Devotos convencidos
Por TANG YUANKAI
A medida que China se enriquece y se abre al mundo, sus ciudadanos
sienten una mayor necesidad espiritual. En comparación
con épocas pasadas, las personas tienen más tiempo
y libertad de reflexionar, y una parte de ellas busca en la religión
el sentido de la vida.
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La presión de la vida
moderna lleva a una parte de los jóvenes a buscar en
el budismo el sentido de la existencia. |
Cai Lixu, conocido pedagogo y budista devoto, conmovió
al público con su serie audiovisual Conferencia de la vida
feliz, en la que dice que el carácter chino mang,
que significa ocupado, está compuesto por dos caracteres,
xin (corazón) y wang (muerte),
o sea, mang significa el corazón muerto.
La gente de hoy siempre está tan ocupada que no se
percata incluso de las necesidades de otros, se pierde a sí
misma y no sabe ni lo que quiere.
Antes de escuchar eso, Fan Nannan se pregunta casi todos los
días: ¿Sigo mi trabajo o lo dejo? Ella apenas
tiene la edad de la madurez y es responsable de un departamento
gubernamental de Beijing. A los ojos de muchos, ya ha conseguido
todo a lo que se puede aspirar. Sin embargo, tengo que estar
en la oficina durante 120 horas a la semana, lo que significa
24 horas si trabajo 5 días a la semana, pues sólo
hay 24 horas en un día. Por eso me veo obligada a menudo
a sacrificar los fines de semana.
Me siento cada vez más como si fuera una copa de
helado, a la que cualquier persona puede quitarle una cucharada,
o sea, cualquiera puede ocupar mi tiempo menos yo misma.
Por fin, una noche no pudo ni mover sus piernas. Ya sabía
lo que me iba a diagnosticar el médico. La presión
me había aplastado. No sólo existía en mi
mente, sino también en mi cuerpo.
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Los creyentes budistas donaron
dinero a los afectados del terremoto de Wenchuan. |
Inspirada en las palabras del maestro Cai, Fan echó una
mirada retrospectiva a su vida. Ocupada en los asuntos oficiales,
poco a poco empezó a pasar por alto las necesidades de
sus familiares, y luego, a olvidar sus obligaciones fundamentales
en la casa. No sabía nada, sino ganar dinero. ¿Qué
estoy haciendo? ¿Me ocupo del trabajo o desperdicio mi
vida?, reflexionó.
Aunque no abandonó su puesto, pidió unas largas
vacaciones por una razón muy ordinaria, pero por la que
no abría la boca antes, ir con sus familiares y descansar.
Después de ocho años de labor en Beijing, Fan Nanan
acompañó por primera vez a sus padres en un viaje.
En un templo conoció las estatuas de los Cuatro Reyes Celestiales
de los Cuatro Puntos Cardinales.
El Rey Celestial del Sur se llama también Rey del Crecimiento.
Frente a él, Fan se dio cuenta al instante de que no es
suficiente con cumplir el deber, sino que lo más
importante es hacer crecer nuestras virtudes, inteligencia, y
capacidad. Como budista devota, no sólo repite esa
máxima, también la cumple.
Los instrumentos que portan los Cuatro Reyes en sus manos
también me alertan constantemente, subrayó
y citó como ejemplo la pipa del Rey del Este. Si
la cuerda es demasiado floja, la pipa no suena, y si es demasiado
tensa, se romperá pronto, así debemos hacer el trabajo
o cumplir ciertas responsabilidades con mesura. Hay que seguir
la doctrina del camino medio.
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Monjes budistas
en Shanghai, regalando sopa de arroz a los devotos, el día
8 del duodécimo mes lunar, durante el tradicional Festival
Laba. |
Aparte de la pipa, la espada en manos del Rey del Sur y el paraguas
del Rey del Norte también tienen significados especiales
para Fan. La espada es para cortar las angustias y el paraguas
se usa para protegerse de toda la contaminación del mundo
y mantener un corazón limpio.
Empecé a dedicarme al budismo gracias a la influencia
de Nannan, comentó por su parte Han Yuanxin, de la
misma edad que Fan, de quien había sido cliente, por lo
que conocía muy bien sobre su cambio psicológico.
Antes, creía que era inevitable que la gente moderna
viva una vida agitada y con mucha rapidez, pero el hecho es que
el modo de vivir rápido y desordenado de algunos impacientes
influye y contagia a la mayoría de la gente.
Según Han, la desarrollada civilización material,
por un lado, trae facilidades a la vida, pero por otro ocasiona
crisis en diversos aspectos. Los chinos, que se habían
acostumbrado a la vida aplomada, se sienten más tensos
y agitados, son más propensos a perder el control y menos
dados a las reflexiones. La modernización hace que
la gente desee resultados inmediatos. Los autos, el avión,
los teléfonos celulares e Internet nos ayudan a ahorrar
tiempo, pero lo que nos falta sigue siendo el tiempo. Antes podíamos
aguardar 30 segundos por el ascensor, hoy no podemos soportar
más de 15 segundos... Estamos viviendo la vida a pasos
apresurados y desordenados, añadió Han.
El budismo nos ofrece un oasis de paz, un Shangrila en
la sociedad moderna, en la cual podemos encontrar una mejor vida,
más espiritual. A medida que estudia esta religión,
Han tiene un mejor control sobre sí misma. Pero no ha conseguido
el apoyo de su marido, quien como muchos otros cree también
que el budismo, como toda religión, es un asunto de viejos
y no resulta conveniente para los jóvenes, a menos que
experimenten un gran dolor en su causa o en el amor.
A Han le resulta odioso que en algunas obras artísticas,
siempre son los personajes de mala ventura quienes no tienen más
remedio que practicar la doctrina budista. Esto confunde
a mucha gente y los aleja de la puerta de la sabiduría
y la verdad del budismo. Con estas malas interpretaciones,
muchos no podrán conocer el verdadero budismo.
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Devotos en un
rito budista del Templo Fayuan, Beijing. |
Los legítimos practicantes del budismo, por la influencia
edificante de la correcta doctrina del credo, son más capaces
de mantener un buen estado sentimental y muestran un gran poder
de control sobre sí mismos, aún cuando enfrentan
dificultades, aseguró Han. Muchos budistas
dicen que cuentan con el secreto de la felicidad, lo que posiblemente
prueban con la tecnología científica: la exploración
cerebral muestra que los budistas tienen más activas las
regiones cerebrales que producen emociones de felicidad y paz
que otros que no son creyentes.
El doctor Yin Xiaotian está profundamente convencido de
esa consecuencia. En 2003, cuando terminó diez años
de estudio y trabajo en París y volvió a Beijing,
descubrió sorprendido que, el número de budistas
jóvenes de China estaba aumentando en gran medida, así
como los blogs y páginas Web sobre esta doctrina. Los datos
muestran que los budistas de hace poco más de un lustro
superaban los 100 millones, varias veces más que los estimados
en 1978, año en que comenzó a aplicarse en el país
la política de Reforma y Apertura. Mi casa queda
cerca del Templo de los Lamas, que recibe a decenas de miles de
personas al día. Aparte de turistas, vienen muchos especialmente
a quemar incienso y rendir culto a Buda. Poco a poco, la calle
de al lado se ha ido convirtiendo en un boulevard muy concurrido
de tiendas de artículos budistas.
Yin tiene colgado en su coche un talismán de paz, cuya
una cara tiene la imagen del presidente Mao Zedong, y la otra
lleva un carácter grande, Buda. El hombre, de 40 años
de edad, aún recuerda bien una frase que aprendió
cuando estudiada en la escuela primaria, La religión
es el opio de los pueblos. También se burlaba de
su abuela, quien clandestinamente iba a la montaña a rendir
culto al Buda de su templo. Durante toda su vida creyó
que la gente buena recibiría una buena recompensa, por
lo que siempre trataba bien a todos los que encontrara, aunque
no tenía un conocimiento profundo del budismo ni de la
vida. Yin no negó que su abuela tuviera pensamientos
utilitaristas de lograr mejor suerte en la próxima vida,
pero era sincera, bondadosa y pura, eso se debe al papel
extraordinario que desempeña el budismo para la gente común
y corriente.
Yin, que ya se ha hecho Jushi (Grahpati, que profesa el budismo
en casa), reconoce que su fe estuvo movida al principio por el
egoísmo, el enriquecimiento sano y seguro. Pero afirmó
que ya no tengo esas ideas y siento que mi alma se está
purificando. Gracias al budismo, lo que deseo ahora es vivir una
vida bondadosa, ser un hombre de bien y tratar de servir a otros.
Ir al templo a rendir culto a Buda, rezar sutras budistas, meditar
sentado y escuchar las enseñanzas budistas son las actividades
religiosas más importantes para Yin Xiaotian. Todos los
días, después de cepillarse los dientes y lavarse
la cara, lo primero que hace es quemar incienso y leer sutras
budistas ante la estatua de Buda que venera en su casa. No siente
miedo de hacer pública su fe. Aunque mi creencia
me hace diferente de los amigos ateos, no me impide establecer
una verdadera amistad con ellos.
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