Ascenso a una altura estratégica

Por ZHENG BINGWEN, SUN HONGBO y YUE YUNXIA*

*Zheng Bingwen es director e investigador del Instituto de Estudios de América Latina, subordinado a la Academia de Ciencias Sociales de China; Sun Hongbo es investigador ayudante de dicho instituto; y Yue yunxia es investigadora adjunta de la misma institución.

Después de la fundación de la Nueva China los nexos de nuestro país con América Latina han experimentado cinco etapas: contactos no gubernamentales, apogeo del establecimiento de relaciones diplomáticas, igualdad de derechos y beneficio mutuo, implementación de relaciones estables y de largo plazo, y constitución de una asociación de cooperación integral. Actualmente, las relaciones bilaterales han subido a una altura estratégica, que tiende a institucionalizarse y la cooperación bilateral en la economía y comercio ha vivido una pauta de desarrollo integral de comercio, inversión y cooperación económica, y la interacción en la cooperación multilateral e internacional es cada día más frecuente.

Nueva etapa

Las relaciones chino-latinoamericanas de larga data se remontan al siglo V, cuando un monje chino llegó a México atravesando el océano.

En los veinte años posteriores a la fundación de la Nueva China, los vínculos entre la nación asiática y el subcontinente americano fueron principalmente no gubernamentales. Según estadísticas incompletas, en el período de 1950 a 1959, apenas 1.200 personas de alrededor de 19 países de América Latina visitaron China, que envió a su vez 16 delegaciones de cultura, arte y comercio a Latinoamérica. El volumen del comercio bilateral creció de varias decenas de millones de dólares en los años 50, a 2.100 millones de dólares en los 60.

En la década siguiente, se registró la primera oleada de suscripción de nexos oficiales entre ambas partes y a finales de los años 70, China había establecido relaciones diplomáticas con 12 países latinoamericanos, entre ellos, Chile, Perú y México. El intercambio de delegaciones económico-comerciales aumentó en más de 50 veces. Al mismo tiempo China firmó acuerdos económicos y comerciales con países como Chile, Perú, México y Argentina y el volumen del comercio bilateral superó los 3.000 millones de dólares, como resultado de las ventas de varios cientos de productos.

Después de la puesta en marcha de la reforma y apertura, en 1978, Beijing empezó a dar mayor importancia al desarrollo de la cooperación económica y comercial con América Latina. En octubre de 1985, durante la visita a la región del entonces jefe del Gobierno chino, Li Xiannian, planteó los cuatro principios que debían distinguir sus vínculos con los países latinoamericanos: “La paz y la amistad, el apoyo mutuo, la igualdad y el beneficio recíproco y el desarrollo común”.

La reforma y apertura de la nación asiática promovió aún más las relaciones económicas y comerciales entre las dos partes. De 1978 a 1992, el volumen global chino-latinoamericano llegó a 29.000 millones de dólares, cinco veces el monto total de los 27 años precedentes a esa etapa. China también firmó 17 acuerdos de cooperación y gestión de proyectos con capital mixto con nueve países latinoamericanos, como México, Brasil, Chile y Argentina, concernientes a la silvicultura, la pesca y la industria textil. Además, nuestro país está esforzándose por impulsar la colaboración y el intercambio tecnológicos en la agricultura, la aviación y exploración petrolera con Brasil, Argentina, Venezuela y otras naciones vecinas.

El 20 de agosto de 2008, el presidente chino, Hu Jintao, y su homólogo peruano, Alan García, asistieron a un desayuno de trabajo con empresarios de ambos países.

En la década del 90 del siglo XX, la reforma y apertura de China obtuvo grandes logros, lo que permitió aumentar la influencia y atracción de nuestro país en Latinoamérica, cuyos estados conceden en general una gran importancia a sus vínculos con China. Más de 30 mandatarios visitaron Beijing en ese lapso, gesto que el Gobierno chino correspondió con las giras de un número considerable de sus principales dirigentes a los países latinoamericanos.

China comenzó a desarrollar también las relaciones con las organizaciones regionales latinoamericanas, como el Grupo de Río y el MERCOSUR (Mercado Común del Sur), y estableció con ellos un mecanismo de diálogo y de consultas. En mayo de 1997, el Banco Popular de China ingresó oficialmente en el Banco de Desarrollo del Caribe. De 1993 a 2000, el volumen total del comercio chino-latinoamericano dobló el valor acumulado de 1978 a 1992, llegando a los 58.500 millones de dólares. La cooperación económica y la inversión lograron progresos notables. La inversión china en América Latina, por su parte, alcanzó los 1.000 millones de dólares, gran parte de los cuales corresponden a la participación en las industrias de mineral de hierro, petróleo y otros sectores de Perú y Venezuela. Además, la cooperación científica y técnica de nuestro país con las naciones latinoamericanas consiguió un éxito inicial, especialmente en octubre de 1999, cuando China y Brasil desarrollaron y lanzaron conjuntamente el “Satélite 1 de recursos terrestres”, creando buenos beneficios sociales y económicos.

Con la llegada del siglo XXI, las relaciones chino-latinoamericanas empezaron a desarrollarse “quemando etapas”, presentando una nueva situación caracterizada por la apertura en todas las direcciones, diversificadas instancias, amplios campos e igual importancia, tanto gubernamental como extraoficial. Los intercambios cumbre se tornan cada vez más frecuentes y la cooperación en terrenos como comercio, ciencia y tecnología y educación se profundiza cada día más.

En noviembre de 2008, el Gobierno chino publicó por primera ocasión el Documento sobre la política hacia América Latina y el Caribe, señalando claramente que “trata las relaciones con el subcontinente americano desde una perspectiva estratégica y se dedica a establecer y desarrollar la asociación de cooperación integral basada en la igualdad, beneficio mutuo y desarrollo común”.

Hasta la fecha, China ha establecido relaciones diplomáticas con 21 países de América Latina. Desde el año 2000, más de 90 jefes de Estado y líderes de Gobierno han visitado nuestro país, mientras los dirigentes chinos han reciprocado el gesto con viajes a unas 20 naciones latinoamericanas. En los últimos años se han firmado acuerdos intergubernamentales de cooperación científica y técnica con más de 10 países de Latinoamérica y hasta la fecha 19 naciones de esa región se han convertido en destinos turísticos para los ciudadanos chinos. Además, con el fin de promover los intercambios culturales se han suscrito también convenios de intercambio cultural y educativo con la mayoría de los estados con los que se tienen vínculos oficiales, y se han abierto institutos Confucio en México, Brasil y Chile, entre otros.

El 15 de enero de 2009, el embajador de China en México, Yin Hengmin (primero de la der.), fue invitado a un foro de empresas chinas en ese país latinoamericano.

En la actualidad, China es el tercer socio comercial de América Latina, y ésta es el segundo mayor destino de las inversiones chinas en el extranjero. En 2008, el volumen comercial chino-latinoamericano aumentó en cerca de cuatro veces en relación con 2003, lapso en el que la inversión latinoamericana en China se duplicó, y la china en América Latina se incrementó en cerca de cuatro veces. Hasta el momento China ha firmado Tratados de Libre Comercio (TLC) con Chile y Perú y se espera que las negociaciones para otro acuerdo de este tipo con Costa Rica finalicen en un futuro próximo. Además, a través de proyectos de asistencia, nuestro país también lleva a cabo una variada cooperación económica y tecnológica con Cuba, Guyana, Surinam, Dominica, Ecuador y otras naciones del área, en las que la acuicultura, el cultivo de arroz y las infraestructuras del transporte llevan el mayor peso.

Para fortalecer la cooperación económica y comercial con los países del Caribe, en 2005 China fundó y puso en marcha el Foro de Cooperación Económica y Comercial China-Caribe; mientras en abril de 2007 estableció con Brasil un mecanismo de diálogo estratégico, dirigido a profundizar la asociación estratégica bilateral. Además, sobre la base del mantenimiento de diálogo de cancilleres con el Grupo de Río, en 2000, China instauró el mecanismo de consulta política de nivel ministerial con la Comunidad Andina de Naciones. En la actualidad, China es también miembro formal del Banco de Desarrollo del Caribe y del Banco Interamericano de Desarrollo, y se ha convertido en observador de la Organización de Estados Americanos, del Parlamento Latinoamericano, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU y de la Asociación Latinoamericana de Integración.

Beneficio mutuo

Las relaciones chino-latinoamericanas en lo que va del siglo XXI han experimentado un desarrollo “a saltos”, debido al factor de empuje, consistente en la demanda común de ambas partes de hacer crecer sus economías. De 2003 a 2008, América Latina (AL) vivió un ciclo de ascenso económico más fuerte tras la guerra, al tiempo que, la etapa 2003-2007 constituye el lustro en el que la economía china mantuvo su crecimiento más acelerado y estable.

El auge de la economía de nuestro país, lógicamente, ha generado un alza en la demanda de materias primas, lo cual ha significado a su vez un impulso para las economías de las naciones latinoamericanas, por su carácter de ricas fuentes de recursos, y ha creado las condiciones para el repunte de los ingresos comerciales y el mejoramiento de las instalaciones básicas en la región, además de coadyuvar a que sus países mantengan un crecimiento estable, sostenible y saludable. En resumen, la cooperación económica y comercial deviene medio efectivo para conseguir una ganancia compartida.

Chinalco adquirió los derechos de explotación de la mina Toromocho, en Perú.

Según cálculos del Ministerio de Comercio de China, el volumen comercial chino-latinoamericano de 2008 se situó en los 143.400 millones de dólares. Las ventas de nuestro país representaron 71.500 millones, el 73 por ciento de los cuales correspondió a productos de consumo y capital, y un 25 por ciento a intermediarios. En tanto, las compras en los mercados de AL llegaron a los 71.900 millones de dólares, un 66 por ciento de ellos invertido en adquirir materias primas, un 23 por ciento en intermediarios, y un 11 por ciento en los de capital y consumo. Actualmente, entre la lista de naciones que mantienen relaciones comerciales con China, las de Latinoamérica figuran en su conjunto en el cuarto lugar. La suma total por concepto de comercio chino-latinoamericano es un 5,6 por ciento la del total del país, mientras las exportaciones equivalen a un 5 por ciento y las importaciones al 6,3 por ciento. En cambio, China es el tercer socio comercial para América Latina y el intercambio entre ambas partes cubre un 7,4 por ciento del total de la región, mientras las exportaciones representan un 4,9 por ciento y la importación un 9,8 por ciento.

FDI (la inversión extranjera directa) es también uno de los contenidos de peso en la cooperación comercial China-AL. Según una información publicada por el Ministerio de Comercio de la primera, hasta 2008 el depósito de FDI de China en AL se encontraba alrededor de los 24.800 millones de dólares, un 14,6 por ciento del depósito de FDI de China en el extranjero; y el depósito de AL en China fue de 112.600 millones de dólares, un 14 por ciento de total de la inversión extranjera captada por China. AL se ha convertido en el segundo destino y origen de las FDI de China tras la después de Asia. Las empresas chinas operan allí en el área de negocios, contratación de obras, elaboración de productos, petróleo y gas natural, explotación de minas, etc., mientras las latinoamericanas apuestan en nuestro país en el sector de elaboración y bienes inmuebles.

Pese a que la colaboración económica ocupa un porcentaje relativamente pequeño en la cooperación económica y comercial chino-latinoamericana, en los últimos años, también ha logrado cierto desarrollo. Los datos del Ministerio de Comercio muestran que hasta el año pasado, China había firmado contratos con AL por valor de 16.800 millones de dólares en servicios laborales y consultas de diseño, y ha cumplido un volumen de 12.600 millones, un 4 por ciento de toda la cooperación económica y comercial del país con el extranjero.

Mientras las empresas chinas empiezan a entrar en AL. Huawei ya tiene filiales en la región que abarcan centros de venta, servicios, logística y formación; y la compañía automovilística Chery, después de abrir representaciones en Egipto, Irán, Ucrania, Rusia e Indonesia, fundó una base de producción en Uruguay, junto con el Grupo SOCMA de Argentina, y ha ampliado la cobertura comercial en la zona, considerada el cuarto mercado del mundo en ventas de coches.

En la noche del 5 de agosto de 2008, el Grupo de Cantos y Bailes Folklóricos de Colombia presentó el espectáculo La noche de América Latina en el Palacio de la Juventud de Dalian.

Al mismo tiempo, China ha importado gran cantidad de productos de fase inicial de Latinoamérica, contribuyendo así a incrementar los ingresos comerciales de la región. Según cálculos de la Comisión de Economía de América Latina y Caribe de las Naciones Unidas, de 2000 a 2007, el aumento de la demanda de China representó un 50 por ciento del crecimiento del consumo mundial en la demanda de aceite de soya, un tercio de la de soya, un 50 por ciento de la de cobre de refinería, tres cuartas partes de la de lingotes de aluminio y zinc de refinería, un tercio de la de productos de acero y aluminio de refinería y un 35 por ciento de la del petróleo. Ello hizo subir en cierto grado el precio en el mercado internacional de algunos productos correspondientes y mejorar las condiciones comerciales de exportación de los países exportadores correspondientes de AL. Según datos de la Comisión Económica de América Latina y Caribe de la ONU, los precios de exportación en su conjunto de esta región aumentaron en un 6 por ciento. En este periodo el volumen de exportación del subcontinente a China creció nueve veces, y en los casos específicos de Venezuela, Argentina, Brasil y Chile a China registró un ascenso de un 106, 6, 2 y 1 veces, respectivamente.

Al mismo tiempo que importa de AL en grandes cantidades de productos de fase inicial, China también ofrece mercado para sus artículos acabados. Según estadísticas del referido organismo de Naciones Unidas, entre los productos exportados a nuestro país desde Uruguay, Panamá, Paraguay, Nicaragua, Salvador, México, Honduras, Costa Rica, Colombia y Guatemala, la cuota de los artículos terminados ha sobrepasado el 50 por ciento. Entre ellos, sobresalen Costa Rica, México, Honduras y Colombia, pues un 93 por ciento de los productos exportados de Costa Rica son de alta categoría, como los microcircuitos y equipos de telecomunicación, entre otros; mientras, otros tres países exportan sus mercancías de tipo tecnológico, cuyo porcentaje asciende a más del 50 por ciento del total.

Tratamiento apropiado a fricciones comerciales

El comercio es el principal medio para que ambas partes logren beneficios económicos. Sin embargo, en los últimos años se han presentado algunas fricciones al respecto. Conforme a los datos de la OMC (Organización Mundial del Comercio), China ha llegado a ser un importante objetivo de la implementación de medidas protectoras comerciales al exterior de AL y la densidad de regulaciones antidumping a China ha sobrepasado el nivel real de su negocio en nuestro país, así como el nivel promedio del mundo a China. Después del estallido de la crisis financiera mundial, Argentina y Brasil han adoptado más disposiciones comerciales de asistencia frente a los productos chinos y las fricciones en este campo entre China y América Latina tienden a agudizarse.

El motivo básico del surgimiento de estas fricciones consiste en el conflicto de competitividad de ambas partes, y el factor que lo provoca es el elevado nivel de intensidad de los negocios chinos en AL. Las cifras del Ministerio de Comercio muestran que un 75 por ciento de los negocios chino-latinoamericanos se comercializan entre China y cinco países, Brasil, México, Chile, Argentina y Venezuela. Al mismo tiempo, generalmente el comercio entre los sectores industriales representa la mayor parte del intercambio chino-latinoamericano, y el intercambio de mercancías dentro de las industrias se hace con pocos países, Costa Rica, México y Honduras. La alta intensidad del comercio da lugar a que una parte de los productos exportados de China provoque impactos sobre las industrias de carácter competitivo en los países socios, lo que es más susceptible a originar fricciones. Por lo tanto bajar esa intensidad comercial constituye una de las opciones para aliviar estos inconvenientes y mantener el comercio en un sostenido desarrollo.

La Corporación Shougang, de China, compró una mina de hierro de Perú.

Las relaciones chino-latinoamericanas se encuentran en una etapa de ascenso rápido, sobre todo las relaciones con los grandes países, como Brasil, Argentina y México, que están avanzando de las bilaterales hacia la categoría universal, al tiempo que la interacción en las estrategias sobre temas internacionales y bilaterales cobran más fuerza. En la recuperación de la economía mundial, la lucha contra el proteccionismo, la reforma del sistema monetario internacional y las negociaciones de la ONU relacionadas con el cambio climático, ambas partes tienen muchos puntos en común y mantienen la misma o similar posición. A medida que aumenten las coincidencias en los intereses, ambas partes no solamente deben estrechar la colaboración y fomentar el apoyo mutuo en la cooperación multilateral en temas globales, con el fin de defender juntas los intereses legítimos de los países en vías de desarrollo, sino también ampliar aún más los consensos en las estrategias, profundizar la confianza mutua y promover, desde el punto estratégico, que la nueva pauta político-económica internacional se desarrolle en rumbo favorable a las naciones en vías de desarrollo.

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