Modelo de manutención para la vejez en una aldea pesquera

Por ZHANG MENGWEI*

La manutención para la vejez constituye un problema cada día más crítico en China.

Wangyuan es una aldea pesquera de la ribera occidental del Lago Honghu, en el distrito de Jianli, al suroeste de la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei. Sus 1.800 habitantes viven principalmente de la cría de productos acuáticos y un 16% de ellos rebasan los 60 años de edad. Casi en todas las familias hay ancianos, por lo que la manutención de éstos es una cuestión de suma importancia que prácticamente todos enfrentan en la aldea. Cada fin del año el Comité de la Aldea entrega a estas personas 240 yuanes, suma que aunque resulta insignificante, representa una carga pesada para la propia institución.

Fondos de pensiones, ganancia para todos

La acuicultura es un sector que requiere inversiones elevadas. Se estima que cada año, a nivel de la aldea, se gestiona un préstamo de unos 5 millones de yuanes, a los que es necesario sumar otros 10 millones de yuanes, para cubrir la demanda. A partir del año 2000, los bancos dirigidos a las zonas rurales, como el Banco de la Agricultura de China y las Cooperativas de Créditos Rurales, cerraron sucesivamente la operación de sus puntos de servicio en el campo, lo que obliga a los residentes de Wangyuan a recorrer más de 10 km para hacer sus depósitos o pedir algún préstamo. Luego de muchas gestiones, muy pocos consiguen el préstamo. La mayoría de las solicitudes son denegadastermina por lo general con la denegadas.

La Fundación de los Ancianos de la Aldea de Wangyuan, establecida en 2005, admite a hombres mayores de 60 años y mujeres de más de 55 años. Los fondos de la institución están compuestos por tres partes: 100.000 yuanes del Comité de la Aldea (más tarde aumentó a 500.000), 100.000 yuanes proporcionados por el Centro de Investigación de la Construcción Rural de China, subordinado a la Universidad de Hebei, y las cuotas de 2.000 yuanes por persona pagadas por los ancianos miembros de la fundación.

Los aldeanos viven tradicionalmente de la pesca.

Los fondos se utilizan para otorgar créditos a los solicitantes de la localidad, con una tasa de interés similar a la de las cooperativas de créditos rurales (alrededor de 12%) y los beneficios se reparten como dividendos entre sus miembros a finales de año.

En su primer año de funcionamiento, la fundación contó con apenas 86 miembros y 172.000 yuanes de capital y a finales de ese ejercicio, además de recuperar todo el fondo prestado, obtuvo 24.631 yuanes en dividendos por concepto de intereses, entregando 280 yuanes a cada uno de sus socios. Hoy casi todos los ancianos de la aldea son miembros de ella. “Varios me informaron por teléfono que el año pasado obtuvieron beneficios por 650 yuanes por persona, y una pareja de ancianos pudo cobrar 1.300 yuanes. Así que pasaron muy contentos el Año Nuevo”, expresó Li Changping, uno de los supervisores de la fundación.

Li, quien planteó establecer esta institución, se hizo famoso luego de remitir una carta al premier chino en 2003, en la que la frase “los campesinos viven en condiciones realmente duras, el campo es realmente pobre y la agricultura está en un verdadero peligro”, aún resuena en la mente de los chinos. Actualmente Li trabaja en el Centro de Investigación de la Construcción Rural de la Universidad de Hebei.

Inspirado por la Fundación de Fomento de Comunidad, un tipo de organización surgida en el suroeste de China, Li deseaba introducir el modelo en su pueblo natal, la aldea de Wangyuan. En el país tales instituciones se establecen para resolver de manera efectiva problemas comunes de una comunidad.

“Quería comprobar la efectividad de la financiación cooperativa de crédito social en la promoción de la trasformación de un campo de subsistencia elemental a uno en el que sus habitantes lleven una vida modestamente acomodada. Persisto en el principio de “ayudar a los demás es ayudarse a sí mismo”. Cuando me enteré de que la fundación era gestionada por las personas de edad avanzada de la aldea, preví su éxito. Lo mejor de esta organización financiera es que con ella los campesinos logran resolver sus propios problemas y a la vez contribuir al desarrollo económico”.

Feliz operación

Fueron los mismos ancianos de la aldea los que determinaron el modelo de gestión de los fondos de pensiones.

La fundación brinda préstamos a individuos y colectivos. En el caso de los primeros, el monto no supera los 20.000 yuanes y requiere el aval de cinco miembros de la fundación. Los créditos a la colectividad se otorgan con el aval del Comité de la Aldea y su límite máximo es de 200.000 yuanes. Los miembros se dividen en grupos de 5 a 8 personas autorizados para aprobar la solicitud financiera, mientras el Consejo de Supervisión de la fundación no trata directamente el pedido, pero cuenta con la potestad para denegarlo, si lo considera riesgoso. Esta estructura resulta efectiva para evitar la concesión de préstamos por el grupo a personas allegadas y también el abuso de poder del órgano de supervisión. El Comité de la Aldea se encarga de la administración ordinaria de la fundación y el personal del Centro de Investigación de la Construcción Rural de la Universidad de Hebei, que envía personal a la aldea durante un período fijo de cada año, se dedica a investigar y vigilar la gestión de la misma. Cada 20 del último mes del año, del calendario lunar, el Consejo de Directores convoca la asamblea de los miembros, para discutir la repartición de las utilidades y otros asuntos importantes.

La cría de productos acuáticos es otra fuente de ingresos de muchos aldeanos de Wangyuan.

Según Li Changping, una administración muy complicada aumentaría el costo y no resulta conveniente para las fundaciones de pequeña escala. Los bancos comerciales implementan complejos trámites para asegurar la recuperación de los préstamos, pero la fundación, que opera en su propio pueblo, no corre tal riesgo. En la aldea más del 90% de los habitantes llevan el mismo apellido, Li, y entre los miembros y los prestatarios se conocen. La información transparente facilita la investigación, así que se garantiza una recuperación de casi el 100% del dinero prestado y los intereses.

La tradición de respetar a los ancianos asegura la devolución del préstamo. Los hijos no pueden no devolver el dinero prestado a sus padres. “Todos tenemos padres de edad avanzada en nuestras familias y también llegará el día en que envejezcamos”, opinó el contador de la fundación, cuyo punto de vista es compartido por la mayoría de los jóvenes de la aldea. Al mismo tiempo, los ancianos consideran que tienen la responsabilidad de echar una mano a los jóvenes que lo necesitan. “De todos modos, no podemos mirar a nuestros hijos en apuro y permanecer de brazos cruzados. Pese al riesgo de perder los 2.000 yuanes, les prestamos el dinero. Con mayor razón lo hacemos cuando estamos seguros de que ellos nos lo regresarán”.

Para prevenir las pérdidas ocasionadas por las calamidades y otras fuerzas mayores, desde 2007, la fundación comenzó a retener el 4% de las utilidades como capital contra riesgos. En 2008 esta reserva alcanzó los 8.000 yuanes. En sus inicios la institución invirtió en una fábrica y actualmente puede obtener cada año 20.000 yuanes por concepto de renta, suma que también se incluye en el capital.

“Antes, para los ancianos guardar sus ahorros en un lugar seguro resultaba un gran dolor de cabeza. Incluso hubo gente que enterró el dinero y tiempo después los billetes se pudrieron. En la actualidad, con sus recursos en la caja fuerte de la fundación y controlados por el contador aldeano, las personas mayores duermen tranquilas y felices. Lo más importantes es la facilidad con que pueden depositar o retirar sus ahorros”, comentó Li Gongbing.

La fundación ha traído otros beneficios. “Han disminuido las querellas en las familias y mejorado la relación entre los familiares. Antes las nueras competían por quedarse con la mayor cantidad posible de bienes de sus suegros. Pero ahora lo hacen por contar con sus avales para los préstamos, lo que ha elevado la posición de los más viejos, quienes han dejado de ser considerados una carga para los hijos”, añadió Li. Después de edificar su sede e instalar equipos para hacer ejercicios, la fundación se ha convertido en el sitio preferido de los ancianos para reunirse y divertirse.

Con un fondo actual de un millón de yuanes, la fundación entrega a cada uno de sus miembros 650 yuanes anuales de los beneficios que acumula. Según las estimaciones de Li Changping, cuando el capital llegue a 4 millones de yuanes, cada anciano podrá disponer cada año de unos 3.000 yuanes, suma suficiente para un buen nivel de vida en el campo. Y si la suma llegara a los 10 millones, entonces no sólo será capaz de asegurar la protección financiera de los ancianos, también podrá brindar empleo a los graduados universitarios.

Dificultades que enfrenta la fundación

“Por el momento hay dos problemas para la fundación: en primer lugar no podemos hacer el registro, y en segundo, la escasez de capital nos impide satisfacer todas las demandas, pero el primer inconveniente es la clave”, explicó el director.

Desde su establecimiento la institución siempre ha enfrentado la dificultad de no poder conseguir el registro que la acredita como un cuerpo legítimo. La ley estipula que las sucursales de la Comisión de Regulación Bancaria de China se encargan de supervisar, administrar y servir a las fundaciones locales, pero a la Comisión de Regulación Bancaria en el distrito de Jianli, donde se ubica la aldea Wangyuan, que dispone de muy pocos empleados, le ha costado mucho cumplir su misión, incluso para con las instituciones financieras oficiales, de ahí que tienda a pasar por alto las solicitudes de registro de estas organizaciones campesinas. Por otro lado la Cooperativa de Crédito Rural del lugar ve como un competidor a la fundación y prefiere que ésta se quede sin registro legal.

Debido a la cercanía al lago, muchos ancianos de la aldea de Wangyuan se han acostumbrado a obtener un pequeño ingreso con la pesca de peses y camarones. Ellos desean tener un banco o una institución similar en el poblado, para depositar su dinero, porque la sucursal bancaria más cercana se encuentra a más de 10 km. Actualmente muchos ancianos no se atreven a guardar todo su dinero en la fundación, porque ésta todavía no cuenta con un estatus formal. “Una vez esté oficialmente registrada, según la ley, podrá guardar los depósitos”, afirmó Li Gongbing.

Una oportunidad para la fundación es la política más flexible que el país está siguiendo actualmente en relación con los préstamos en pequeñas cantidades en las zonas rurales. El Banco de la Agricultura y las Cooperativas de Crédito Rurales necesitan ampliar el otorgamiento de los pequeños préstamos en el campo.

El plan de la fundación es obtener de parte del Banco de la Agricultura el paquete de capital de bajo interés y luego conceder créditos a los aldeanos con la misma tasa de interés que las Cooperativas de Crédito Rurales. De esta manera, dentro del marco de la política, el Banco de la Agricultura puede asegurar que sus beneficios no disminuyan y la fundación también ganará su interés. “Creo que ese será el rumbo de nuestro servicio para el futuro. Apoyarnos solamente en organizaciones de base como la nuestra, resolverá el problema de la demanda de préstamo de miles de familias”, concluyó Li Changping.

Manutención de los ancianos del campo

Hasta finales de 2008, China poseía cerca de 160 millones de habitantes mayores de 60 años, más de 100 millones de los cuales habitan en zonas rurales. Esta cifra crece a una velocidad de 8 millones por año.

Asegurar la manutención de los ancianos constituye un problema serio que enfrenta el país, especialmente en el campo. Cuando las naciones desarrolladas empezaron a tener una considerable población envejecida, su PIB (Producto Interno Bruto) per cápita se situaba de 5.000 a 10.000 dólares, mientras en nuestro país la cifra no alcanza los 1.000 dólares.

A comienzo de 2009, el Gobierno chino empezó a aplicar de manera experimental el Nuevo Sistema de Seguros de Vejez para los Ancianos en el Campo, para que cada campesino disfrute en la vejez de una pensión anual no menor a 1.800 yuanes (unos 264 dólares). Según Guo Jianjun, director de la Oficina de Investigación General del Departamento de Investigación de Economía Rural del Centro de Investigación de Desarrollo del Consejo de Estado, “esta es una obra que quizá nos lleve decenas de años de esfuerzos desde que se plante su embrión hasta que finalmente pueda llevarse a cabo”.


*Zhang Mengwei, periodista de la gaceta de la Academia de Ciencias Sociales de China.


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