Caligrafía de emperadores y grandes personalidades

Por WU BING

Muchos occidentales han podido conocer China a través de su caligrafía, arte de escribir a mano con pincel, originario de este país, que siempre ha sido conocido como parte importante del espléndido éxito artístico antiguo de la nación, y hasta hoy día sigue siendo atractivo para muchos aficionados, tanto locales como extranjeros.

Caligrafía imperial perfecta y grandiosa

Caligrafía de Zhao Ji.

En la historia china, numerosos emperadores fueron aficionados a la caligrafía y muchos de ellos pudieron llegar al auge en ese campo artístico. Los chinos siempre decimos que la escritura es el espejo de su autor, por lo tanto, en la letra de los emperadores, podemos descubrir las características originales de esos monarcas feudales, al tiempo que sus escritos revelan también en cierto grado su gran capacidad de dirección y mando.

Al mencionar la caligrafía imperial, hay que recordar la del emperador artista Song Huizong (1082-1135). Su nombre original era Zhao Ji y a él se debe la creación de un estilo propio, llamado Escritura Shoujin, caracterizado por los trazos finos y rectos y las líneas elegantes y estilizadas como el bambú. La búsqueda del uso especial del pincel indica que el autor es una persona que procura la perfección y es estricto en la normativa. Sin embargo, la búsqueda de la belleza formal le perjudica en cuanto al aire majestuoso integral de las obras, por lo tanto le falta el atractivo categórico, resistente y creativo. Esto no sólo refleja las características de su caligrafía, sino también de su personalidad. Durante sus 25 años de gobierno, el monarca se dedicó tanto a la caligrafía que no pudo prestar suficiente atención a los asuntos políticos del imperio y delegó cuestiones estatales en sus súbditos, para concentrarse mejor en el trabajo artístico.

Justo por esa razón, los calígrafos de su época gozaban de un trato preferencial sin precedentes. Y como consecuencia, surgió una gran partida de obras sobresalientes y se prepararon numerosos maestros en este campo.

Además de la escritura, el emperador Song Huizong fue un estudioso de la pintura, la poesía, la música y la danza, y tuvo un alto nivel académico, de ahí que se le conozca también como Gran Maestro de una generación.

No escatimaba esfuerzos en la colección de reliquias culturales folklóricas, sobre todo inscripciones en bronce o lápidas, amplió la Academia de Pinturas Imperial y terminó de compilar los manuscritos y pinturas coleccionadas en la corte imperial de las diversas dinastías, conservada hasta nuestros días. En este sentido, el emperador hizo contribuciones sobresalientes a la construcción de la Academia de Pinturas y la conservación del arte antiguo de China.

Por otro lado, debido a que el soberano prefería más la tinta que el poder, el alto nivel artístico y académico no pudo ayudarle a salvar su país de la invasión de los grupos étnicos del norte y finalmente fue hecho prisionero por el ejército de Jin (1127), convirtiéndose en un monarca conquistado, que murió en Wuguocheng, hoy Yilan (Heilong-jiang).

La caligrafía de Song Huizong representa el temperamento unitario en cuanto a su modo de ser y búsqueda artística. Muy diferente, en cambio, es el emperador Qian Long (1711-1799), de la dinastía Qing, quien amó ardientemente la escritura durante toda la vida. Buscaba y leía constantemente los manuscritos de las diversas dinastías. Las escrituras y pinturas auténticas de la historia que hoy se encuentran llevan en su mayoría sellos de Lectura Imperial Qian Long.

Caligrafía de Chiang Kai-shek. Caligrafía del emperador Qian Long.

Las obras caligráficas de Qian Long son marcadas por la comodidad y grandiosidad, pero sin libertad de normativas. Qian Long supo heredar el estilo de abundancia del gran caligráfico Zhao Mengfu y formó su propio método, caracterizado por una escritura alargada, con trazos redondos y uniformes y una estructura fluida. La naturaleza de sus obras se debe, por un lado, a su temperamento personal, y por el otro, a la época en que vivió. Tras heredar el trono imperial, logró aplastar sucesivamente las invasiones en las fronteras, estimuló la roturación de terrenos vírgenes, promulgó leyes correspondientes y consiguió consolidar de manera efectiva el poder estatal. También abrió bibliotecas y compiló libros históricos. Fue un monarca exitoso, tanto en la administración civil como en el dominio militar. Se sintió satisfecho al ver el imperio próspero y el pueblo enriquecido, lo que reflejó en sus obras, que nada tienen de meticulosas ni modestas.

Caligrafías de líderes políticos modernos

Muchos líderes políticos en la historia moderna de China también han sido hábiles calígrafos, como Sun Yatsen (1866-1925), precursor de la revolución china moderna, que pese a no ser conocido por su caligrafía, muestra en sus obras el alto nivel del estudio de las inscripciones de lápidas.

Caligrafía de Sun Yatsen.

En el campo de la caligrafía de China, antes de la dinastía Qing (1644-1911), existía el estudio de los libros de modelos, o sea, los calígrafos tenían que copiar los caracteres escritos en seda o papel, que son considerados modelos de los antepasados, para aprender del estilo culto dotado de la belleza elegante y suave. Sin embargo, después de ese dominio, surgió la moda de aprender de las inscrip-ciones antiguas, de la época de Wei del Norte (386-534), o lo que es lo mismo, tomar como patrón las inscripciones en piedras, que suelen ser de estilo fuerte y agudo.

Las obras de Sun Yatsen se caracterizan por la combinación y fusión del estudio de los libros de modelos y el análisis de las inscripciones antiguas, algunas de las cuales son majestuosas y valientes, mientras otras tienden a ser más elegantes y alegres, reflejando el espíritu grandioso del líder revolucionario. Su carácter moral y temperamento personal dan a sus textos un contenido espiritual profundo, que sobrepasa el mismo arte caligráfico, justamente el sublime estado ideal que busca la escritura china.

A principios del siglo XXI, escribanos contemporáneos votaron por los diez mayores calígrafos chinos del siglo XX. Mao Zedong fue elegido entre ellos, al tenerse en cuenta que sus trazos son heredados de la esencia antigua del arte y son fruto de la fusión de diversas escuelas caligráficas. Sus caracteres semejan bailes de dragones, bellos y elegantes, y a la vez majestuosos y heroicos.

Caligrafía de Mao Zedong.

El desaparecido presidente empezó a escribir con pincel a los 8 años, cuando entró a estudiar en una escuela privada, y desde entonces nunca dejó el pincel y se convirtió en un gran maestro calígrafo contemporáneo. Como estaba de moda el estudio de las inscripciones en lápidas, Mao empezó sus estudios por esa carrera y luego volvió a estudiar los libros modelos, lo cual le ayudó a sentar una base sólida para formar su propio estilo de pincel. Según recuerdos de sus guardias, nunca abandonó la búsqueda artística, ni en los tiempos bélicos ni en los pacíficos. Cada vez que llegaba a un lugar, visitaba los sitios históricos y monumentos con inscripciones. Su mayor éxito en la caligrafía es la escritura Kuangcao (escritura cursiva abreviada, con trazos sueltos y enlazados), que constituye su estilo propio, formado después de entrar en la mediana edad. Sus caracteres con trazos altibajos y de manera aparentemente desenfrenada, están cargados de pasión y razón y muestran una belleza visual extraordinaria. Al contemplar la letra de Mao, nos sentimos guiados sin querer por las líneas estrechas o espaciosas y el destino del pincel rápido o lento, como si fuéramos atraídos por su personalidad en la vida real.

Mao tiene sus propios puntos de vista estéticos. Según él, la caligrafía china tiene su lógica dialéctica. La estructura de los caracteres es diversa y los trazos también. Hay trazos cortos o largos, rectos o curvados, delgados o gruesos. En cuanto al uso del pincel, existen la plenitud y el vacío, así como el movimiento y la tranquilidad. También hay que considerar la distribución de los caracteres y sus líneas, para lograr una proporción adecuada entre la tinta negra y el espacio que deja ésta en el papel blanco, o sea, la relación del blanco y el negro. Mao también consideraba que los caracteres deben tener no sólo una apariencia bonita, sino esconder en el fondo los huesos y el espíritu, como los seres humanos.

Por lo tanto, al principio de la práctica se exige copiar los modelos para imitar la forma de los caracteres, pero poco a poco, con el avance del estudio, hace falta entender y percibir los huesos de los mismos y al final, saber escribir mostrando el espíritu escondido de la caligrafía. Además, Mao abogaba por la creatividad en el estudio de la escritura, para formar estilos propios y crear obras atractivas. Esas teorías fueron interpretaciones propias y le sirvieron para obtener éxitos en el arte antiguo.

Chiang Kai-shek (1887-1975), líder del Kuomindang y personaje muy poderoso en un momento de la historia del país, también fue un gran calígrafo. Sus caracteres han asimilado las ventajas de los modelos y las inscripciones, y son claros de trazos y estrictos de estructura. Se parecen mucho a la letra del emperador Song Huizong, reconocida por su uniformidad, elegancia y rigidez en la normativa. La diferencia entre los dos reside en que la Escritura Shoujin del emperador es una creación artística originaria en la historia caligráfica, mientras que la de Chiang Kai-shek es menos creativa y le falta el aire de la abundancia. Ello se corresponde con el temperamento del autor, quien era estricto y nunca dejaba que sus emociones afectaran sus trazos, obedeciendo siempre a una normativa. En cambio, Mao Zedong no sólo pudo vencer a Chiang Kai-shek en la guerra, sino que también le llevó ventaja en la escritura.

Entre los líderes políticos modernos, muchos fueron hábiles con el pincel, como Zhou Enlai, Zhu De y Chen Yi, fundadores junto con Mao de la República Popular China, y también gozan de éxitos de diversos niveles en el campo caligráfico. En comparación con la guerra, la política, la economía y otros asuntos estatales, la caligrafía es un tema de significado pequeño. Pero por su carga y contenido cultural especial, este arte nos permite percibir los modales de un emperador o el espíritu de un líder político, incluso su gran capacidad de dirección.

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