidenses),
recordó la señora Yu, vendedora de verduras en un
mercado del distrito de Lichuan, provincia de Jiangxi.
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La facilidad, bella apariencia
y buena calidad hacen que la gente acepte las bolsas de protección
ambiental. |
Ciertamente, en el primer mes posterior a la publicación
de la medida desaparecieron las bolsas de espesor muy delgado
que solíamos dar a los compradores, pero poco a poco han
vuelto a aparecer, a un precio 50 centavos más caro que
antes por cada paquete. Las grandes fábricas, estimó
la comerciante, dejaron de producir estas bolsas por la prohibición
estatal, pero algunos talleres pequeños siguen elaborándolas
a escondidas y elevaron la tarifa ante esta oportunidad. Conforme
a la señora, en los distritos de las provincias, la gente
carece de la atención dada a la protección ambiental
y no conoce bien tampoco las políticas estatales. Los vendedores
pequeños no quieren cobrar a los clientes el precio de
las bolsas y no reciben castigos ni control por la utilización
de este producto de plástico. Años atrás
las personas llevaban una canasta para comprar las verduras, pero
desde principios de los 90 estos medios fueron sustituidos por
las bolsas gratuitas. De todos modos, las bolsas de plástico
salen mucho más prácticas, apuntó la
vendedora, que confesó consumir diariamente un paquete
de bolsas en su puesto de ventas.
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