Elegir un trabajo: de glorioso a rentable

Por CHEN SI

Primer grupo de trabajadores del petróleo de la Nueva China.

La evolución social y económica de China durante los últimos 60 años ha traído muchos cambios a su pueblo en cuestiones como la selección de una profesión o vocación. Las mejores ocupaciones pasaron de los obreros y militares a comerciantes, artistas e intelectuales, y últimamente los diseñadores, nutricionistas y funcionarios públicos también se han hecho muy populares. El llamado “buen trabajo”, antes sólo basado en factores políticos y sociales, es una noción que ha tenido en cuenta muchos más elementos. Múltiples estándares, incluyendo los factores económicos, marcan actualmente el tema del empleo y los ciudadanos chinos disfrutan de una mayor libertad de elección.

Empleos honorables

La clase obrera se convirtió en dueña del país después de la fundación de la República Popular China, en 1949, y el número de trabajadores obreros aumentó rápidamente. La estabilidad del empleo, el alto estatus social y los ingresos agradables, fueron factores que hicieron de este “trabajo” uno de los más pretendidos, especialmente un puesto en una fábrica de propiedad estatal.

El empleo de vendedor fue muy demandado en los años de escasez de material. Una peluquería en la pasada década del 80.

Los obreros habían sido la columna vertebral de las fábricas, manifestando una intensa responsabilidad hacia su trabajo y el país. Meng Tai, un trabajador de la empresa siderúrgica Angang, construyó el famoso “Depósito de Meng Tai”, para recolectar miles de piezas desechadas que posteriormente desempeñaron un papel importante en la reconstrucción de la propia industria. Wang Jinxi, uno de los miembros del primer grupo de trabajadores del petróleo de China, perforó junto con sus compañeros el primer pozo de petróleo de Daqing, en la provincia de Heilongjiang. China puso fin así a la mala reputación de no tener su propio petróleo y estableció un récord mundial de 100.000 metros perforados en un año.

Como reza un refrán chino “Buen hierro no va a ser clavo; hombre verdadero no hará de soldado”, los soldados tuvieron poca estima en la antigüedad. Después de la fundación de la República Popular China, ser parte de las fuerzas armadas se convirtió en el sueño de muchos jóvenes. ¿Quién es el más querido?, un artículo sobre el heroísmo y espíritu revolucionario de los soldados del pueblo chino, influyó en las nuevas generaciones de entonces. Muchos militares se convirtieron en excelentes ídolos de su tiempo. Después de ser desmovilizados, los ex miembros del ejército gozaban de un alto estatus social, más oportunidades educativas y mejores posibilidades para la elección de carrera que otros ciudadanos. Además, casarse con un militar era lo que siempre soñaban las chicas.

También era admirable la posición de los cuadros. En momentos en que la ideología era primordial, ser un funcionario con cierta graduación era admirable por mucha gente, especialmente el cargo de funcionario político, quien se dedicaba al desarrollo ideológico del personal de un centro de trabajo.

En los años de dificultades materiales, también las profesiones que gozaban de algún privilegio fueron muy deseadas, como el trabajo de distribución de cupones y alimentos o los puestos cercanos a los directivos (por ejemplo, conductor de un dirigente).

Curiosamente, la ocupación más desventurada fue probablemente la de los intelectuales. Antes de la reforma y apertura, a finales de 1978, se satirizaba a los miembros de este círculo como la “novena clase apestosa”. Tal etiqueta, retomada durante la “Gran Revolución Cultural” (1966-1976), tuvo su origen en el siglo XIII, cuando los mongoles gobernaron el país y la población se clasificó en diez estratos sociales. Los intelectuales eran superiores sólo a los mendigos e inferiores incluso a las prostitutas. De 1966 a 1976, un gran número de intelectuales fue trasladado a zonas rurales a hacer trabajos agrícolas.

El color del dinero

La reforma y apertura transformó el concepto del pueblo chino sobre el trabajo que había permanecido en 30 años, como por ejemplo, la actitud hacia los trabajadores individuales. Antes, participar en las actividades comerciales era considerado algo poco respetable, un recurso exclusivo para las personas marginales que no podían encontrar un empleo decente y regular. Al principio, los comerciantes individuales sólo se podían encontrar por la calle y algunos de ellos, incluso, ocultaban su rostro con cubrebocas, por temor a ser identificados por un conocido.

Un taxista por cuenta propia de la ciudad de Guangxi. Yuan Longping (centro) fue elegido Trabajador Modelo Nacional.

Sin embargo, el atractivo ingreso de esta profesión sorprendió pronto a la gente. En aquel momento los trabajadores por cuenta propia recibieron el sobrenombre de “Familia de 10.000 yuanes”, porque sus ganancias sobrepasaban esa cifra y superaban considerablemente el salario mensual promedio del país, por debajo de los 100 yuanes. Incluso los científicos ganaban ridículamente menos que los comerciantes privados. Impulsadas por intereses económicos, muchas personas abandonaron sus puestos de trabajo y “se tiraron al mar comercial”. El número de trabajadores autónomos aumentó de un millón, en 1981, a 10 millones en 1987.

Conceptos como la libre determinación del empleo, concurso de plazas y desempleo han entrado desde entonces en el discurso público. Un trabajo que una vez fue algo asignado por el Gobierno, un “tazón de hierro” de toda la vida, que vinculaba estrechamente a la persona con el centro de trabajo, ya no es tan estable y permanente. Ahora el empleo es un medio para ganarse la vida, y tanto la entidad como el empleado pueden “abandonarse” el uno al otro. Las condiciones de trabajo cambiaron la opinión del pueblo al elegir su trabajo y en la identidad social. En lugar de ver si un trabajo es honorable, la gente considera más los ingresos y las perspectivas personales al elegir un empleo.

Con el fin de la “Gran Revolución Cultural”, los intelectuales han alcanzado un mayor reconocimiento social. Chen Jingrun fue un personaje típico de este período.

En una encuesta realizada en 2007 por el Centro de Investigación Social del famoso Periódico de la Juventud de China y el canal educativo sohu.com, 2.723 personas dieron su opinión sobre la elección del primer empleo. El 80,8 por ciento valoró las “perspectivas personales” en primer lugar, mientras que 69,7 por ciento, seleccionó “bien remunerado”. Wang Tingda, miembro del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), distribuyó este año un cuestionario entre 1.180 estudiantes de primaria y secundaria, que identificaron “empresario” como el mejor trabajo que desean hacer, sólo comparado con el de cantante y estrella de cine.

El estatus social de los obreros, por el contrario, ha disminuido de alguna manera. En 2007, una encuesta aplicada entre 4.000 familias de Shanghai mostró que sólo el 1 por ciento estaba dispuesto a ser obrero. Después de la reforma de las empresas de propiedad estatal, decenas de millones de trabajadores perdieron su puesto. Según el Anuario Estadístico del Trabajo de China, casi 30 millones de empleados fueron desplazados de sus puestos a lo largo de estos años.

Afortunadamente, los intelectuales han alcanzado un mayor respeto social en los últimos tiempos. Chen Jingrun, matemático, y Yuan Longping, agrónomo, fueron seleccionados como Trabajador Modelo Nacional. El Teorema de Chen ha hecho avanzar el uso de la Conjetura de Goldbach. Yuan es conocido como el “Padre del arroz híbrido”, cuyas investigaciones desde el decenio de 1960 han ayudado a China a aumentar la producción del demandado grano en más de 50.000 millones de kilogramos de 1976 a 1987.

Incluso el oficio de los famosos se valora con nuevos criterios. Durante la elección de los trabajadores modelos nacionales del año 2005 aparecieron entre los candidatos Yao Ming (estrella de baloncesto), Liu Xiang (campeón mundial de los 110 metros con vallas) y otros 30 empresarios. La contribución a la sociedad, no sólo la creación de la riqueza personal, se ha convertido en un criterio nuevo para conceder esa distinción.

Nuevos oficios

Muchos jóvenes quieren ser estilistas.

Al desaparecer el “tazón de hierro”, surgieron muchas opciones de profesión por naturaleza. De acuerdo con la Clasificación de Profesiones de China, actualmente en el país existen casi 2.000 tipos de empleo y, desde 2004, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social ha definido y añadido nuevos oficios varias veces al año. Mientras tanto, algunas otras labores están desapareciendo. “Los cambios en la estructura social aceleran la subdivisión de la mano de obra y, en consecuencia, crean nuevos empleos”, explicó Xie Kang, profesor del Instituto de Administración de la Universidad Sun Yat-sen.

Muchas nuevas ocupaciones, como dibujante de animados, manufacturador de modelos de automóviles o diseñador de embalajes, exigen una combinación de trabajo mental y físico. La industria creativa ha concebido puestos como los de diseñador de moda, arquitecto paisajista y planificador de exposiciones. Además, poco a poco ha aumentado el número de dietistas y consultores de salud y del matrimonio, o se han retomado profesiones que desaparecieron después de la fundación de la Nueva China, como la de subastador.

La Facultad de Sociología de la Universidad Sun Yat-sen, junto con el Instituto de Investigación de Desarrollo de Guangdong, llevó a cabo un estudio de cuatro años, de 2000 a 2004, sobre los cambios de la sociedad en Guangdong. Según el estudio, la gente todavía identifica objetivamente la condición social con los ingresos. En el indicador sobre “mayor distinción entre las diferentes clases sociales”, un 45,1% seleccionó los “ingresos”, y sólo un 26,2% escogió “la calidad de vida”. Sin embargo, pocas personas eligieron normas como “reputación social”, “nivel de conocimiento”, “estilo de vida” o “auto satisfacción”. Además, el 72,8% de los entrevistados estuvo de acuerdo en que “el nivel de consumo indica la identidad social”.

Un subastador en plena puja. Los puestos de trabajo en empresas extranjeras y sus altos sueldos son muy populares entre los jóvenes.

Según Li Weimin, profesor de la Facultad de Sociología del propio centro universitario, el cambio sobre cómo medir y valorar el trabajo es parte de una transformación de la estructura social, donde los diferentes grupos de la sociedad mantienen su búsqueda dinámica de intereses y valores. La gente ya no se clasifica principalmente por la familia o los antecedentes políticos. El nivel de ingresos se ha convertido en una importante norma para juzgar un estrato social en China, así como una medida del valor del trabajo.

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