Un paseo por la tierra del té

Por ZHANG XIWEN

Plantación de té Wulong en Fujian.

Para la mayoría de las aldeas productoras de té, el mes de marzo es la temporada de la primera recolección de las hojas para la infusión. Estos poblados, tranquilos en los días ordinarios, se activan repentinamente para la ocasión y todas las familias empiezan a disponer las herramientas para elaborar la aromática planta, mientras algunas localidades celebran ceremonias tradicionales de veneración al cielo. El té producido en esta temporada tiene un precio extremadamente elevado en el mercado, debido a su calidad, frescura y limitada cantidad.

Desde tiempos remotos, China fue reconocida por su producción de té. En la antigua Ruta de la Seda, que conducía al mundo árabe y Europa, esta era una mercancía de igual importancia que las afamadas telas de seda. El país elaboraba una gran variedad de té, entre los cuales el de Wulong (té semifermentado), el verde y el rojo son los más famosos. Las regiones productoras se encuentran esencialmente en las montañas remotas del sur y del suroeste del territorio nacional.

Añeja plantación de té de Jinghong, en la provincia de Yunnan.

Xishuangbanna ha sido una famosa región turística de la provincia de Yunnan, por sus lindos paisajes naturales y los encantos étnicos de los dai. En los últimos años, con el comercio creciente del té Pu'er, se ha formado un nuevo itinerario turístico, incluyendo la visita a las seis montañas productoras de la preciada infusión.

Las seis elevaciones del sur de Yunnan, a cerca de 1.000 metros sobre el nivel del mar, y que se conectan entre sí, reflejan la historia de varios milenios sobre la producción del té Pu'er. Los viejos árboles de los que se toman las hojas para elaborar el producto se concentran en los densos bosques a 800 m sobre el nivel del mar. Dicen que esta región, con una superficie de 20.000 Km2 es la cuna del té de todo el mundo.

Desde mediados del siglo XX comenzaron a circular informaciones, según las cuales se habían detectado las plantas de té más antiguas del mundo, con 700 años de antigüedad, en las regiones de Pu'er, Banna y Lincang. Luego, este récord fue batido en repetidas ocasiones. Hoy la marca máxima llega a 3.200 años.

Así se transportaba el té en tiempos remotos.

La exportación del té de Xishuangbanna se remonta antes de la dinastía Qin (221 a.n.e.). Pero según los archivos históricos, este comercio comenzó en realidad durante la dinastía Tang (618-907), cuando se enviaban los cargamentos principalmente al centro del país y al sur del río Yangtsé, así como a Sichuan, el Tíbet y la India antigua. Bajo las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), el cultivo y producción del té Pu'er, que se había convertido en tributo imperial, alcanzó su apogeo. Hoy en día, en el patio de la familia Che, en el distrito de Yiwu, todavía se ve un tablero con la inscripción dorada que dice “Precioso tributo imperial”, otorgado por el Palacio Imperial a mediados del siglo XIX, en honor a la contribución de esta bebida a la corte.

En aquella época, Pu'er era el centro de recogida y distribución del té, por lo que la corte imperial decidió establecer una administración especial para la producción y comercialización de la bebida. De este modo, el té de la región, que anteriormente se clasificaba como especie de té verde, logró mayor fama por el nombre del local. Su comercio cubrió entonces toda la región del sudeste asiático y una parte del Sur de Asia.

Té Pu´er.

En ese momento el transporte del té Pu'er se desarrolló rápidamente. En la provincia de Yunnan, una región montañosa de selva virgen, los mabang y niubang (equipo compuesto de hombres, caballos y bueyes), se encargaban del transporte del producto. Hace alrededor de 1.300 años, los grupos mabang, dirigidos por la etnia han, viajaron entre Yunnan y otras provincias, de ahí que en la actualidad muchos habitantes de la etnia han del distrito de Yiwu son descendientes de los mabang provenientes del interior del país.

Yiwu es un cantón de Xishuangbanna, pequeño pero legendario, cuya fama viene justo de su té. En el año 736 un mabang dirigido por un hombre llamado Liu Hancheng, llegó a establecerse en la selva virgen del norte del distrito de Mengla de Xishuangbanna, y allí abrió la casa de té Tongqing, la primera en el lugar. Durante los dos siglos posteriores, aparecieron muchos otros establecimientos similares, como Tongxinghao y Cheshunhao, los cuales contribuyeron a la prosperidad del comercio de la bebida y a la formación del cantón, que albergaba a forasteros y comerciantes. Ante la necesidad de diferenciar las localidades, los residentes dieron a estos parajes nombres como Yiwu y Yibang.

Desde la dinastía Qing, Yiwu era un famoso centro de producción y exportación del té procedente de las seis montañas. Pero hoy día es otra cosa. Por todas partes se pueden ver en esta localidad casas destruidas, muros rotos e hierbas salvajes. Nadie puede imaginar lo espléndido y la prosperidad de entonces.

Las hojas d eté recién recogidas se ponen al sol.

Sin embargo, se pueden visitar viejas casas de té y ver el proceso de producción del té Pu'er en la primavera o en otoño. Todavía hay algunos fabricantes de Yiwu que elaboran el producto de manera manual, mientras en otros lugares lo hacen a máquina.

El almacén de la familia Gao, que ya tiene una historia centenaria, es una de las casas donde el té se prepara a mano. Esta familia posee una plantación de varios cientos de mu (15 mu equivalen a 1 hectárea), en la que la mayoría de las plantas tienen más de 100 años. Tal longevidad atrae incluso a comerciantes de Taiwán.

En la actualidad, la familia cuenta con sólo tres miembros. Todos trabajan juntos en el taller: la madre se encarga del shaqing, es decir, tostar las hojas de té para extraerles el agua y el mal olor; a continuación, la hija evapora el té a altas temperaturas para ablandarlo, luego lo envuelve en un tejido de gasa para aplastarlo en forma de torta, y después lo entrega a su padre, el dueño.

En el patio de la familia Che todavía se ve el tablero otorgado por la corte en tributo a su té de excelente calidad.

Como última etapa del proceso, la tarea de compactar la torta de té es lo más importante y debe ser cumplido por el hombre. El dueño levantó una piedra de 10 Kg. y dijo: “Para moldear la torta del té Pu´er de manera definitiva, se debe poner una piedra sobre ella durante no menos de media hora”. Esta tarea se ve simple, pero no es fácil. En primer lugar requiere fuerza. La familia de Gao posee 20 grandes piedras para tales fines, que no pueden trasladarse fácilmente de un lugar a otro. Segundo, la técnica es muy importante. La colocación de estas piedras y el tiempo que deben permanecer sobre la torta de té exigen conocimientos técnicos específicos.

Clasificado como de primera categoría entre los tés Wulong, el té Dahongpao se produce en Jiulongke, en los montes Wuyi, zona paisajística reconocida como Patrimonio Cultural y Natural Mundial.

Jiulongke es un valle ubicado en el lomo septentrional de los montes Wuyi, donde se encuentran seis viejos árboles de té tipo Dahongpao, de más de 350 años cada uno. Aunque su apariencia no es nada particular, las plantas producen un precio de oro en el mercado, pues sólo 20 gramos de las hojas para preparar la infusión cuestan 200.000 yuanes. Antes, se veían soldados de guardia en las proximidades del lugar.

En realidad, se encuentran muchas más plantas de té en los montes Wuyi, pero el Dahongpao está considerado como el mejor, gracias a su fuerte y persistente fragancia natural. Actualmente no se permite su recolección libre y en 2006, el gobierno local dio la orden de proteger los antiguos árboles de donde se extraen las hojas para preparar la demandada bebida. El té Dahongpao que se puede encontrar en el mercado procede de plantas a principios de los años ochenta del siglo pasado.

Los seis árboles de té Dahongpao pertenecen al templo Tianxinchansi, el mayor de este tipo en los montes Wuyi, construido en el reinado del emperador Dezong (785-804) de la dinastía Tang, y están en todo momento bajo la custodia de los monjes. Cada año, estos fieles sólo recogen unas pocas hojas y preparan el té para sí mismos. Su técnica de elaboración del producto es excelente. Según los anales históricos, el emperador apreciaba el té tostado por los monjes, lo que aumentó el prestigio de la infusión.

La aldea de Xiamei fue el centro de distribución de té Wulong.

A lo lejos, dentro de la neblina, se divisa el perfil de los aleros y balaustradas del templo, mientras de cerca se pueden ver los altos pinos y bambúes exuberantes que lo rodean. El ambiente es de una calma y solemnidad impresionantes. En la actualidad, numerosos turistas vienen a visitar el lugar y, con un poco de suerte, pueden probar el té de cinco años y charlar con los maestros monjes.

La aldea Xiamei, situada en la parte oriental de los montes Wuyi, es también muy conocida por su té. Rodeada de montañas verdes y torrenciales arroyos, la aldea ofrece una vista encantadora. Los pequeños puentes, cursos de agua y viejas casas se parecen a los fenómenos del sur del río Yangtsé.

Esta localidad era el centro de recogida y distribución del té Wulong elaborado en los montes Wuyi. Los comerciantes se reunían, compraban la mercancía y la transportaban hasta los países del sudeste asiático y Europa. Según registros históricos, “en el año 19 del reino del emperador Kangxi (1681), el mercado del té era tan próspero que trescientos barcos iban diariamente a recoger la mercancía”.

Antes, hubo una etapa en la que los comerciantes de Shanxi transportaban el té de Wuyi hacia las regiones fronterizas del norte, creando una ruta comercial del té entre China y Rusia.

Las ventas del producto fueron el origen de la gran fortuna del pueblo de Xiamei y permitieron la aparición de algunos famosos negociantes. La familia Zou fue considerada una de los magnates del té, que llegó a prestar 500 millones de unidades de plata a la corte de Qing, cuyo valor equivalía a la mitad del tesoro imperial. No es pues asombroso que los emperadores Kangxi y Qianlong fueran en sucesivas ocasiones al pueblo de Xiamei, deseando unirse en matrimonio con la familia Zou. Estas alianzas eran un hecho excepcional en la historia de la dinastía Qing, que, según la ley, prohibía a un noble de la corte imperial casarse con una mujer han. En la actualidad, la visita del espléndido santuario de los antepasados permite darse cuenta de la gloria y riqueza de esta familia.

Qimen de Anhui es famoso por el té rojo.

El té rojo de Qimen, el té de Darjeeling en la India y el de Uva en Sri Lanka, son considerados los tres tés más famosos del mundo. En 1915, el té de Qimen fue expuesto en la Feria Universal de Panamá y obtuvo la medalla de oro. Desde entonces, ha mantenido una fama mundial que dura casi cien años. En el mercado internacional es una mercancía de lujo y en Europa figura entre los mejores té de la tarde. Específicamente en Londres gusta mucho a la familia real y los nobles, quienes lo consideran como “fragancia primaveral del té de China”.

En el distrito de Qimen, donde se encuentra la montaña Huangshan (provincia de Anhui), Patrimonio Cultural y Natural Mundial, las familias que trabajan en el cultivo y elaboración del té representan más de un 90 por ciento de la población del lugar.

Cada año, en la primavera, las mujeres recogen el té cantando en las montañas verdes, mientras los hombres permanecen día y noche en el proceso de elaboración. En este momento, la fragancia y aroma del té se extiende por las calles. Para aumentar la mano de obra, se autoriza a los colegiales a que ayuden a sus padres en el trabajo. Esta tradición local es conocida como “Feriado del té”.

Tanto en zonas urbanas como en el campo de Qimen la gente tiene la costumbre de tomar el té, sobre todo en tiempos especiales. Por ejemplo, en el año nuevo, deben tomar el té para iniciar la prosperidad de todo el año; a principios de la primavera, el té es indispensable para comenzar a sembrar la tierra; con la llegada del verano, toman té para disipar el calor; en la Fiesta de la Luna Llena, la degustación del té es también un deleite; y en pleno invierno, tomar el té junto al horno es agradable.

Además de la degustación de té, los turistas pueden admirar el paisaje de esta región, apreciar lo original y natural de Guniuxiang, llamada “montaña Huangshan occidental”, que forma parte de la cadena occidental de Huangshan. El lugar conserva la calma y el hábitat primitivo: plantas de múltiples especies, antiguos y preciosos árboles, flores e hierbas que cubren casi todas las sendas montañosas. Las casas de té se encuentran al pie de las montañas, donde se puede probar el té verde Wuliqing, el típico de la localidad y el famoso té rojo de Qimen.

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