Profesor mexicano aprendió de Dazhai

Por nuestro reportero LI WUZHOU

Regalo de su hija por el 25 aniversario de la fundación de su rancho.

Un catedrático de México abandonó por voluntad propia su cargo en la universidad y su vida acomodada en la ciudad, para ir al campo aislado, a enseñar a los residentes locales a criar cabras y ayudarles a salir de la pobreza. La historia es muy parecida a lo que estaba sucediendo en China y que el Gobierno ha preconizado durante todos estos años, que los primeros ricos ayudaran a otros a enriquecerse. Y lo más interesante es que, según dicen, aquel profesor fue a criar cabras motivado por la campaña china de los años 60 del siglo pasado Aprendiendo de Dazhai en la Agricultura.

Llenos de curiosidad, partimos desde la Ciudad de México a Querétaro para entrevistar a Carlos Peaza Castro, quien lleva ya 32 años criando cabras en esa región.

Al entrar en el estado de Querétaro, aparecieron ante nuestros ojos vastas extensiones de tierra sin cultivar. Entre los arbustos florecientes crecen uno y otro árbol de cactus. De repente vimos una construcción de piedras y giramos a la derecha, dejando la autopista. El coche iba dando tumbos por un camino accidentado y luego paró ante el rebaño de Carlos Peaza Castro. Dos ayudantes del profesor estaban ordeñando varias decenas de cabras negras en una cabreriza muy sencilla, de unos 200 m2, que nada tenía que ver con los criaderos modernos de gran envergadura que estamos acostumbrados a ver.

Castro, con una barba tupida y un chaleco tejido encima, vino a saludarnos. Sentí su mano grande y basta, como la de cualquier campesino ordinario que ha trabajado durante años en el campo. No puedo relacionar a este hombre con un profesor catedrático en un aula universitaria. Sin embargo, hizo un doctorado en Francia en Química y Ciencias Nutritivas, además de trabajar como investigador y profesor de Veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el mayor centro de enseñanza superior de América Latina.

¿Por qué motivos dejó su envidiable cargo universitario y vino a este lejano lugar?

Hay que mencionar su encuentro con Dazhai en China. En 1974, como representante de México, Castro asistió a una reunión de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Enterado de que en China no había hambruna y todos sus ciudadanos se alimentaban, se le ocurrió ir a investigar. La delegación china le invitó a realizar el viaje.

Rememorando su primera visita a China. Especie de cabra que Castro recomienda criar en esta región.

Pese a sus 64 años, el catedrático recuerda el viaje de hace 35 años como si hubiese sido ayer. “China era lo que yo pensaba, un mundo muy limpio, un país limpio, ordenado, en el que todos tenían trabajo y vivían en igualdad. Sus habitantes vestían de uniforme azul o verde. Vivían sencillamente, manteniendo y protegiendo su propia cultura. No se veía ninguna huella de pobreza ni vagabundos ni mendigos en la calle, y tampoco viejos sin casa”.

La visita a la aldea de Dazhai, ejemplo entonces de la aldea rural, le conmovió profundamente. Aquel pequeño poblado de Shanxi, provincia del noroeste de China, se encuentra en zonas montañosas remotas. Las pocas tierras aradas aparecían dispersas en las laderas y no había suficientes recursos acuáticos. Sin embargo, gracias al trabajo colectivo y la ayuda mutua, los aldeanos mejoraron tierras de cultivo y construyeron una obra hidráulica. Sin recursos abundantes, los habitantes de Dazhai no sólo lograron vestirse bien y comer lo suficiente, sino que acumularon un excedente de cereales para vendérselo al país.

Después de regresar a México, Castro comenzó a reflexionar sobre la posibilidad de aprovechar las experiencias de Dazhai para ayudar a los campesinos mexicanos que se encontraban en condiciones desfavorables a producir más y vivir mejor. Del estado de Querétaro hacia el norte, hasta las fronteras con EE.UU., se extiende un territorio sin cultivos, muy seco e incluso desértico en algunos lugares, por lo que no resulta apropiado para cultivar cereales, y sus habitantes son muy pobres.

Al final dirigió su mirada a la cabra, un animal que se adapta a las circunstancias duras y genera leche, materia prima de muchos alimentos de calidad. “La cabra es el ama de cría de los pobres. Los niños pueden tomar su leche directamente de ellas. Si las madres no pueden amamantar a sus hijos, basta con comprar una cabra”.

Un proyecto vino claro a su mente y en 1977, cuando tenía 32 años, abrigó esta idea y se despidió de su cargo en la UNAM. Compró un terreno seco de 150 m. de ancho y tres km. de largo, sin agua ni electricidad, en Querétaro, e inició su práctica social.

Al principio, plantó maíz, frijol y crió cabras. Con la cosecha podía sostener a toda su familia. Después de resolver el problema de la supervivencia, empezó a dedicarse al estudio para aumentar la producción de leche y elaborar queso de alta calidad, que fuera aceptado por los consumidores.

Gracias a sus esfuerzos, una cabra puede dar leche 200 días al año y 6 litros al día. Desde que él fabricó el primer pedazo de queso de cabra de México hasta hoy, ese país se ha convertido en el mayor fabricante de este producto en Latinoamérica, llegando a las 700 toneladas por año. En los comienzos, nadie quería comer su queso, pero ahora cuenta con 14 variedades y algunas marcas tan famosas como Capresuave.

Castro (primero de la dcha. en la primera fila) visitó la Comuna Popular de Malu, en el distrito de Jiading.

A partir de 1981, Castro empezó a enseñar su técnica a los campesinos de 12 estados del norte de México y ya suman miles y miles las familias rurales que se han beneficiado de sus métodos. Cada año imparte dos cursos de una semana, a fin de trasmitir sus conocimientos veterinarios a los campesinos y capacitarlos en la cura de las enfermedades comunes que contraen las cabras con medicamentos a base de hierbas, así como a dominar las técnicas de inseminación artificial y elaboración de quesos. También les ofrece mejores especies de cabra y a veces realiza visitas de inspección por varios lugares, guiando a los ganaderos. Los campesinos quieren preguntarle cuando encuentran dificultades y siempre vienen a verlo cuando pasan. Por las variadas preguntas que le hacen, Castro también aprende muchas experiencias prácticas, con las que perfecciona constantemente sus técnicas y luego sirve mejor a la comunidad rural. Todos están muy contentos.

Por los éxitos que ha obtenido en el estudio y sus contribuciones a los campesinos, Castro recibió el título de Especialista Global del Estudio de la Cabra, que otorga la Asociación Mundial de Cría de Cabras y que sólo poseen otras cuatro personas.

En estos 33 años, Castro nunca se ha sentido arrepentido sino feliz, por poder servir al pueblo con sus conocimientos. “Pienso que los conocimientos nunca deben separarse de la vida diaria del pueblo. Mi mayor felicidad es poder trabajar con el suelo y al mismo tiempo educar a otros”.

Aprendiendo de Dazhai en la Agricultura

En los años 60 del siglo XX, de acuerdo con las instrucciones impartidas en 1963 por el entonces presidente chino, Mao Zedong, se organizó la campaña “Aprendiendo de Daqing en la industria; aprendiendo de Dazhai en la agricultura y todo el pueblo chino aprende del Ejército Popular de Liberación”.

Dazhai fue una brigada de producción de la Comuna Popular de Dazhai, en el distrito de Xiyang, de la provincia de Shanxi (equivalente a la actual aldea de Dazhai del Cantón de Dazhai). Como todo el poblado se encuentra en la zona montañosa de Taihang, de circunstancias adversas y donde impera el mal tiempo, los aldeanos siempre habían sufrido la pobreza. En los años 50 y 60, bajo la dirección de Chen Yonggui, entonces secretario de la célula de Dazhai del Partido Comunista de China, los aldeanos empezaron a cargar suelos fértiles desde lejos, para crear sembrados en las laderas montañosas, y repararon estanques de agua en el pico de la montaña. Poco a poco cambiaron el medio ambiente y mejoraron su vida. Lo que hicieron llamó la atención del Gobierno Central y Mao Zedong creyó que se correspondía con los principios de “Vivir una vida sencilla y desplegar una lucha ardua; apoyarse en el esfuerzo propio”, por lo que llamó a los campesinos de toda la nación a aprender de Dazhai, y Chen Yonggui fue asignado después viceprimer ministro del Consejo de Estado.

Chen Yonggui (centro), entonces viceprimer ministro, se retrató con los huéspedes extranjeros (Castro es el tercero de izq. a dcha. de la primera fila).

Debido a la campaña Aprendiendo de Dazhai en la Agricultura, durante las temporadas de poco trabajo, los campesinos fueron organizados para construir obras hidráulicas en el campo. Como en aquel entonces escaseaban las inversiones agrícolas del Gobierno, la campaña favoreció la ejecución de muchas obras hidráulicas importantes en el campo utilizando la mano de obra rural. Ejemplo de ello es el Canal Bandera Roja del distrito de Linxian, en la provincia de Henan, que resolvió el problema de la escasez acuática en las zonas montañosas remotas. Sin embargo, muchos gobiernos locales terminaron por buscar los formalismos, echando a perder la labor de los campesinos y no obtuvieron los resultados esperados. Algunos exigían estrictamente tallar las rocas cuadradas cuando construían el dique, para que se viera bonito; otros obligaban a plantar sorgo híbrido de menos nutrición, pero de alta producción; y otros, incluso, ejercían una política autocrática, que no toleraba ninguna idea diferente.

Esta campaña continuó hasta el término de la Gran Revolución Cultural, tras la cual el Comité Central del Partido Comunista de China (PPCh) hizo una reflexión y resumió las experiencias y lecciones.

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