Fructífero
septiembre para relaciones chino-cubanas
Por LEONARDO ANOCETO e ISIDRO ESTRADA
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El canciller cubano,
Bruno Rodríguez, se reunió el pasado 2 de septiembre
con su homólogo chino, Yang Jiechi, en la Residencia
para Huéspedes de Estado Diaoyutai, Beijing. |
De mutuo acuerdo, o quizás por pura coincidencia de las
agendas políticas respectivas, altos funcionarios de China
y Cuba se cruzaron en el aire el pasado mes de septiembre, según
volaban, en cada caso, en dirección a La Habana o Beijing,
para visitas en las que la buena voluntad y las razones de Estado
hicieron causa común.
A Cuba viajó Wu Bangguo, máximo legislador chino,
al frente de una delegación con amplios intereses en el
intercambio económico y comercial. Por la parte cubana,
el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, inició
el paso de varias personalidades del Gobierno cubano por Beijing
en días subsecuentes.
Como resultado de estos intercambios, se consolidaron aún
más los lazos diplomáticos entre ambos países,
vínculos que ya se aproximan a su medio siglo de existencia,
pues Cuba fue el primer país del hemisferio occidental
en reconocer a la nueva China, en consulta popular encabezada
por el entonces primer ministro Fidel Castro, ante un millón
de cubanos, en la Plaza de la Revolución de La Habana,
en septiembre de 1960.
En La Habana, el presidente del Comité Permanente de la
XI Asamblea Popular Nacional de China, Wu Bangguo, fue recibido
por el mandatario cubano, Raúl Castro, como preámbulo
a una cordial reunión, pocas horas después, con
el líder histórico de la Revolución cubana,
Fidel Castro, además de departir con su homólogo
antillano Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional
del Poder Popular. En la capital cubana, asimismo, Wu Bangguo
atestiguó la firma de importantes acuerdos comerciales
bilaterales. Los protocolos incluyeron créditos chinos
por unos 600 millones de dólares, para continuar el programa
de desarrollo de las info-comunicaciones en Cuba, como en el caso
de las producciones de equipos radiotelevisivos, al igual que
la adquisición de 10 buques de carga a granel y una línea
de crédito preferencial del Fondo China-Caribe y la modernización
de puertos cubanos.
En la ocasión se oficializó un donativo de 60 modernos
semáforos a la isla, y se incluyeron estudios de factibilidad
para cooperar en la construcción de un matadero de cerdos
y reses con refrigeración, así como una fábrica
de conserva de frutas y vegetales.
Entretanto, el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno
Rodríguez, se reunía en Beijing con el vicepresidente
chino Xi Jinping, el consejero de Estado Dai Bingguo, y el canciller
chino Yang Jiechi. Como resumen de sus pláticas, el canciller
cubano sostuvo que ambos Gobiernos comparten posiciones
comunes sobre los principales temas de la agenda internacional,
como la lucha contra la crisis financiera, y trasmitió
a las autoridades chinas datos realistas sobre Cuba
y la estrategia que seguirá el país en los próximos
años.
Minutos antes de tomar el vuelo que lo conduciría a Pyongyang,
el jefe de la diplomacia cubana ofreció una rueda de prensa
en la embajada de la isla en la capital china, en la que evaluó
como extraordinarias, fructíferas, sinceras, profundas
y de mucho valor, las reuniones que sostuvo durante esta visita
y corroboró el carácter estratégico que tiene
para Cuba la relación con China, una potencia mundial
y al mismo tiempo solidaria y respetuosa con el Tercer Mundo.
Los vínculos entre La Habana y Beijing, subrayó,
constituyen un ejemplo de cómo deberían ser
las relaciones en el mundo actual.
Destacó el hecho de que su visita haya coincidido con
los preparativos para la celebración aquí del 60
aniversario de la fundación de la República Popular
China, un acontecimiento histórico.
Rememoró que en medio siglo de lazos diplomáticos
bilaterales, éstos han superado la prueba del tiempo
y la adversidad y en la actualidad atraviesan su mejor
momento con un enorme potencial y un futuro brillante.
Rodríguez elogió la proeza del desarrollo económico
y social de China, que identificó como un referente para
Cuba y el resto del mundo, y comentó que la isla caribeña
estudia con detenimiento el proceso de apertura y reforma del
país asiático.
Cuba y China tienen un intercambio comercial que supera en la
actualidad los 2.200 millones de dólares, equivalente al
12 por ciento del comercio internacional anual que sostiene el
pequeño estado caribeño, lo que ubica a la nación
asiática como su segundo socio comercial. Esta relación
beneficia a la primera en rubros como energía, transporte,
salud, educación y agricultura, mientras la segunda encuentra
en el archipiélago níquel, azúcar, productos
biotecnológicos y salud, área esta última
en la que especialistas cubanos que prestan servicios en varias
provincias chinas han realizado ya más de 150.000 cirugías
oftalmológicas.
Según afirmó unos días más tarde
en Xiamen el presidente de la Cámara de Comercio de Cuba,
Pedro Álvarez, durante la reciente celebración de
la XIII Feria Internacional de Inversiones y Comercio de China,
la isla está interesada en contar con una mayor participación
del capital chino en minería, petróleo, energía,
envases, productos químicos, derivados del azúcar
y el vidrio.
En términos de actividades asociadas a la inversión
extranjera, agregó, ambos países cuentan con mecanismos
de apoyo a la inversión como el Acuerdo para la Protección
y Promoción Recíproca de la Inversión, el
Acuerdo contra la Doble Tributación, el Grupo de Inversiones
en el marco de la Comisión Gubernamental Conjunta de Economía
y Comercio y el Comité Empresarial.
Como ventajas de Cuba a la hora de atraer el capital foráneo,
Álvarez destacó la mano de obra altamente
calificada, la estabilidad política y social, la
integración del país en la región latinoamericana
y caribeña, la ubicación geográfica y el
clima de seguridad. El presidente de la Cámara de Comercio
cubana reveló que existen actualmente 11 proyectos de inversión
entre Cuba y China, cinco en el país caribeño y
seis en la nación asiática.
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