 |
Pescadores
al atardecer.
|
Vivir
en el delta del río Amarillo
Por LU RUCAI
TODOS los habitantes de Dong-ying han experimentado en algún
momento los cambios que hoy trasforman su ciudad y mejoran gradualmente
su nivel de vida.
Ejemplo de ello es Wang Junhua, de 56 años de edad, chófer
en la Base de Producción del Delta del Río Amarillo.
Ha trabajado por más de 40 años allí.
En 1966, Wang, entonces un huérfano de 13 años,
fue enviado por la casa de huérfanos del distrito Lijin
a trabajar como vaquero en dicha base, entonces conocida como
rancho de caballos. Hoy evoca aquellos años: Antes
no había caminos y los trabajadores recorrían a
caballo esta tierra, que parecía un desierto. Yo era tan
pequeño que no alcanzaba ni la montura del caballo. A veces
me subía al caballo en la mañana y no bajaba hasta
la tarde, porque me costaba mucho trepar. Mi salario mensual era
de 15 yuanes, de los que no me sobraba casi nada, pues en la comida
del mes se me iban 11 yuanes, recuerda.
Según Wang, a la sazón trabajaban allí más
de 4.000 empleados, la mayoría de los cuales provenían
de lugares fuera de Dongying, que por tradición siempre
ha sido ciudad de emigrantes. A ella llegaban numerosos trabajadores
para laborar en el rancho y el yacimiento petrolífero.
Pocos eran nativos del lugar. En aquella época difícil,
el rancho era el único lugar donde se consumía harina
de trigo, por ser base de producción agrícola. Hasta
la década del 70, la vida del rancho era envidiable. Luego
comenzaron a construirse viviendas de mampostería, que
fueron sustituyendo las frágiles chozas de madera.
El día de su casamiento, Wang llevó a su esposa
en bicicleta a la nueva casa proporcionada por la entidad donde
trabajaba. Su cónyuge se desempeñó como enfermera
del rancho.
Hoy, su hijo vive una realidad muy diferente. Como muchos otros
padres chinos, Wang compró un apartamento de más
100 m² para su hijo, quien se graduó en Comercio Internacional
y ahora trabaja en la venta de productos de acero. Mi hijo
puede ganar más de 3.000 yuanes al mes; su salario es mucho
más elevado que el mío. Wang no puede contener
la alegría al mencionar a su vástago.
Gracias a la abundancia de tierras, el precio de las viviendas
no se ha disparado allí de manera tan dramática
como ha ocurrido en otras grandes ciudades. Ahora, Wang vive con
su esposa en un apartamento de dos pisos, con una superficie de
120 m². En el patio, él planta verduras. En la mañana
suele irse a pescar con sus amigos a la bahía.
Es difícil imaginar lo rápido que se ha desarrollado
Dongying, dice Wang. Como conductor, ha viajado a muchos
lugares. Tiene plena confianza en su vida y en el futuro de Dongying.
En Dongying hay cerca de 10.000 personas que viven de la pesca.
Todos quedan inactivos durante la veda de captura, que permanece
vigente por 100 días cada año, momento en que estos
pescadores profesionales se dedican a reparar sus redes o cuidan
de sus artes de pesca, poniéndolas a punto para la próxima
temporada de pesca.
El maestro Ma, de unos 40 años de edad, proviene del distrito
de Wudi, de la ciudad de Binzhou, a 100 km de Dong-ying. Es un
pescador con 20 años de experiencia. De junio a agosto
se produce el período de procreación de peces y
camarones, por lo tanto el gobierno impone una veda, explica
Ma, gracias a las medidas de protección, se ha obtenido
buena captura de mariscos este año.
Ma faena en un barco con otros ocho paisanos dirigidos por un
patrón. Embarcaciones como la suya cuestan un millón
de yuanes, y las ganancias anuales por captura oscilan entre 300.000
y 400.000 yuanes. El propietario paga anualmente 30.000 ó
40.000 yuanes a cada uno. En comparación con el trabajo
de cultivar la tierra, el ingreso es bastante alto. Pero por esa
misma razón deben someterse a un gran sacrificio. En la
cabina, el espacio para cada uno es de menos de dos m2. La estufa
está muy cerca de la cama. La vida en el mar es muy aburrida.
No hay televisor, ni radio, así que los naipes son el único
entretenimiento para los pescadores. Su barco es un típico
camaronero, que desembarca cada dos o tres días para descargar
los mariscos, que luego se venden a otras provincias, e incluso
a Japón y Corea del Sur. Ma y sus paisanos trabajan diez
meses al año a bordo. Es un trabajo difícil,
acota, por lo tanto los lugareños no quieren hacerlo, de
ahí que la mayoría de los pescadores provenga de
otras regiones del delta del río Amarillo.
 |
Es
difícil imaginar lo rápido que se ha desarrollado
Dongying. |
Wang Junhua percibe
el gran desarrollo de Dongying. |
Según la planificación de la Zona de Desarrollo
Económico de Dongying, el puerto pesquero será trasladado
de lugar, tras lo cual el Gobierno local acometerá la construcción
de un nuevo puerto. Se planea ofrecer servicios gratuitos de estacionamiento
de pesqueros en el nuevo fondeadero.
Ma considera que en Dongying se pueden obtener elevados ingresos.
Por su parte, Zhou Zhicheng, un taiwanés, estima que la
vida de Dongying es cómoda y agradable.
En 1995, la empresa Grupo de Plásticos de Formosa, la
mayor empresa de plástico de Taiwan, instaló un
sucursal en Dongying, con el nombre de empresa Huaya. En 2004,
Zhou fue enviado a trabajar en Dongying. Pero su familia permanece
aún en Taiwan. Zhou dice: Antes de llegar a Dongying,
ya había trabajado ocho años. En comparación
con los colegas de la misma edad, mi ventaja es haber tenido experiencias
laborales previas en la parte continental.
Antes de llegar a Dongying, Zhou no conocía en absoluto
esta ciudad. Después de consultar en Internet, supe
que Dong-ying está en la desembocadura del río Amarillo,
donde se extienden numerosos humedales. Cuando sus amigos
visitan Dongying, Zhou suele llevarles a visitar la zona de protección
de los humedales y a contemplar el paisaje del río Amarillo.
Al principio sólo entendía un 70% del dialecto
de Shandong; ahora ya comprendo un 90%, afirma.
Segun Zhou, el transporte de Dong-ying es muy conveniente, en
comparación con las grandes ciudades como Beijing. Uno
se siente cómodo en esta ciudad. Además, Dongying
es el punto clave del desarrollo del delta de río Amarillo,
que tiene un futuro más brillante que Taiwan.
Cada dos meses regresa a su terruño para visitar a sus
familiares. Ahora hay vuelos directos entre la ciudad de Qingdao
y la isla. Cuando se inauguren los vuelos entre Jinan y Taiwan,
el viaje de Zhou será más fácil.
Según él, el Gobierno local debe invertir más
para desarrollar el turismo, porque en el delta del río
existen paisajes magníficos. La idea de Zhou coincide con
la planificación del municipio. Dados los muchos encantos
que guarda esta localidad, cabe augurar un creciente flujo de
turistas para el futuro cercano.
|