Planificación familiar:llamado para dos

Por nuestro reportero ZHANG XIWEN.

La PPF influye rápida y profundamente en el cambio social y demográfico de China.

La Política de Planificación Familiar (PPF) de China comenzó a aplicarse a finales de la década del 70 del siglo pasado, provocando un cambio social y demográfico de gran alcance. Treinta años después, un creciente número de demógrafos plantean que la baja tasa actual de procreación amenaza el potencial de desarrollo socio-económico nacional y abogan por un cambio de estrategia, para permitir que todos los matrimonios, independientemente de las circunstancias, tengan un segundo hijo.

Por el bien de todos

Hacia 1970 la población china había superado en 300 millones de personas los 500 millones de habitantes registrados en 1949. El crecimiento anual mayor de la población durante este período alcanzó los 22,57 millones, lo que equivalía a 60.000 nacimientos por día y 43 cada minuto. De mantener ese ritmo, el total de chinos podría haber sobrepasado los 1.400 millones para el año 2000 y quintuplicado esa cifra para el 2050, según los cálculos demográficos realizados por expertos de la época. Sin embargo, si se mantiene de hoy en adelante el nivel de procreación promedio de dos hijos por cada mujer, la población del país podrá estabilizarse en los 1.500 millones de individuos para el 2050.

Centenares de futuras madres estudian cómo desempeñarse con los bebés en un concurso celebrado en Shenyang.

Los demógrafos sostienen que la introducción de la PPF estuvo basada en el bajo nivel de productividad del país en aquel entonces. En 1980, cuando la población china era de 1.000 millones de habitantes, la escasez de granos constituía ya un problema constante para la nación. Los recuerdos de los tres años de hambruna (1959-1961), causada por los desastres naturales, estaban aún frescos en la memoria de muchos chinos. Ellos temían entonces tener que compartir los recursos existentes con un tercio más de población en los siguientes 20 años. Controlando el crecimiento poblacional se aseguraba la subsistencia de todos. Por lo tanto, fue una solución lógica.

Una década después, la Política de Planificación Familiar trajo algunos efectos, como que la tasa de procreación femenina cayera más del 50 por ciento, de 5,81 en 1970, a 2,61 en 1981. Excepto pocas fluctuaciones, esa tasa había mostrado desde entonces una tendencia declinante. Zhang Weiqing, director de la Comisión Estatal de Población y Planificación Familiar, señaló hace tres años que después de más de tres décadas, China había recortado su población en 400 millones de personas con la práctica de la PPF y el nivel de fertilidad había disminuido al 1,8 por ciento.

Impactos positivos de la PPF

La Planificación Familiar y la Reforma y Apertura fueron políticas de principios de la década del 80 del siglo XX, que se complementaron una a otra, para frenar el crecimiento poblacional, mientras se estimulaba a las fuerzas productivas, que tenían que generar un crecimiento económico acelerado en los últimos 30 años.

En comparación con los niños que tienen hermanos, el hijo único recibe más cariño familiar.

Esta estrategia tuvo también su impacto positivo en la mujer china, que representaba una octava parte de la población mundial. Muchas estuvieron felices de ser liberadas de los deberes de sus antepasados de tener tantos descendientes como físicamente podían. La Planificación Familiar también aplazó la edad de la mujer de contraer matrimonio, dándole más tiempo para su educación y para participar en el desarrollo del país.

De 1949 a 1970, antes de la entrada en vigor de la PPF, la edad promedio a la que las mujeres chinas se casaban por primera vez era antes de los 20 años, aunque en el campo generalmente lo hacían dos o tres años más jóvenes que las chicas de la ciudad, según las investigaciones de los demógrafos Hu Ping y Zhu Chuzhu, de la Universidad Jiaotong de Xi’an. A finales de los 70, el promedio de edad de las mujeres que contraían nupcias por primera vez se había elevado a 23,05 años. La edad de casamiento entre las mujeres de la ciudad y aquellas que vivían en áreas más desarrolladas era aún mayor. Las féminas de las grandes urbes, como Shanghai y Beijing, actualmente retrasan la unión marital hasta los 27 años.

La posposición del matrimonio otorga a las mujeres jóvenes más tiempo para la educación y el perfeccionamiento de sus habilidades y, por lo tanto, oportunidades de trabajar y ser económicamente independientes. De este modo ellas alcanzan un mayor nivel intelectual y potencial económico y también logran un estatus social y familiar superior.

El aplazamiento de la edad para el matrimonio entre las mujeres ha conllevado igualmente a las féminas a tener su primer hijo a una edad más avanzada. La investigación de Hu Ping muestra que las primerizas chinas tienen como promedio 24,3 años de edad en las zonas rurales desarrolladas y 27,97 en las áreas urbanas desarrolladas. Las mujeres de las ciudades están más dispuestas a tomar medidas para planificar la familia, retrasar el alejamiento de su trabajo y asumir, sobre todo, la responsabilidad extra de criar un hijo.

Por consiguiente, restringiendo y aplazando la procreación, la planificación familiar reduce la carga sobre las mujeres, liberándolas entonces para hacer sus propias elecciones, basadas en la salud reproductiva y la economía doméstica.

Inconvenientes de la PPF

A pesar de su lado positivo, la Política de Planificación Familiar es actualmente reexaminada por muchos demógrafos y economistas, que sostienen que las condiciones del explosivo crecimiento poblacional en la década del 70, en medio de las carencias materiales y los limitados recursos naturales, han cambiado, y los efectos negativos sobre el futuro desarrollo del país se han vuelto notables cada día más.

“China adoptó la PPF específicamente para controlar el alto crecimiento de la población y reducir el consumo y, al mismo tiempo, estimular la economía promoviendo los ahorros y la inversión. Al recortar el consumo de granos y energía, la política contribuyó asimismo a frenar la contaminación ambiental”, expresó Zuo Xuejin, demógrafo y vicepresidente ejecutivo de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghai. “Pero el medio ambiente socio económico del país ha cambiado dramáticamente desde entonces. Las ciencias y la tecnología han puesto fin a la escasez material y la política gubernamental actual va dirigida a estimular el consumo. El rápido crecimiento del consumo de energía y la contaminación diaria per cápita no es resultado del incremento poblacional, sino del modo de crecimiento económico expansivo de China”.

“Los creadores de esta estrategia no tuvieron en consideración que el desarrollo social en sí mismo reduce la tasa de fertilidad”, agregó Yi Fuxian, doctor en Farmacología e investigador especial del Centro de Observación e Investigación Económica Dajun. Según sus datos, la tasa de esterilidad actual, del 12,5 por ciento, se ha doblado 20 veces en los últimos 30 años. “Creo que teniendo en cuenta los fenómenos del DISH (doble ingreso sin hijos), el celibato y la fertilidad tardía, la tasa actual de fertilidad está por debajo de la cifra oficial del 1,8 por ciento”.

El impacto negativo del bajo nivel de fecundidad, obvio en los países europeos, se está agudizando en China, que posee ya una gran proporción de ciudadanos de la tercera edad. “En la actualidad el país tiene de 9 a 10 personas en edad laboral por cada habitante mayor de 65 años. Para el año 2045, la relación será de 2:1. Esta es una perspectiva desalentadora, incluso en una favorable situación económica”, consideró el economista Lang Xianping. Aunque la fuerza de trabajo surgida en el boom de nacimientos puede mantener el acelerado crecimiento económico de China por otros 15 años, advirtió, las reservas demográficas del país podrían agotarse a partir de entonces. “La PPF ha costado al gigante asiático cientos de millones de descendientes. Como la India nunca ha instituido una política de planificación familiar estricta, la estructura de su población será más joven en 2025, mientras la de China entrará entonces en la categoría de sociedad envejecida. La India rebasará a China”, pronosticó Lang.

Aparte de la ausencia de un “dividendo de población”, el desbalance de sexo es también alarmante. Pero las autoridades se muestran cautelosas acerca de un cambio sustancial en la PPF y mantienen mientras tanto su línea de planificación familiar. Preocupa que el relajamiento de la política de un segundo hijo pueda generar turbulencias sociales dentro de un corto período de tiempo y en virtud de ello, el rápido crecimiento poblacional produzca la chispa. Esta es una cuestión válida, considerando los resultados de un reciente estudio, que sugiere que más personas ahora quieren un segundo hijo.

“No sólo se trata de un tema de reajuste de la política de fertilidad, sino una cuestión de juicio sobre la situación de la población actual y las tendencias futuras”, afirmó Gu Baochang, profesor del Centro de Investigación de la Población y el Desarrollo de la Universidad del Pueblo de China. Después de siete años de investigación intra-institucional, él cree que “China una vez más se encuentra en una encrucijada histórica”.

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