El joven Jin Xin, quien suele relajarse cuando habla con la cabeza inclinada, es dueño del bar Guoke, el primer negocio de la callejuela Nanluoguxiang, transformada de un callejón desordenado en 1999 a una zona característica y cultural de Beijing.

Nanluoguxiang, de apenas 800 m de largo, está a un kilómetro del Palacio Imperial, el centro de la ciudad, y según Jin, hace diez años era como una chica sencilla y rústica, ahora adecuadamente pintada.

El viejo Nanluoguxiang

Nanluoguxiang atrae a turistas por su tipismo.

Los primeros testimonios de la pequeña arteria datan de la dinastía Yuan (1271-1368), cuando fue bautizada con el nombre de Luoguoxiang, hasta que en 1750 empezó a ser llamada Nanluoguxiang. Ahora Beijing es una ciudad impaciente y caliente, con un alto crecimiento económico. Ya no es aquella ciudad antigua, caracterizada por la simetría de sus construcciones y la tranquilidad del ambiente, pero esta pequeña vía típica constituye una de las pocas que todavía mantienen la arquitectura original de la capital china.

En Beijing las callejuelas, llamadas en chino hutong, forman un esquema de la red de tránsito de la ciudad. Según datos locales de 1986, entonces existían cerca de 6.104 hutong, pero ahora sólo quedan 1.300, debido al acelerado crecimiento urbanístico de las últimas décadas.

El interior de un bar bien decorado.

Antiguamente Nanluoguxiang era una zona habitada por familias ricas y nobles, como las de Sun Yat-sen y Chiang Kai-shek. Entre sus mil casas hay varios cientos que pertenecen a mansiones lujosas con pórticos y muros tipo biombo. Sin embargo, en la actualidad ninguna familia noble radica en ellas, aun cuando sus perfectas construcciones y las exquisitas tallas de los ladrillos muestran todavía cierto sentido de lujo.

En 1999 abrió sus puertas el bar Guoke en un local de 40 m2 y ahora se ha trasladado a un Siheyuan (patio cuadrado con habitaciones a su alrededor). En su interior se puede observar el cráneo de una oveja colgado en una viga, souvenir que compró Jin Xin en el Tíbet, como parte de la decoración, que también incluye sandalias de paja, un látigo de jinete y un mapa turístico. Además, hay un estante de libros con revistas de turismo y gruesos álbumes de fotos. Jin Xin es un mochilero que llegó a Beijing en 1998, atraído por el ambiente cultural de la ciudad, y considera que los turistas necesitan un espacio para intercambiar, lo que lo motivó a abrir su negocio. “El sitio debería considerarlo bien y por fin escogí un lugar lejos del bullicio, para atraer a cierto grupo de clientes”, comentó.

Un turista extranjero dijo, “a mí me gusta la melodía suave y lenta de los bares y tiendas y eso me da un buen sentido caminando a lo largo de la callejuela pavimentada con ladrillos”.

Tradición y modernidad

Nanluoguxiang, con 800 años de historia, es famosa por el tipismo de Beijing. Sus establecimientos comerciales ofrecen productos antiguos y modernos. En los bares y cafeterías, decorados de manera típica, se sirven a veces comidas de todo el mundo. Guoke se destaca por la preparación de platos italianos, como el té de leche y la pizza. Vienen muchos clientes extranjeros a tomar café, charlar y navegar por Internet.

Bar Guoke.

En esta callejuela se concentran 115 negocios que comercializan productos culturales, como porcelanas, cuadernos de cuero y artículos artesanales. En la tienda Chengjiajiaju se venden bordados con figuras de flores, pájaros, insectos y peces, así como de las lindas chicas. Muchos turistas acuden a esta zona a comprar souvenires.

Entre los comerciantes cabe mencionar a un británico, cuyo nombre chino es Jiang Senhai, establecido desde hace 14 años en Beijing y dedicado a la venta de camisetas que llevan impresas frases típicamente chinas, como “Viva el presidente Mao” y “Servir con todo el corazón al pueblo”, las cuales atraen a los clientes extranjeros y se venden generalmente a 90 yuanes, aunque en otros mercados se pueden conseguir por apenas 20 yuanes.

Ahora Nanluoguxiang es un hervidero de gente. Muchos turistas vienen a experimentar las antiguas residencias, incluso en los días más fríos de diciembre, y se estima que diariamente, durante la temporada alta, circulan por allí unas mil personas.

En China se da cada vez más importancia al desarrollo del turismo y las cosas antiguas pueden ser reproducidas para satisfacer las necesidades del mercado. En sus palabras, Jin Xin utilizó en repetidas ocasiones el verbo “insistir” y aseguró que insistirá en su vida y su negocio en la callejuela. “Al principio Guoke era solo un bar. Ahora es mi modo de vida. Tal vez en el futuro lo abandone, pero no será por otro motivo que porque aquí ya no encuentre la vida originaria”.

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