Antonio Laspina,
puente entre China e Italia

Por ZENG PING

Vestido con un traje de color azul oscuro y corbata roja, Antonio Laspina luce relajado, elegante y formal. “Los grandes cambios de China han ocurrido en los últimos siete años”, dijo a China hoy, mientras miraba hacia afuera sobre el CBD (Commercial Business District) de Beijing, desde su despacho en el piso 38 del Centro Jingguang. “Nada puede resumir mejor esas transformaciones que esta vista del creciente número de rascacielos de la capital”.

Hecho en China vs. Hecho en Italia

Como representante jefe del Instituto de Comercio Exterior de Italia (ICE, siglas en italiano), Laspina se encuentra entre las figuras más reconocidas en el campo económico chino, pues su trabajo es traer las marcas famosas italianas a los consumidores chinos e introducir a las empresas que se abren al mundo exterior de China en su país.

A principios de los años 80 del siglo pasado llegó por primera vez a la milenaria nación asiática este hombre de negocios, quien veía al país en aquel entonces en blanco y negro. Fue representante del ICE en Corea del Sur, Malasia y Taiwán de China, por lo que visitó en muchas oportunidades el continente, hasta que en 2001 pasó a desempeñar formalmente el mismo cargo en China.

Hace 6 ó 7 años, Italia solo suministraba maquinaria a China. Hoy en día las importaciones son muy variadas, e incluyen muebles, joyas y objetos de piel que ya comienzan a estar de moda en el país. La institución que representa Laspina celebra cada año más de 1.000 actividades en todo el mundo, 150 de las cuales han tenido lugar en China.

Laspina asegura que existen muchas similitudes en la cultura entre China e Italia.

En la actualidad, comentó, para los italianos los objetos producidos por China significan más cantidad que calidad. “Claro, no todo se puede juzgar con el mismo rasero, pues entre los artículos fabricados aquí existen algunos de buena calidad, como ejemplo los productos de tecnología informática (IT) o las prendas de cachemir. Los productos chinos también tienen su propio grupo de consumidores, no se puede decir de manera absoluta que “Fabricado en China” es mejor que “Fabricado en Italia” o viceversa. Ambos países tienen distintos campos de desarrollo y no son adversarios de competencia.

Respecto a los productos chinos, abundó, todavía es temprano hablar de “creación de China”. Lo más importante es cambiar la opinión de las personas sobre el “Fabricado en China”. China debe ofrecer continuamente productos de buena calidad y después de algunos años, “Fabricado en China” equivaldrá a “buenos productos” que la gente adquirirá no por los bajos precios, sino por su buena factura.

Los productos italianos representan un modo de vida distinto y un modo de producción especial, y es una herencia de su historia y cultura. Detrás de “Fabricado en Italia” hay miles de marcas, no solamente las pocas conocidas por los consumidores chinos.

La Reforma y Apertura de China, apuntó el ejecutivo, ha mejorado mucho la vida de los chinos. Beijing está llena de edificios con calles anchas y numerosos coches, y en las afueras de la ciudad se pueden encontrar muchas pistas de nieve para esquiar, como la de Nanshan, donde muchos chinos van a divertirse, esta es una señal.

Italia, por su localización geográfica, tiene los Alpes en la frontera con Suiza, Austria y Francia, y posee todas las tecnologías de la gran industria del esquí, la cual incluye hoteles, facilidades para esquiar y fabricación de equipamiento para la nieve. Estamos promoviendo la cooperación entre Italia y China en este campo.

Según él, si los consumidores chinos quieren tener una vida feliz, entonces Italia es la mejor elección, por ser el mayor productor de vinos del mundo y el segundo de aceite de oliva, solamente superado por España. La moda italiana es más clásica, mezcla la originalidad del diseño y la tecnología avanzada con la cultura tradicional; mientras tanto, el uso práctico y la adaptabilidad permiten que los diseñadores italianos sepan meditar mejor sobre la moda internacional.

En armonía con Beijing

Laspina siente un gran respeto por el misionero italiano Prospero Intorcetta (1625-1696), quien siglos atrás tradujo a su lengua el Zhongyong (Doctrina del medio), de Confucio, y es su héroe, no solo por ser también siciliano, sino porque estudió en su misma escuela, aunque 400 años antes.

Todos los años, al regresar a Italia de vacaciones, relató, visito la isla de Sicilia y busco en mi pueblo natal algunos libros traducidos por Intorcetta, los traigo a China y los regalo a los amigos. Además, recomendé al alcalde de la localidad construir un palacio en conmemoración al religioso. A la vez, espera poder realzar el perfil de esta figura en China, donde descansan sus restos.

Al estar en Beijing por muchos años, Laspina y su familia se han convertido gradualmente en parte de la sociedad. Su segundo hijo estudió aquí durante cuatro años y aunque regresó a Italia, frecuentemente pregunta sobre las últimas novedades de la capital. En tanto, su descendiente más joven, de once años de edad, lo ha acompañado cinco años en su estancia y habla con fluidez el mandarín.

A medida que conoce cada día más la cultura local, este italiano descubre que existen muchas similitudes en la cultura entre China e Italia: se da importancia a la familia, se estima la amistad, gusta innovar y explorar… lo más destacado es que la gente sabe crear y disfrutar las cosas buenas en nuestras dos naciones. Al igual que la afición de los italianos por la seda y la porcelana china de hace mil años, actualmente los chinos empiezan a sentirse atraídos por la moda y los autos italianos.

Laspina posee un círculo de amigos en Beijing. Ellos celebran frecuentemente fiestas familiares y hacen excursiones a pie por las afueras de la ciudad. Recuerda claramente que en los tiempos pasados la situación no era así. En aquel entonces los chinos lo trataban con cortesía y mantenían la distancia, sin embargo, hoy en día hay más extranjeros en la capital y se mezclan en el círculo de los chinos, intercambiando sus culturas mutuamente y compartiendo la felicidad. Todo esto para él se ha convertido en una parte irremplazable de su vida.

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