Días de cuarentena en Beijing
Por ZENG PING
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Personal médico tomando
la temperatura a los pasajeros. |
A las 4:00 de la madrugada del 2 de mayo me despertó el
timbre de mi celular. Era el personal del Centro de Control y
Prevención de Enfermedades de Chaoyang, Beijing, que se
había puesto en contacto conmigo por haber sido yo uno
de los pasajeros del vuelo AM098 de Aeroméxico, que el
pasado 29 de abril cubrió la ruta Ciudad México-Shanghai.
Ellos ya estaban camino a mi casa.
La distancia entre el paciente y yo
El 1 de mayo el Departamento de Salud de Hong Kong confirmó
el primer caso del virus A/H1N1, un ciudadano mexicano de 25 años
de edad, que había partido desde México el 29 de
abril en el vuelo AM098 y llegó al día siguiente
a Shanghai, donde tomó el vuelo MU505 con destino a Hong
Kong. Durante su estancia en Shanghai, no mostró ningún
síntoma de la enfermedad en el chequeo que se le practicó.
En la noche del 30 de abril comenzó a tener tos, dolor
de garganta y falta de fuerzas. Luego fue confirmado que tenía
el virus A/H1N1.
Estuvimos en el mismo avión, pero no sé cuál
era la distancia entre él y yo.
A partir del 30 de abril, los departamentos de salud empezaron
a localizar inmediatamente a los pasajeros del mismo vuelo y a
poner en cuarentena durante siete días a la mayoría
de ellos.
El 1 de mayo por la tarde, el Centro de Control y Prevención
de Enfermedades del distrito de Xicheng ya me había llamado
para preguntarme si me sentía mal, por lo que no me sorprendió
que me volviesen a contactar la madrugada siguiente.
La ambulancia me esperó a la entrada de la zona residencial,
para evitar la alarma de los vecinos. Después de confirmar
mi identidad, me trasladaron al Hospital Ditan, donde ingresé
en la mañana del 2 de mayo.
Hospital en estado de sitio
El Hospital Ditan ya estaba en estado de sitio. La ambulancia
me llevó directamente al edificio para enfermos. Me colocaron
en una habitación individual, con una cama, un armario,
un refrigerador y un televisor. Disponía además
de un cuarto de baño. Me sometí a una serie de exámenes
y mi temperatura corporal era de 36,4°C. Las enfermeras son
jóvenes y nos atienden muy bien: hacen el registro, nos
llevan la comida y nos toman la temperatura corporal.
Más tarde, el mismo día, me enteré de que
los departamentos concernientes de la capital habían tomado
medidas eficaces y puesto bajo observación médica
a los 17 pasajeros del mismo vuelo del primer paciente contagiado
de Hong Kong. El Hospital Ditan recibió a 15 de ellos,
de los que antes de su ingreso el departamento de salud de Beijing
ya había recolectado muestras para detectar el virus A/H1N1.
Según el subdirector del hospital, aunque no mostramos
síntomas de estar contagiados con la epidemia, necesitamos
someternos a una observación aislada.
Del hospital al hotel
Una enfermera nos informó que pronto nos trasladarían
al hotel que se encuentra frente al hospital. No pude creerlo,
pues llevamos apenas un día aquí.
El Hotel Guomenlu sólo dista 200 metros del hospital,
pero varias ambulancias se reunieron abajo para llevarnos hasta
allí.
Las enfermeras expresaron que no tenían miedo al virus.
Algunas de ellas participaron en la atención a los pacientes
contagiados con el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS,
por sus siglas en inglés), que afectó al país
hace seis años. Como dijo Cheng Jun, subdirector del hospital,
comparado con el año 2003, el Hospital Ditan ha mejorado
mucho, tanto en la formación de su personal como en la
reserva de materiales. Disponemos de suficientes medicamentos.
Hemos pensado en el peor resultado y nos esforzamos por conseguir
el mejor fin.
A las 6:00 por la tarde, tomamos por separados varias ambulancias
y llegamos al hotel. Cada uno fue hospedado en una habitación
estándar. Volvieron a chequear nuestra temperatura y todo
estaba normal.
Vimos en la tele que ya había llegado a México
el primer material médico, donado por China. Recordé
que hace unos días, cuando estuve en la Ciudad de México,
se vendieron todas las mascarillas y otros artículos protectores.
Esta noticia me hizo sentir la profunda amistad de China con ese
país latinoamericano.
Pensando en los amigos y recordado por ellos
Aunque estuvimos en cuarentena, nos sentimos muy bien. Pero pensamos
mucho en Wu Yongheng, director de la filial latinoamericana de
China hoy en México. Como el Gobierno chino canceló
los vuelos a este país, el avión fletado para recoger
a los ciudadanos chinos, que saldría el 3 de mayo, no pudo
partir por diversos motivos.
Menos mal que el charter de la China Southern Airlines salió
a las 22:00 horas del 4 de mayo. Así Wu podría llegar
a Shanghai el 6 del mes corriente. Otros 200 compatriotas que
tomarían el avión junto a él permanecerían
también bajo observación médica siete días
después de arribar al país.
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Médicos revisando
el estado de los pacientes en cuarentena. |
El mismo día de la llegada del avión, los guardias
abandonaron el edificio donde nos alojábamos, lo que significaba
que nuestra libertad se estaba acercando.
En estos días recibí numerosos mensajes de saludos
en mi celular. Me emocionaron mucho.
Al mediodía del 6 de mayo me enteré de que el Ministerio
de Salud anunció la noticia de levantar nuestra cuarentena.
Nos pusimos muy contentos.
El día 7 por la mañana, los médicos tocaron
a la puerta habitación por habitación y nos entregaron
el aviso de cancelación de la cuarentena y una tarjeta,
en la que se especificaba que manteníamos buena salud.
Nos tomaron por última vez la temperatura y me hice algunas
fotos de recuerdo con ellos.
A las 9:20 de la mañana abrí la puerta y tomé
mis maletas y antes de marcharme, miré la habitación
en la que permanecí durante cinco días con sus noches.
El cielo era muy azul y el sol estaba muy radiante.
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