Wangzhihe contra las violaciones de marca

Conferencia de prensa tras conocerse el fallo del juicio de Wangzhihe (Wang Jiahuai, a la dcha.)

Después de un pleito de 27 meses, el Grupo de Alimentos de Wangzhihe, de Beijing, recuperó su marca de fábrica, la cual le había sido usurpada por un supermercado de Alemania. El caso generó mucho interés en los medios de comunicación desde finales de abril pasado y el triunfo de la empresa china ha sido considerado un espaldarazo al crecimiento de la confianza de muchas otras compañías del país que enfrentan los mismos problemas legales.

Violación de una marca tradicional y de larga historia

Establecida en 1669, Wangzhihe es una marca muy conocida por todos en China y su cuajada de soya fermentada y preservada es una necesidad cotidiana para muchos chinos. Las ventas globales del Grupo en 2008 llegaron a los 729 millones de yuanes.

Desde 2000, la empresa empezó a explorar mercados de ultramar y consiguió una base sólida de clientes en EE.UU., Canadá y otros países de gran población de origen chino. No obstante, un problema inesperado surgió en julio de 2006, cuando quiso registrar su marca en Alemania. Wang Hongqing, abogado y asesor de la marca de fábrica de la compañía, descubrió que el sello “Wangzhihe” había sido registrado en ese país europeo por Okai, un supermercado que vende mercancías importadas de China.

“Por lo tanto, no pudimos vender ninguno de nuestros productos identificados con esta marca en el mercado alemán, porque corríamos el riesgo de ser acusados de violación de los derechos de propiedad”, comentó Wang Jiahuai, gerente general de Wangzhihe. “Si comercializábamos nuestros productos, muy posiblemente serían destruidos al presentarse la acusación, lo que sería una pesadilla”. Por si fuera poco, Okai podía producir sus propios productos usando la marca Wangzhihe.

Wangzhihe, prestigiosa firma de larga historia, es muy acogida entre los consumidores chinos.

“Siguiendo la idea de que ‘La armonía es preciosa’, nuestros abogados enviaron una carta a Okai, en la que expresamos la esperanza de que dejaran de usar el sello ‘Wangzhihe’ y nos lo retornaran”. Como gerente general de una empresa sumergida en la cultura tradicional, Wang respeta en todo momento el concepto de la “armonía”, pero no recibió ninguna respuesta de Okai, ante lo cual decidieron presentar un pleito judicial en Alemania, para recuperar su propiedad.

“Cuando tomamos la decisión, no teníamos dudas de nuestro triunfo. La violación de nuestra marca debía ser castigada”. El 26 de enero de 2007, la Corte Local de Munich aceptó la causa y la instruyó. La primera sentencia se dio a conocer luego de diez meses: Se prohíbe a Okai usar sin permiso la marca “Wangzhihe” en Alemania y se revoca el registro hecho de la marca anteriormente por Okai.

“Tan pronto como la marca registrada por Okai sea revocada, la solicitud de nuestra auténtica Wangzhihe será aprobada en Alemania”, pensaron Wang Jiahuai y Wang Hongqing, muy excitados por su triunfo, y fueron exclusivamente al país europeo a escuchar la sentencia.

No obstante, el asunto no fue tan fácil como esperaban. El 25 de febrero de 2008, la compañía usurpadora apeló a la Corte Superior de Munich. “Tras un análisis cuidadoso, concluimos que Okai estaba prolongando el proceso, para tener más tiempo, aunque sabía que sus posibilidades de triunfo eran escasas”, recordó Wang.

Más importante que el costo económico

El 23 de abril de 2009, a las nueve de la mañana, hora local, la Corte Superior de Munich pronunció su sentencia final: Okai no puede usar “Wangzhihe” sin permiso y tiene que revocarse el registro adelantado que hiciera de la marca con mala intención. En caso de no acatar la sentencia, tendrá que pagar una multa de 250.000 euros y su responsable principal cumplirá una condena de seis meses de cárcel.

“Es un castigo bastante grave”, dijo Wang Jiahuai. El objetivo principal de su empresa, impedir a Okai usar la marca y revocar su registro, había sido conseguido.

En el proceso de entrada en los mercados extranjeros, las empresas chinas enfrentan cada día más violaciones de propiedad intelectual, pero pocas protegen sus propios derechos usando la ley como arma. Una de las razones es el costo y el tiempo de un pleito. Sin embargo, Wang Jiahuai creyó que el triunfo de Wangzhihe inspiraría a otros productores que estaban bajo la misma situación.

Durante los dos años que se prolongó el juicio, el mayor gasto de Wangzhihe correspondió a los honorarios del abogado alemán. Para ahorrar dinero, la mayor parte de la preparación del caso se hizo con abogados y compañías chinos. “De esta forma sólo tuvimos que pagar al abogado alemán 20.000 euros, una suma que perfectamente podíamos asumir”.

“El costo no fue el único factor que consideramos”, añadió Wang. “Lo que ganamos vale mucho más”. El triunfo de Wangzhihe fue una declaración de que la empresa tiene la firme resolución de protegerse por medio de la ley y reduce así la posibilidad de violaciones similares en el futuro.

Además de Wangzhihe, Okai violó los derechos de otras seis marcas de alimentos de compañías continentales, como Pepitas de Sandía de Qiaqia y Fideos de Almidón de Habichuelas de Baijia. “Esas empresas no presentaron ninguna demanda, pero respaldaron nuestra acción”. En 2007, Qiaqia, Baijia y otras dos entidades afectadas proporcionaron testimonios escritos, declarando que Okai habían usado sus marcas registradas sin permiso.

Choques culturales

“La comunicación con el abogado alemán fue un poco difícil”, reconoció Wang. No fue fácil lograr que él y los jueces comprendieran la influencia de Wangzhihe en China. “Por eso le dije al abogado que Wangzhihe, salvando las distancias, viene siendo el Mercedes o el BMW en la mesa de comer de China”.

Taller de Wangzhihe.

Pese a las diferencias obvias en nuestra filosofía y cultura, el empresario chino cree que “no hay un abismo infranqueable, siempre que nos comuniquemos respetando las reglas de cooperación”, las reglas que condenan las acciones violadoras e ilegales.

Okai declaró que el logotipo de Wangzhihe es simplemente una imagen común y corriente de un soldado chino de la antigüedad, algo que el propietario legítimo debió probar que era absurdo. “Encontramos evidencias para mostrar la forma de vestir, el peinado y el sombrero de un soldado chino en el pasado e hicimos también una comparación con nuestro logotipo”, explicó el gerente. “El sombrero del logotipo es típicamente el que usaban los eruditos en la China antigua”.

Los conocimientos comunes y corrientes deben ser explicados detalladamente en un contexto transnacional, subrayó. “Es útil para ellos saber y entender la cultura china y, lo más importante, les mostramos una empresa real de China y su situación real”.

Wolfgang Festl-Wietek, el abogado alemán que defendió a Wangzhihe, manifestó su respeto hacia la empresa por su apego a la ley para recuperar su marca.

Largo camino por recorrer

Antes del Día Mundial de la Propiedad Intelectual, el 26 de abril, la Administración Estatal de Industria y Comercio publicó una serie de datos que muestran que más de 2.000 marcas chinas han sido registradas adelantadamente en otros países desde la década del 80 del siglo pasado y marcas prestigiosas de larga data, como Tongrentang y Goubuli, pierden anualmente un aproximado de 1.000 millones de yuanes por una propiedad invisible.

“Las empresas chinas no entienden claramente todo lo relacionado con los derechos de propiedad intelectual cuando entran en otros mercados”, apuntó Wang. Sólo en 2008, compañías extranjeras solicitaron el registro de 17.000 marcas en China, siguiendo lo estipulado en el Acuerdo de Madrid sobre el Registro Internacional de Marcas de Fábrica, mientras las empresas chinas sólo emitieron 2.000 pedidos similares fuera del país.

Como una empresa de larga historia, Wangzhihe está registrada en más de 40 países y regiones y vende productos en más de 20 de ellos, prestando mucha atención a los mercados de ultramar, para lo cual estableció exclusivamente una sección especial. “Contamos con una historia de 340 años y es precisamente ella la que nos confía la misión de proteger el legado”.

Aunque Wangzhihe sólo produce alimentos tradicionales, Wang Jiahuai tiene plena confianza en el mercado internacional. “En el sector de los alimentos, la participación tardía o temprana no determina el éxito. Mientras exista el ser humano, nuestra industria tendrá oportunidades de desarrollo”. Bajo esa premisa, la compañía planea dominar el mercado de las comunidades de origen chino en el exterior y después entrar en el mercado principal de cada escenario.

Durante el proceso de apertura de un camino hacia los mercados internacionales, Wang viene resumiendo los problemas enfrentados y las soluciones correspondientes. Sobre la propiedad intelectual, que causa frecuentemente fricciones comerciales, “la única salida es jugar de acuerdo con las reglas”.

Agregó que “dentro de tres décadas China habrá terminado su proceso de desarrollo, una etapa que a las principales economías del mundo les costó medio siglo o aún más. La industrialización es, para cualquier país, un proceso que empieza por importar, digerir, luego absorber y finalmente renovar. La propiedad intelectual, como un tesoro común de todo ser humano, debe ser accesible a todos, para favorecer las comunicaciones y el intercambio transnacionales. Claro está, esas comunicaciones deben estar bajo las reglas y leyes. Respetar las reglas es una condición vital previa para este juego”. Por lo tanto, el empresario enfatizó en que las empresas chinas “no pueden entrar en el mercado extranjero sin conocer las reglas, pues la ignorancia puede aumentar las fricciones comerciales”, de manera que “se perjudica la imagen de las empresas chinas y también la del país”.

Wang cree que China tiene sus propias ventajas dentro de la industria de los condimentos. “Las marcas tradicionales dominan este sector, por eso nuestro país tiene la completa propiedad intelectual y tecnología principal, lo que nos permite explorar el mercado internacional.

“Después de nuestro triunfo, Baijia puso oficialmente un pleito a Okai, contratando al mismo abogado de parte china, Wang Hongqing. Si recupera su marca sin dificultades, otras empresas afectadas acelerarán sus reclamaciones legales.

“Hemos dado un paso arduo, pero inspirando por él, muchas más empresas seguirán valerosamente nuestro camino”, afirmó Wang y concluyó que los reportes de prensa inspirarán también a más empresas a considerar seriamente la protección y cooperación sobre sus derechos de propiedad intelectual.

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