Quinto día

Estuve esperando la llamada de Lao Wu, porque habíamos acordado que él se comunicaría conmigo una vez llegara a Tijuana el avión fletado por China. Ojalá no ocurra nada inesperado.

Por la mañana, a través del noticiero de la televisión, supe que el vuelo de la Compañía Aérea del Sur de China se había visto obligado a aterrizar en Los Ángeles como consecuencia del clima imperante en la madrugada del día 5. A bordo estaban los pasajeros chinos que regresaban al país desde la Ciudad de México.

Según Chen Shijie, portavoz del consulado chino en Los Ángeles, por el factor climático, el chárter no podía aterrizar en la ciudad de Tijuana y no tuvo otra opción que hacerlo en la urbe estadounidense. Cuando las condiciones del tiempo lo permitan, el avión volará rumbo a Tijuana y recogerá a los otros ciudadanos chinos que permanecen allí.

Más tarde llegó la noticia de que la aeronave había regresado felizmente al aeropuerto Pudong de Shanghai, a las 4:35 de la tarde de hoy.

En verdad se ha tratado de un viaje de vicisitudes.

Pasé la mañana revisando y ordenando los mensajes recibidos en mi celular, procedentes de mis jefes, amigos, familiares, etc., que me hacen llegar su apoyo, saludo y añoranza y me dejan especialmente conmovido.

A las doce del día quedé muy emocionado, al oír en las noticias que el Ministerio de Salud había emitido el aviso de que mañana a las seis de la mañana levantarán la observación médica.

Di una mirada a mi habitación y descubrí que las flores sobre la mesita de té ya se habían marchitado. En el espejo me veo viejo, con el pelo un poco largo. Me acostumbré a cortarme el cabello cada 20 días, pero esta vez ya ha transcurrido más de un mes sin que lo haga. La visita que debí hacer al barbero en la Ciudad de México tuve que posponerla por el inesperado estallido de la influenza A. El día que regresé a China se me ocurrió ir a la barbería, pero al final no lo hice. No pensé que tendría que postergarlo. Mañana, cuando llegue a casa, iré a cortarme el pelo. ¡Seguro!

A las dos de la tarde, la Administración de Salud y el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Beijing organizaron una reunión de prensa dedicada a informar al público las medidas de precaución a tomar contra el virus A H1N1. Participé en la reunión de manera on line, presentando los casos relacionados.

A las 4:40 de la tarde recibí finalmente la llamada de Lao Wu, avisándome que ya habían llegado a Shanghai y presentaban un buen estado de salud. Las pocas palabras que intercambiamos hicieron que desapareciera de inmediato toda la preocupación que tenía.

Una hora después volvió a llamarme Lao Wu. Según él, los pasajeros de su vuelo bajaban del avión portando una pequeña bandera de China. Después de arreglar los trámites de aduana, abordaron los autobuses que los esperaban y marcharon hacia el hotel, guiados por una patrulla de la policía local. Pese a que se sentían muy cansados por el largo viaje, todos estaban alegres por regresar a casa.

Regresar a casa produce siempre una buena sensación, más en una ocasión como ésta.

Me costó mucho trabajo fotografiar esta urraca volando.

Las flores marchitas anunciaron la aproximación del regreso a casa.

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