La mejor universidad
china se abre a los trabajadores inmigrantes
Por nuestra reportera LU RUCAI
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Clase de computación. |
EL 6 de marzo de 2009, la Universidad de Beijing, uno de los
más prestigiosos centros de enseñanza superior en
China, comenzó su cuarta edición de cursos de la
Escuela Popular, cuyo objetivo es promover el concepto de
igualdad y realizar el sueño de las personas comunes y
corrientes. Trata de explorar un nuevo modelo de educación
para los trabajadores inmigrantes de las grandes ciudades, que
suman cientos de millones en toda la nación.
Ofrecer educación general
Programas similares se aplicaron hace más de 90 años
en esa propia institución educativa. En 1918, su entonces
rector, Cai Yuanpei, abrió una escuela nocturna para los
trabajadores de la universidad, que se dedicaba fundamentalmente
a la capacitación profesional, con el respaldo de los estudiantes
universitarios, para aumentar los conocimientos de los trabajadores
y contribuir al despertar de la conciencia de la gente sencilla.
La Escuela Popular comenzó como un proyecto de investigación
sobre la educación continua para trabajadores inmigrantes
provenientes de las zonas rurales del país, diseñado
por el Instituto de Educación de la Universidad de Beijing.
Según nuestra investigación, descubrimos que
estas personas tienen dificultades para adaptarse a la vida y
la cultura urbanas, y una de las razones principales es su baja
escolarización y formación, declaró
la profesora Ding Xiaohao.
Casi en el mismo momento, el sindicato de la universidad estaba
analizando la mejor forma de ayudar a los 3.000 obreros inmigrantes
que trabajan para el centro. Así que coincidió con
el proyecto del Instituto de Educación. En septiembre de
2006 se inauguró la primera edición de cursos de
la Escuela Popular con una participación de 53 trabajadores
inmigrantes del campus.
Los primeros cursos incluyeron la enseñanza sobre la concepción
de la vida y la carrera, interacción social, salud mental,
relación y tolerancia, así como conocimientos básicos
de computación e inglés. En respuesta a los intereses
de los participantes, las lecciones se concentraron más
adelante en los tres primeros aspectos. Según la profesora
Ding, los trabajadores provenientes del campo rural aún
se adhieren a los convencionalismos y costumbres del campo, incluso
después de trasladarse a las ciudades, lo que les genera
choques culturales. Sin vínculos familiares ni comunicación
con la familia, los inmigrantes laborales padecen del desconocimiento
de la ciudad y enfrentan una dolorosa aclimatación a las
circunstancias urbanas. Las orientaciones adecuadas pueden hacer
este proceso más corto y fácil.
La Escuela abre incluso cursos como sexo sano. Este es un paso
atrevido en una sociedad en su gran mayoría aún
muy conservadora. Sun Li, subdirectora de la Escuela y vicepresidenta
del sindicato de la universidad, es consciente de las necesidades
de su alumnado. La mayoría de los trabajadores inmigrantes
del centro son solteros de unos veinte años, por lo que
los conocimientos sobre sexualidad son importantes para ellos.
Recursos de enseñanza superior más voluntarios
La profesora Ding y otros miembros del proyecto realizaron una
encuesta entre los trabajadores inmigrantes de la universidad,
antes de la apertura de la Escuela. El resultado mostró
que los 3.000 matriculados tienen una edad media de 26,8 años
y el 76 por ciento de ellos alcanzó un nivel escolar del
primer ciclo secundario o menos. La mayoría de los que
integran este grupo poblacional son conscientes de la distancia
entre sus habilidades profesionales y las demandas del mercado
de empleo, pero muchos no pueden recibir la educación continua
y los entrenamientos de vocación por la falta de tiempo
(68,5 %) y el exorbitante costo (46,6%).
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Un voluntario contribuye
al aprendizaje del inglés. |
El gran número de voluntarios calificados entre los profesores
y estudiantes universitarios y sus abundantes recursos pedagógicos,
como aulas y otros servicios necesarios para la enseñanza,
pueden servir de papel productivo en la educación continua
de los trabajadores inmigrantes, consideró Ding.
Unos 20 profesores del Instituto de Educación de la Universidad
de Beijing son profesores voluntarios de la Escuela Popular, mientras
40 ó 50 estudiantes universitarios también trabajan
como voluntarios en cada edición del curso. Xu Chunbin,
alumno de tercer año de la Facultad de Derecho, sirve como
voluntario desde la apertura de la escuela, en 2006. Para
nosotros es apasionante ser voluntarios. En la cuarta edición
hemos recibido más de 100 solicitudes para 40 puestos.
En las primeras tres ediciones, Xu colaboró en la enseñanza
de inglés y las actividades extraescolares. Ahora se encarga
de la administración de voluntarios. Las experiencias
me han ayudado mucho, especialmente en la comprensión de
una máxima de Confucio- Enseñar sin distinción.
La educación es un derecho de todos. Lo que estamos haciendo
es transmitir esta idea a los alumnos trabajadores inmigrantes.
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.Alumnos disfrutando
de la clase. |
Voluntarios de
la Escuela Popular. |
Hay que mostrar el debido respeto hacia un grupo de jóvenes
de una edad media de 26 años, pero de experiencia laboral
de más de un lustro, destacó Ding. A través
de nuestras clases y sus contactos con profesores y estudiantes,
los alumnos en la Escuela esperan ampliar su círculo de
interacción social, activar la parte positiva en su mente
y eventualmente lograr su propio progreso.
La Escuela Popular no sólo cambia a sus alumnos, sino
también a la gente alrededor de ellos. Aquí
hay un profundo efecto. Nuestros alumnos pasarán los conocimientos
recién asimilados a sus conocidos y les incentivarán
el deseo de estudiar.
Los cursos han sido filmados por la Televisión Educativa
de China y pronto estarán disponibles en Internet, libres
de pago.
Largo camino por recorrer
Al comienzo, muchos empleadores no tenían idea de
los efectos de la capacitación y algunos aún estaban
preocupados por las disputas potenciales que se podrían
producir cuando estos trabajadores fueran más conscientes
de sus derechos en la compañía, después de
estudiar la Ley de Contrato Laboral, recordó Sun
Li. Luego de dos años, nuestros graduados reportaron
mejores rendimientos en el trabajo y muchos fueron elegidos como
empleados modelos.
Cao Zhigang, un trabajador del comedor de la universidad, reconoció
que algunos empresarios creen que los trabajadores ignorantes
son más dóciles. En realidad eso no coincide
con los intereses de las dos partes. Ambos lados conocen sus derechos
y obligaciones y pueden recurrir a la negociación en cuanto
a disputas. Cao, de 39 años, empezó a asistir
regularmente a los cursos de la Escuela desde su apertura. La
mayor transformación ocurre dentro. Han cambiado la manera
en que ves el mundo y te llevas con los demás. Por
ejemplo, después de una clase de protección ambiental,
Cao empezó a notar cosas a su alrededor a las que antes
no hacía caso, e incluso, participó en una actividad
anual voluntaria de limpieza de la universidad.
De acuerdo con un cuestionario entregado a los alumnos de la
Escuela, las asignaturas más acogidas son de habilidades
en el trato social (81%), planificación de carrera (79%)
y preservación del optimismo (71%). Los conocimientos de
inglés y computación quedan relegados.
Para Ding, quien participó en el diseño del contenido
de los cursos, las lecturas no se dedican a los conocimientos
profundos, sino a inculcar valores fundamentales y conceptos requeridos
por cada ciudadano. Cada elemento, sea una lectura, discusión
o actividad de grupo, es elaborado para fomentar en los alumnos
la confianza en sí mismos y el sentido de pertenencia.
Sun Li reconoció que le ha impresionado mucho la ansiedad
de cooperación de los trabajadores inmigrantes. Ofrecemos
entrenamientos también a los universitarios de diferentes
grados e incluso a posgraduados, pero ninguna clase los recibe
con el mismo fervor que los inmigrantes del campo. Estos trabajadores
muestran un gran deseo de ser aceptados y protegidos por la sociedad
urbana.
La Escuela Popular es muy bien acogida por la sociedad
y muchos desean que podamos aceptar a los trabajadores inmigrantes
fuera de la Universidad de Beijing, añadió
Sun, y precisó que para ello se requiere una gran
contribución de tiempo, energía y dinero. Es bueno
admitir a más personas, pero nuestra capacidad actual sólo
puede satisfacer las necesidades de los trabajadores inmigrantes
de nuestro centro. Hasta la actualidad, sólo 300
alumnos han recibido la capacitación en cuatro ediciones
de cursos. Debido al limitado espacio, la Escuela Popular no tiene
plan de abrirse más allá del recinto universitario.
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