Si no hay empleo, ¡vamos a crearlo!

Por LIU QIONG

Como consecuencia de la crisis financiera mundial, los graduados universitarios chinos enfrentan una gran presión para encontrar empleo. Les ocurre lo mismo cada vez que entregan sus currículos y tienen la entrevista: no hay respuesta. Pero actualmente se puede apreciar un número creciente de egresados de las universidades del país emprendiendo sus propios negocios. Es una nueva salida para los profesionales en tiempos difíciles.

Emprendedores sin carga pesada

En Xi´an se da prioridad a los granduados universitarios que desean emprender su negocio.

El 14 de febrero, Día de San Valentín, el joven Li Wenhao tuvo algo más importante que hacer que acudir a la cita con su novia: ir a la Administración de Industria y Comercio de Shanghai por la licencia de operación que le permite poner en marcha su negocio.

La autorización impresa a favor de la Corporación Limitada de Tecnología de Internet Quancai de Shanghai fue un sueño muy acariciado por Li, un licenciado por graduarse del Instituto de Ingeniería Mecánica de la Universidad Tongji, que a partir de marzo de 2008 tuvo en sus mano un negocio de servicio de asesoramiento. Pero no fue tan fácil establecer una empresa que además de preparar decenas de miles de yuanes como capital registrado, tendría que cumplir un complicado proceso de trámites, tales como la revisión de la inversión, verificación del nombre y entrega de la solicitud, entre otras cosas. Como estudiante universitario no pudo avanzar nada ese año por estar sujeto a estas formalidades.

“Al enterarme de la condición del cero pago inicial para los graduados universitarios interesados en fundar su propio negocio, llamé enseguida para obtener la información detallada” recordó. Esta es una política recién publicada por los departamentos administrativos del municipio de Shanghai en apoyo a los graduados universitarios. Así, para los recién graduados, antes de los dos años posteriores de su graduación, como Li Wenhao, no tendrán que pagar inmediatamente el capital registrado al establecer empresas propias de capital registrado menor de 500.000 yuanes, suma que podrá ser entregada a plazos en dos años siguientes. Un graduado puede optar por el “cero pago inicial” aunque establece una compañía limitada de sólo una persona. Los beneficiarios de la medida incluyen graduados de bachillerato, licenciatura, maestrías y doctorados de origen del municipio o de otras provincias del país.

Li fue uno de los 200 ó 300 egresados universitarios atendidos, vía telefónica, en Internet o en persona, por la Administración de Industria y Comercio de Shanghai a partir del 9 de febrero, fecha en que se promulgó la nueva política a favor de la creación empresarial de los graduados universitarios.

El Día de San Valentín, otros siete graduados también recibieron su licencia de operación con cero pago inicial. Algunos de ellos van a establecer negocios de gestión individual, y otros, de gestión conjunta. Todos carecen de experiencia social, pero sus futuras empresas se dedicarán a diversos sectores, entre ellos, la tecnología electrónica, Internet, asesoramiento comercial, colección de artesanías, protección ambiental y vestimenta.

Según un empleado de la oficina Yangpu, de la Administración de Industria y Comercio de Shanghai, ahora todas las sucursales han simplificado el proceso de trabajo y disminuido el plazo de verificación. Sobre todo, se han abierto ventanillas específicas para atender las solicitudes de los graduados universitarios, que, en su mayoría, no tienen experiencia al respecto ni conocen el proceso de registrar una empresa. A veces las autoridades pueden tramitar de inmediato el pedido y otorgar la licencia el mismo día, después de comprobar la veracidad de los documentos entregados.

Es una buena noticia para los universitarios, cuyo problema mayor es el dinero. Ahora ellos pueden ahorrar esta suma para rentar el local o contratar el personal para la nueva empresa, comentó Li.

Más que la pasión

Según departamentos de educación, China tendrá 6,5 millones de graduados universitarios enfrentando la presión del empleo en 2009. Sin embargo, esa masa de jóvenes, como Li, ha tenido confianza con la promulgación de las políticas y medidas gubernamentales aprobadas a su favor.

Establecer una empresa es algo apasionante. Los primeros estudiantes universitarios chinos que tuvieron esa oportunidad fueron de finales del siglo pasado. En mayo de 1998, Qiu Hongyun, de la Universidad Tsinghua, ganador del primer puesto del Concurso Desafío, fundó una compañía, con 52,5 millones de yuanes de fondos de riesgo, convirtiéndose en el primer universitario chino que tiene su propia empresa.

La empresa Payaso, que se dedica al servicio de entrega expreso, está bajo la gestión de los estudiantes.

Este ejemplo estimuló la pasión de los jóvenes por los negocios. En agosto de 1999 se fundó el Parque de Creación Empresarial de Tsinghua (PCET), para albergar empresas que en su gran mayoría pertenecieran a los estudiantes propietarios. Lo lamentable es que muchos no mantuvieron los negocios hasta el final tras la ruptura de la espuma de Internet, en 2000. En el Parque, que contaba con unas 30 empresas de este tipo, han sobrevivido muy pocas de aquellas compañías.

Para alentar a los estudiantes a crear su propia empresa, el Estado elaboró en 2003 medidas prioritarias dirigidas a los graduados universitarios interesados en el negocio individual, incluyendo la exención del pago de los gastos administrativos y de registro dentro de un año a partir del día del registro. Ahora muchas regiones del país han lanzado tales medidas, como Shanghai y la provincia de Shandong, que aplicó recientemente el préstamo de pequeña suma para los estudiantes en gestión comercial.

Con tales políticas se ve otra oleada de negocios entre los estudiantes. Sin embargo, los jóvenes emprendedores no pueden evitar dos problemas: reconocimiento del mercado y el capital suficiente. Es justamente como dijo Li, lo que más le preocupa ahora es la escala pequeña de la empresa, que no atrae a los empleados calificados ni asimila negocios de buena calidad. Además, no le parece bien el ambiente de la oficina, razón por la que desea se otorguen mayores subsidios y más prioridades en relación con el pago de impuestos.

La crisis financiera que afecta al mundo desde el año pasado perjudica a numerosas empresas de estudiantes. Pero Zeng Hongyun, graduada de la Universidad Jiaotong de Shanghai en 2008, no está preocupada por su negocio, recién abierto. Ella se dedica al servicio de asesoramiento, sin seguir el camino de sus compañeros como una trabajadora de cuello blanco. Tiene experiencia en ese campo, porque comenzó a trabajar en él desde que cursaba su segundo año de universidad, haciendo prácticas en una famosa empresa especializada en el mismo giro.

Estudiantes de la Universidad de Agricultura de Shenyang preparan sus productos para un “concurso de futuros empresarios”.

A consecuencia de la crisis financiera, desde el año pasado muchos graduados de maestrías y doctorados tienen la idea de crear su propio negocio, mientras un número creciente de egresados de licenciatura abrigan el mismo deseo. Pero algunos no están claros sobre el mercado y la gestión del negocio. Es difícil encontrar una empresa que ofrezca asesoramiento al respecto para los estudiantes que intentan convertirse en empresarios. Por eso ella, con la colaboración de su compañera Wenye, empezó a ofrecer ese servicio a los educandos.

“Ahora hay muchos jóvenes con título de licenciatura y maestrías que nos piden información al respecto. Aunque somos recién graduadas, tenemos nuestra ventaja, porque los conocemos muy bien y nos resulta fácil comunicarnos con ellos. Yo creo que la crisis financiera es un proceso eliminatorio, que permite que más oportunidades asomen al mercado”, comentó, pero no negó la necesidad de apoyo financiero para sostener el desarrollo de la empresa.

Urge la educación empresarial

Para los estudiantes que carecen tanto del capital como de la experiencia, la verdadera prueba reside en cómo mantener la existencia de la empresa. Los datos demuestran que la tasa del éxito de las compañías creadas por los estudiantes es muy baja. Según un informe del Ministerio de Educación, emitido en 2004, de las 97 empresas registradas por los jóvenes, las lucrativas representan un 17 por ciento y sólo un 30 por ciento del total logran sobrevivir a los primeros cinco años.

Li Junkai, director adjunto del Centro de Servicio de Empleo de la Universidad de Beijing, recomendó a los estudiantes universitarios que desean crear su propio negocio que tomen en serio sus puntos débiles en el capital, tecnología, gerencia y capacidad, y se esfuercen en elevar su capacidad creativa. Además, las autoridades deben reajustar las políticas y reglamentos, perfeccionar los servicios y aumentar los fondos en apoyo de los estudiantes.

Sobre la existencia y desarrollo de las empresas creadas por los estudiantes, Klaus Haftendorn, coordinador global del proyecto Know About Business (KAB), de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), considera que tiene un significado importante aumentar la instrucción y orientación para los que quieran crear empresas. Ahora ningún otro país tiene tantas oportunidades de negocio como China, pero estas ocasiones suelen fugarse. Hay dos razones principales: primero, China carece de las infraestructuras para crear empresas, incluidas las leyes, finanzas e inversión de riesgo; segundo, en el país falta la orientación sistemática para la fundación de empresas. El proyecto KAB, que se destina a formar la consciencia y capacidad de los estudiantes en la fundación de compañías, ha sido aplicado hasta el momento en más de 20 países.

En realidad, la educación empresarial fue llamada por la UNESCO “tercer tipo de educación”, y se considera que será de igual importancia que la formación académica y la profesional. En los Estados Unidos se ha constituido un sistema relativamente perfecto de orientación y educación al respecto, cuyo contenido ha penetrado en la educación convencional de las escuelas primaria, secundaria, licenciatura y maestrías, por lo que los alumnos y estudiantes pueden tener cierta práctica de negocios.

Pero en China, la educación que aceptan los alumnos es “tener buenas notas en el estudio, para lograr un buen trabajo en el futuro”. De esta manera, el negocio es un terreno desconocido para la mayoría de los estudiantes chinos. En muchos países la tasa de graduados dedicados a su negocio va de un 20 a un 30 por ciento, mientras en China no alcanza el 1 por ciento.

En los últimos años, la orientación y educación al respecto va experimentando cierto aumento en el país. Al conocer las desventajas de los estudiantes a la hora de gestionar sus propios negocios, ocho universidades, entre ellas la Tsinghua, la del Pueblo Chino y la Jiaotong de Shanghai, comenzaron a impartir programas dirigidos a tal actividad.

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