De comer lo suficiente a comer bien

Por WU NA

Aunque la alimentación es un arte en China y este país ostenta el título de “Nación Gastronómica”, desde hace tiempo los chinos han venido luchando contra el hambre.

Cupón de cereales y "sustitutivos de alimentos"

Una familia rural de los años 50 difruta de su almuerzo.

A principios de la fundación de la Nueva China, el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Dean Acheson, pronosticó que el Partido Comunista de China (PCCh) no resolvería el problema de la alimentación, considerado la causa fundamental de las derrotas de los gobiernos precedentes del país. Según John Leighton Stuart, primer rector de la Universidad Yenching y más tarde embajador de Washington en Beijing, antes de 1949, cada año en China de 3 a 7 millones de personas morían de hambre. Fue de veras un problema de importancia de la naciente nación socialista que sus 550 millones de habitantes tuviesen suficiente para comer.

1953 marcó el comienzo de los 31 años de compra y venta centralizada de granos y la entrada en la vida del pueblo chino de los cupones de cereales. Hasta finales de la década del 70, la carne, los huevos, la leche y los productos acuáticos también fueron insuficientes.

Cai Yuanchao, coleccionista de cupones de cereales, recordó que en aquel entonces cada familia compraba cereales y carne estrictamente, según el racionamiento, por eso los talones eran muy apreciados. En su niñez, las tres comidas al día eran cereales ordinarios (cereales diversos excepto arroz y trigo, considerados cereales finos) y verduras pasadas por agua salada. La gente prefería comprar grasa, de la que podían sacar manteca para cocinar y chicharrones, deliciosos para ellos. La vida era más dura en las zonas rurales, donde la gente comía boronas (en forma de nido, cocida al vapor) acompañadas de verduras adobadas, y tomaba sopa de calabaza y verduras. Raras veces se podía comer platos preparados con aceite y a base de carne. A pesar de eso, la situación era mucho mejor que antes de la fundación de la Nueva China.

Residentes urbanos de China en la década del 50 del siglo pasado comprando alimentos para un festival.

La comida de los dirigentes estatales también era simple. Diariamente, el primer ministro Zhou Enlai solía alimentarse de cereales ordinarios, acompañados con un plato de verduras, uno de carne y una sopa. La famosa escritora Bing Xin fue invitada una vez a cenar con él y el único plato bueno fue huevos fritos. “Me sorprendió que la comida del premier fuera tan sencilla”, recordó.

La Fiesta de la Primavera era muy esperada por el pueblo chino, porque la cena en la noche vieja era la más abundante de todo el año. Un reportaje de Diario de Beijing registró la comida de una familia común y corriente para esa celebración: “Compramos varios kilos de carne, un pollo, un pescado, verduras y queso de soya, además de dos palanganas de ravioles, suficiente para toda la familia por unos días”.

Debido al desacierto político y las calamidades naturales, en 1959 China entró en una “etapa difícil”, que se prolongó por tres años. La hambruna apareció en las ciudades y el campo, llegando incluso a cobrarse vidas. Surgió entonces el “Movimiento de alimentos sustitutivos”, indigestibles y de mal sabor, pues eran elaborados a base de plantas, animales, microorganismos y compuestos químicos.

Hasta la década del 70, la alimentación de los chinos no experimentó mejoría notable. Dicen que en aquella época las tres comidas al día de cada familia eran casi iguales. La gente sólo procuraba comer lo suficiente.

 
Cupones de cereales en la época de compra y venta centralizada. En los años 80, el per cápita de cereales de China ascendió a 400 kilos, acabando así la época de escasez de granos.

En los años 80, la posesión per cápita de cereales de China ascendió a 400 kilos, acabando así la época de escasez de los granos. El país logró alimentar su población equivalente al 22 por ciento de la mundial con sólo el 7 por ciento de la tierra cultivable del planeta.

Adiós a los creales ordinarios y bienvenida a los productos de conservación de la salud

Pero al principio de este decenio, la oferta de alimentos no era aún suficiente y los cupones de abastecimiento habían desarrollado una gran variedad. Además de los de cereales y aceites, existían los de carne de cerdo, res, carnero, pollo, pato, pescado, huevo, azúcar, diversos productos de soya y diferentes verduras. Los de cereales también incluían vales de arroz, harina, cereales ordinarios, cereales finos, patata, etc.

Según Zhu Guangrong, quien trabajó entonces en el sector de alimentos de Beijing, delante de los sitios de suministro de comida siempre se veían largas colas. La gente no se quejaba de los pescados congelados y los dulces pasados de facha, sino que los conservaban para obsequiarlos a los huéspedes. Los llamados piscolabis y dulces de alta categoría no fueron más que caramelos con sabor a frutas y pasteles crujientes. Aunque se vendían a 10 yuanes por kilo, un precio muy alto para la gente común, que generalmente ganaba 40 ó 50 yuanes al mes, eran muy demandados.

El fin de semana o al terminar el mes, las tiendas de cereales eran los sitios más animados. Los habitantes tenían que comprar los cereales en los establecimientos específicos, donde guardaban sus registros residenciales. Si alguien se mudaba, tenía que hacer los trámites correspondientes para mover sus archivos, de lo contrario, no tendría donde comprar los granos. Cuando viajaban a otra provincia por cuestiones de trabajo, tenían que adquirir primero unos “cupones nacionales”, vigentes en todo el país, para poder comer fuera de su lugar de residencia.

La reforma que se inició en la zona rural promovió el incesante crecimiento de la producción de cereales de China. En 1985, el Gobierno cambió la política de compra y venta centralizada de cereales por el sistema de cuotas de compra por contrato. Fue la primera reforma del sistema de circulación de cereales. A partir de entonces, además de comprar granos con cupones, el pueblo podía adquirir libremente cereales a precios negociados, que duplicaban el precio normal.

Más tarde, algunos ciudadanos empezaron a comprar otros artículos con los cupones de cereales sobrantes, actos que fueron prohibidos en repetidas ocasiones. En 1993, China anuló el sistema de cupones de alimentos y levantó el control del precio de los cereales. Desde entonces los habitantes de las zonas rurales empezaron su historia de comer granos finos.

A mediados de la década del 80, en toda la nación se aplicó la Obra de la Canasta de Verduras, para resolver el problema del suministro de vegetales, huevos, leche, frutas y carnes en su conjunto, denominados como alimentos no básicos. Después de diez años de esfuerzos, se resolvió radicalmente el problema de escasez de esos alimentos. El mercado se volvió próspero, tanto en el suministro como en la demanda, con cada vez más variedad de comidas y precios estables. En 1999 China se convirtió en el mayor productor mundial de carne, huevos y productos acuáticos, y la posesión anual per cápita de estos productos fue de 5 a 15 veces la de antes de la Aplicación de la Política de Reforma y Apertura. Los granos ordinarios desaparecieron gradualmente de la mesa de los habitantes del país y los granos finos se convirtieron en alimentos básicos. Las carnes, pescados y pollo pasaron a ser platos habituales y los chinos, de comer lo suficiente, empezaron a comer bien.

Un fenómeno interesante fue la prosperidad de los productos de conservación de la salud a finales de los años 80. En 1994 el número de fábricas de tonificantes ascendió de 100 a 3.000, con una carpeta de 30.000 productos. El valor de producción anual, en un principio de 1.600 millones de yuanes, llegó a los 30.000 millones de yuanes.

Influidos por el concepto tradicional de que “la medicina y la alimentación comparten el mismo origen”, los chinos rendían culto ciego al alimento tonificante. Los comerciantes de alimentos de conservación de salud hicieron muchos anuncios exagerados y borraron con toda intención los límites entre comidas y medicamentos.

A mediados de los años 90, el Ministerio de Salud hizo un examen selectivo de muestreo sobre líquidos orales tonificantes, y resultó que sólo el 30 por ciento de los productos analizados respondían a las normas establecidas. La crisis de confianza de los consumidores provocó una caída del mercado. La Ley de Higiene de los Alimentos de la República Popular de China, promulgada en 1995, y el Método de Administración de Productos de Conservación de la Salud, de 1996, establecieron a partir de entonces las reglas que seguirían la elaboración y comercialización de los productos para la salud.

El estricto sistema de examen aseguró que el sector empezase a desarrollarse sanamente. En 2004 su volumen de producción llegó a los 50.000 millones de yuanes, cifra que se cree pueda duplicarse para 2010.

En la década del 90, el consumo per cápita de carne, productos acuáticos, huevos, frutas y verduras de China superó el promedio mundial y la absorción de sustancias nutritivas igualó la de los países desarrollados de nivel medio. El pueblo se entregó a la alegría de los festines.

A principios del mismo decenio, los excesos en las comidas se convirtieron en una costumbre social. Los materiales caros, como la oreja marina, el pepino de mar y las aletas de tiburón fueron acosados. Los chinos pudieron comer en un año 100.000 millones de yuanes. En comparación con otros países asiáticos, los habitantes de China subrayaban la ostentación y espectacularidad en los banquetes. La búsqueda de raros materiales alimenticios, sobre todo animales cazados como alimentos, no se sometió a la reflexión hasta 2003, cuando el consumo de un tipo de gatos de algalia causó el brote de Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés).

Reflexiones de la pasión por los grandes festines

El 12 de noviembre de 1987, abrió sus puertas el primer KFC de Beijing y el país, en la animada calle de Qianmen. Más allá de la controversia por la localización del inmueble, frente a la Plaza Tian’anmen, el público respondió con una larga cola y la inversión se recuperó en 10 meses. El local se convirtió en el mejor punto de ventas de la cadena en el mundo, pese a que su precio no era bajo, teniendo en cuenta el salario mensual de cien yuanes del país. Pero la gente competía por comer aquí y hasta había quien celebraba su cumpleaños o boda en el lugar, considerado un punto de contacto con la cultura occidental.

El 12 de noviembre de 1987, abrió sus puertas el primer KFC de China, en Qianmen, la calle más animada de Beijing.

En 1991, McDonald's siguió los pasos de su gran competidor, y abrió su primer local en Shenzhen. Hasta 2007, KFC operaba más de 2.000 establecimientos en el territorio continental de China, mientras que al año siguiente McDonald’s superó el millar de cafeterías en el interior del país.

La comida rápida de Occidente logró instalarse en los distritos y actualmente no es una novedad que un campesino acceda a estos lugares. Pero no ha sido solo el sector de comida rápida el que ha entrado en China, también están las gastronomías rusa, francesa, japonesa y coreana. Además, algunos grandes supermercados han establecido estantes especiales de alimentos importados.

Este período puede ser un punto de inflexión de los hábitos alimenticios de la población china: el consumo de carne y grasas animales crece rápidamente, pero el de granos, verduras y frutas disminuye poco a poco.Encuestas nacionales realizadas en 1982, 1992 y 2002, demuestran que de 1961 a 2000, el consumo per cápita de carne de los chinos se incrementó diez veces. Sin embargo, el estilo moderno de vida reduce la intensidad de las actividades físicas. Las enfermedades crónicas de los países desarrollados, debido a los hábitos de alimentación, se están expandiendo entre los chinos y tienden a extenderse a las zonas rurales.

Como consumen menos verduras adobadas, los chinos reducen la ingesta de sal, que todavía es dos veces el índice recomendado por la Organización Mundial de la Salud (menos de 6 gramos por día). Muchos gobiernos locales han distribuido gratuitamente cucharas graduadas de sal entre los residentes, para facilitarles el control sobre el consumo de este elemento.

El SARS se ha convertido en un hito, que hace que la gente reflexione más sensatamente sobre los alimentos que consumen y que pongan más atención en la sanidad de las comidas. Los granos ordinarios, con sus ricas fibras vegetales y oligoelementos, regresan a la mesa. La leche, un lujo antes, es hoy una parte necesaria de la dieta cotidiana.

Cuando la cuestión de la seguridad alimentaria empieza a preocupar a la nación, los productos orgánicos, en particular las frutas y hortalizas, se convierten poco a poco en opciones del pueblo. La gente comienza a gastar dinero en “seguridad”.

En opinión de los chinos, la leche es de efecto mágico, pero lejos de nuestra vida. Hasta principios de los años 90, el consumo per cápita de los adolescentes chinos de este alimento era de sólo 2 a 3 Kg. En 2003, el presidente Hu Jintao subrayó la importancia de la leche para fortalecer la constitución física de la nación; y en 2006 el primer ministro, Wen Jiabao, confesó tener un sueño, "que cada uno de los chinos, sobre todo los niños, pueda beber medio kilo de leche al día". En la actualidad, muchas familias han sustituido la tradicional leche de soja por la leche de vaca. El consumo de productos lácteos per cápita de los residentes urbanos del país, de 9,23 kilos en 1992, aumentó a 24,87 kilos en 2007, un crecimiento del 179 por ciento; mientras el de los residentes rurales pasó de 1,16 Kg. en 1992 a 3,52 Kg. en 2007, un alza del 203 por ciento. La contradicción de la creciente demanda de leche y la escasez de fuentes lácteas condujo al escándalo de la melamina, una práctica que llevaron a cabo varias empresas chinas, hasta ser descubiertas en 2008.

A principios de 1990, China presentó el desarrollo de los alimentos verdes. En 2001, el Ministerio de Agricultura puso en marcha un “Plan de Acción de Alimentos Libres de Contaminación” y en 2004 dio a conocer el Método Administrativo de Estándar y Certificación de los Productos Orgánicos. Sin embargo, debido a sus altos precios, los alimentos orgánicos no interesaron a los consumidores. Dada su lenta circulación, en el supermercado podrían ser los menos frescos. Cuando la cuestión de la seguridad alimentaria empieza a preocupar a la nación, la comida orgánica poco a poco se va convirtiendo en una opción del pueblo. La gente ha comenzado a gastar dinero en “seguridad”. En abril de 2008, el proyecto de “Ley de Seguridad Alimentaria” solicitó abiertamente las opiniones sociales. La presidenta de la Sociedad de Nutrición de la provincia de Shandong, Du Huizhen, declaró: "Desde la Ley de Higiene de los Alimentos de la República Popular de China hasta la Ley de Seguridad Alimentaria logramos un salto cualitativo".

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