Fuerte apuesta por la energía verde
China dedicará esfuerzos a desarrollar la energía
renovable y la nuclear e intenta que en el año 2020 la
energía no fósil represente alrededor de un 15 por
ciento del consumo de la energía primaria del país,
meta que propuso el presidente chino, Hu Jintao, en la inauguración
de la Cumbre sobre el Cambio Climático de la ONU, efectuada
en Nueva York, en septiembre de este año.
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Aires de cambio:
a finales de 2008, China había construido 239 campos
de energía eólica con una capacidad total instalada
de 12,17 millones de kw. |
Desde la entrada en vigor de la Ley de Energía Renovable,
en 2006, el sector chino de las nuevas energías ha experimentado
un rápido desarrollo. En los últimos años,
las inversiones gubernamentales en el sector aumentaron más
de un 20 por ciento como promedio anual y en 2008 se destinaron
3.800 millones de yuanes a las empresas dedicadas a las nuevas
energías. Pero este es apenas el comienzo.
En 2009 China elaboró varios planes sobre el desarrollo
de las nuevas energías e inició algunas obras de
gran envergadura, como el proyecto para la generación de
electricidad a partir de la energía eólica y mareomotriz,
denominado Tres Gargantas Marítimas, de una
capacidad instalada de 100 millones de kw, en la provincia de
Jiangsu, en el oriente del país. El mismo nombre, pero
en tierra, recibe el parque eólico de 12,71 millones de
kw que comenzó a ejecutarse en la provincia de Gansu, en
el occidente, región en la que ya se inauguró el
primer proyecto de energía fotovoltaica planificado por
especialistas chinos, con una capacidad de 10.000 kw. Mientras
tanto, la obra hidráulica de las Tres Gargantas del Río
Yangtsé, el grupo de turbogeneradores más grande
del mundo, con una capacidad instalada de 18,2 millones de kw,
superó ya con éxito la fase de pruebas.
Según Wang Jun, director del Departamento de Nuevas Energías
y Energía Renovable de la Administración Estatal
de Energía, China procura elevar el porcentaje de las energías
renovables del 9 por ciento actual al 40 por ciento en 2050, decisión
que obedece no sólo a lo imposible que resulta prever los
precios que tendrá el petróleo en el mercado internacional,
sino también a que con el empleo de la energía verde,
se puede reducir la emisión de gases de invernadero, un
beneficio inestimable para enfrentar el cambio climático.
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