Internet, más luz
que sombras
Veinte años han transcurrido desde que el ingeniero británico
Tim Berners-Lee presentara el documento Gestión de
la Información: una propuesta a su jefe en el Laboratorio
Europeo de Física de Partículas, donde entonces
trabajaba, quien lo calificó como vago, pero interesante.
Por fortuna, el segundo de ambos calificativos terminó
por desplazar al primero y gestar lo que a la postre revolucionaría
la última década del siglo XX, la World Wide Web.
China, si bien no fue de los primeros países en subirse
al carro de Internet, tampoco estuvo a la zaga. Y como ha sido
característico de la nación asiática cada
vez que ha decidido apostar a un sector en su objetivo de acortar
distancias con las naciones más desarrolladas del planeta,
en el ciberespacio también ha logrado una expansión
explosiva en los últimos años, al punto de concentrar
desde finales de 2008 un total de 298 millones de internautas,
cifra con la que supera por mucho a Estados Unidos, hasta entonces
líder mundial con unos 220 millones de abonados a la red,
y que equivale a aproximadamente una quinta parte de los mortales
que acceden a este servicio.
El fenómeno, que sin dudas ha cambiado y condicionado
en gran medida la vida de la humanidad, ya presa para siempre
de la red, no deja de sorprendernos a diario con sus novedades,
ni tampoco termina de alarmarnos o imponernos desafíos,
que en uno y otro caso impulsan su desarrollo, a todas luces con
un potencial inagotable.
Plataforma para algunas de las empresas más rentables
del planeta, muchas de las cuales han logrado facturaciones impresionantes
gracias a ella, Internet se ha convertido asimismo en un espacio
capaz de repercutir cada vez más en la vida política
y social, un factor que tuvo muy en cuenta el equipo del actual
presidente estadounidense, Barack Obama, en la campaña
electoral para llegar a la Casa Blanca, y del que también
comienzan a prestar mucha atención no pocos partidos políticos
en diversos países.
China marcha en la misma dirección y de ello han tomado
nota sus autoridades. La red no solo ha permitido a los ciudadanos
desplegar acciones de fuerte carga social o humanitaria, como
las llevadas a cabo tras recientes desastres naturales, también
ha servido para expresar disímiles puntos de vista sobre
leyes, políticas económicas, importantes acontecimientos
deportivos, culturales o históricos, o simplemente denunciar
casos de corrupción o injusticias y supervisar la labor
del Gobierno.
Sin embargo, como ha sucedido con prácticamente todos
los grandes inventos de la humanidad, Internet también
tiene sus sombras, por las que se mueven negocios oscuros, violadores
de la privacidad individual y de los derechos de propiedad intelectual,
hackers, terroristas, asesinos, pederastas, hechos insólitos
En dos décadas, la propuesta de Berners-Lee
apenas ha alcanzado a revelar una pequeña parte de su potencial.
Lo mejor, sin dudas, está por venir y del hombre dependerá
que en la red siga habiendo más luz que sombras.
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