“El calor primaveral es más reconfortante tras el frío invernal”

Por XU YING y ZHANG HUA

-entrevista a Qiangba Puncog, presidente de la región autónoma del Tíbet

Qiangba Puncog hojeando la edición en chino de China hoy.

El 28 de marzo de 1959 comenzó en el Tíbet la reforma democrática que puso fin a la oscuridad del tenebroso sistema de servidumbre y llevó la luz de la libertad y la democracia a la meseta nevada.

Con el paso de medio siglo, esa región autónoma, levantándose de las ruinas del más rancio feudalismo y respaldada por el resto del país, logró desplegar una gran fuerza propulsora de desarrollo y estableció gradualmente un moderno sistema industrial con características propias para la construcción de una economía completa.

En el 60 aniversario de la fundación de la República Popular China y el 50 aniversario de la reforma democrática del Tíbet, Qiangba Puncog, presidente del gobierno de la región autónoma, concedió una entrevista a China hoy, en la que se refirió, entre otros temas, a los cambios ocurridos en el altiplano.

Palacio de Potala.

“Cincuenta años son simplemente una gota de agua en el mar de la historia de la humanidad. Pero para el Tíbet y sus habitantes, esta etapa ha significado un gran impulso histórico, con el que se ha transformado la sociedad de señores y siervos en un avanzado sistema socialista”, comentó el funcionario, que como nativo de la meseta ha sido testigo directo del tránsito del régimen de tiranía, pobreza y aislamiento hacia la democracia, la riqueza y la apertura.

Qiangba Puncog nació en mayo de 1947, en una familia aldeana pobre del poblado de Qamdo. “La vida era muy dura. Según los ancianos, los siervos y los esclavos no tenían nada más que el sol, la luna y el aire. Después de la batalla de Qamdo, librada en 1950, fue establecido el régimen popular, marcando un momento crucial para la historia de la localidad y el Tíbet en general”.

Después del comienzo de la reforma democrática de Tíbet, Qiangba empezó a ir a la escuela. “Esto habría sido imposible bajo la servidumbre feudal”. La educación cambió su vida y también la de muchos tibetanos. Al terminar sus estudios, en 1970, consiguió un trabajo como técnico en una fábrica y gradualmente fue promovido a cargos de mayor importancia, como el de director del taller, director de la fábrica, subdirector del distrito, encargado de la prefectura, teniente alcalde de la ciudad y presidente de la región autónoma del Tíbet. Su experiencia es un testimonio vivo del desarrollo del Tíbet.

Campo de cebada.

Antes de la reforma democrática de la meseta, el atrasado sistema feudal frenaba el desarrollo socioeconómico. Pero con el establecimiento de una nueva sociedad caracterizada por la igualdad, la solidaridad y la prosperidad común, gente de todos los grupos étnicos fue movilizada e incorporada a la construcción de un proyecto completamente diferente al que había imperado hasta entonces. Las estadísticas demuestran que el valor añadido industrial en el Tíbet creció más de 170 veces durante los últimos 50 años, y el valor de su producción global se incrementó 59 veces.

En 1950, el 90 por ciento de la población tibetana no tenía vivienda propia. Pero en la actualidad el área de ocupación per capita de los residentes locales llega a los 22,83 metros cuadrados, cifra que alcanza el nivel promedio del país.

Aquí no había carreteras. Sin embargo, a finales de 2008 casi todos los distritos estaban conectados por caminos asfaltados, cuya longitud total alcanza los 51.300 kilómetros. En torno a Lhasa se ha formado una red de transporte compuesta por carreteras, ferrocarriles y conexión aérea.

Antes de la liberación, los enfermos no tenían acceso a la atención médica y ahora cuentan con un sistema de seguro de salud que cubre todas las zonas rurales, mientras la expectativa de vida se ha elevado de los 35,5 años, en 1959, a los 67 años en el presente.

Tampoco había escuelas en el sentido moderno en el pasado y los niños que accedían a la enseñanza representaban menos del 2 por ciento de la población en edad escolar. Como consecuencia, la tasa de analfabetismo de los jóvenes y adultos era del 95 por ciento. En los últimos años se ha elevado constantemente el presupuesto de la educación y en la actualidad el 98,5 por ciento de los niños están incorporados a la enseñanza primaria y más del 95,6 por ciento de la gente ha tenido asegurada la educación obligatoria de nueve años.

Del Gobierno Central a los gobiernos locales de diversos niveles, se repite la declaración: “El desarrollo social es para el pueblo y se basa en el pueblo, y los logros del desarrollo los disfrutará el pueblo”. Es obvia la mejora de las condiciones de vida y trabajo en el Tíbet 50 años después de la reforma democrática, pero en comparación con las zonas costeras del este del país, sigue siendo la región menos desarrollada de China. La vida es todavía difícil para una parte de la población y existe aún cierta distancia para alcanzar el nivel de la sociedad armoniosa. “Siempre que pienso que la gestión del Gobierno puede tener un impacto directo en el desarrollo y la estabilidad del Tíbet y el bienestar de la gente, soy más cauteloso en mi trabajo. Tengo que hacer todo lo posible para rendir más”, dijo Qiangba.

Qianba Puncog visita frecuentemente a los pastores y campesinos.

En el Informe sobre la Labor del Gobierno, que entregó a la Asamblea Popular de la región en 2006, hizo tres promesas: para finales de 2010, más del 80 por ciento de los campesinos y pastores tibetanos tendrán viviendas seguras y cómodas; todas las aldeas administrativas dispondrán de infraestructuras, como servicio de agua potable, electricidad, caminos pavimentados, telecomunicaciones y radiodifusión; y todas las aldeas poseerán centros de recreación cultural.

Hasta el momento, agregó, 870.000 campesinos y pastores de 172.000 familias habitan ya casas seguras y cómodas, y casi todos los pastores, tradicionalmente nómadas, se han establecido en sitios fijos; en el 86 por ciento de las aldeas administrativas hay salas recreativas; los caminos pavimentados enlazan al 95,2 por ciento de los cantones y poblados y al 76,2 por ciento de las aldeas administrativas; los servicios de fibra óptica y correo están disponibles en el 67 y el 75,1 por ciento de los cantones y poblados, respectivamente; las líneas telefónicas han llegado al 77 por ciento de aldeas administrativas; y toda la ciudad de Lhasa tiene acceso a Internet. Además, el XI Plan Quinquenal (2006-2010) contempla para sus primeros tres años llevar el servicio de electricidad a 558.500 habitantes y el abasto de agua potable a 810.000 campesinos y pastores.

La construcción del ferrocarril Qinghai-Tíbet y del aeropuerto de Nyingchi impulsó en mayor medida el desarrollo social y económico del altiplano.

Desde que Qiangba Puncog asumió el cargo, en 2003, ha recorrido casi todo el territorio de la región autónoma, incluyendo el distrito de Metog, conocido como la “isla apartada de la meseta”. “Durante mi visita a Metog me convencí de que la solución del problema de la vivienda ha traído más estabilidad y prosperidad a las comunidades rurales”. En Lhunze, otra localidad alejada, lo impresionó mucho ver a una mujer del grupo étnico moinba mostrando orgullosa su nuevo hogar y hablando con su pariente a través del teléfono móvil.

“Tenemos que agradecer a las políticas preferenciales formuladas por el Gobierno Central para el Tíbet y las medidas que se adoptaron para nuestra región antes que para el resto del país. Por ejemplo, hace 25 años eliminamos el impuesto agrícola; en 1985 el Tíbet fue el primer lugar en establecer la educación obligatoria de nueve años en zonas urbanas y rurales y también en poner en marcha el servicio médico gratuito en el campo y el seguro médico en las ciudades; y hemos implementado un sistema de garantía de nivel mínimo de vida para los residentes rurales”. A juicio de Qiangba Puncog, las autoridades deben hacer todo lo posible para la estabilidad, desarrollo y bienestar del Tíbet.

El problema referente al ingreso y la mejora de las condiciones de vida y de producción de los campesinos y pastores ha sido siempre una de sus principales preocupaciones. Al asumir el cargo de presidente, ha llevado en todo momento en su corazón la misión para mejorar la vida de los aldeanos y aumentar sus ingresos. Las autoridades regionales adoptaron políticas preferenciales para la agricultura, reuniendo todos los recursos necesarios para incrementar las cosechas y la cría de animales. Se han hecho esfuerzos para desarrollar la agricultura autóctona y ampliar la exportación de servicios. Los ingresos de los campesinos y pastores han mantenido un crecimiento de dos dígitos durante seis años consecutivos.

Sólo en 2008, los subsidios gubernamentales para la agricultura alcanzaron los 395 millones de dólares estadounidenses, cifra que representó una subida del 28,6 por ciento en comparación con el año anterior; la producción de cereales llegó a las 950.000 toneladas; los servicios laborales que 700.000 tibetanos prestaron fuera de la región crearon beneficios por 161 millones de dólares; y en el área de la agricultura típica y la cría de ganado fueron puestos en marcha112 proyectos. Las estadísticas muestran que el ingreso anual per cápita de los campesinos y pastores alcanzó los 464 dólares, lo que representó un aumento del 13,7 por ciento sobre el año anterior.

En respuesta a la influencia dejada por los incidentes del 14 de marzo del pasado año en Lhasa y la crisis financiera global, el gobierno local del Tíbet ha elaborado nuevas medidas para restaurar la confianza del mercado, las cuales van desde la reducción de los impuestos hasta la regulación de los precios y los préstamos financieros. De esta manera, la economía tibetana ha mantenido su estabilidad.

“El calor primaveral es más reconfortante cuanto más se haya sentido el frío invernal. La gente de mi edad, que vivió los días oscuros del antiguo Tíbet, tiene una mejor comprensión de los cambios en la región. El desarrollo de medio siglo revela una verdad, que el Tíbet sólo puede sobrevivir, desarrollarse y prosperar bajo la dirección del Partido Comunista de China, el sistema socialista y la autonomía étnica regional”, sentenció.

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