Procreación tardía
gana adeptos en China
Por ZHANG XIWEN
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Una future mama de Beijing
se tomó fotos como recuerdo, el 29 de septiembre de
2008. |
Llas madres primerizas de edad avanzada son aquellas que tienen
su primer hijo a los 35 ó más años, e incluso,
después de los 40. En los últimos años, el
porcentaje de mujeres chinas que deciden hacer la maternidad en
esta etapa de la vida ha venido incrementándose. En
los años 90 del siglo XX, esa cifra representaba apenas
el 2% de los embarazos del país, pero en 2006 se duplicó
y llegó al 7% en algunas grandes ciudades como Beijing,
Shanghai y Shenzhen, reveló Wang Liang, jefa del
Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital
del Pueblo de la Provincia de Zhejiang.
A los médicos les preocupa mucho esta tendencia, pues
pese a que científicos ingleses comprobaron recientemente
que los 35 es la mejor edad de la mujer para tener un hijo, el
círculo médico chino respalda los conceptos tradicionales.
Considerando la complexión y constitución física
de las féminas chinas, de los 27 a los 30 es la etapa ideal
para la procreación y muchos casos clínicos muestran
también que las embarazadas que rebasan los 35 y sus bebés
corren mayores riesgos de contraer enfermedades.
Sin embargo, una encuesta del año pasado de NetEase (www.163.com),
uno de los sitios Web más visitados del país, indica
que las mujeres chinas no temen parir a una edad avanzada. Ante
la pregunta, ¿Sigues considerando tener hijo cuando
cumplas los 35 años de edad?, el 39,7 por ciento
de las entrevistadas respondió afirmativamente, el 28,3
por ciento dijo creer que la edad no es un problema, y sólo
el 32 por ciento se opuso a la idea. Eso significa que tres quintas
partes de las encuestadas pueden aceptar totalmente la maternidad
sobre los 35, o planean hacerlo.
En realidad, el hecho de que algunas estrellas de cine o personalidades
tuvieran sus hijos con éxito cerca de los 40 aumentó
la fe. La esposa del príncipe heredero de Japón
dio a luz a su primogénita a los 38; Lin Qingxia, conocida
actriz de Taiwán, tuvo su primer retoño a los 42;
Wu Xiaoli, famosa presentadora de la televisión de Hong
Kong, quedó encinta a los 35, y la famosa cantante de China
continental, Mao Amin, se convirtió en mamá a los
41.
La gente de hoy en día presta mayor atención
a mantener la salud y vivir la vida respetando la ciencia, por
lo que tienen mejor calidad física. Creo que no será
un problema parir a los 40 años de edad con buenas condiciones
económicas, mejor modo de vida y un hospital calificado,
expresó con plena confianza Cheng Ruhong, una china de
33 años, que está obligada a demorar sus planes
de tener hijos, debido a que es responsable de un proyecto de
capital mixto de la compañía. Por el momento
no puedo ofrecer a mi hijo una vida acomodada y estable. No lo
pienso hacer sino hasta tres años después de terminar
el proyecto.
Las mujeres de tres altos: alto título académico,
altos ingresos y alto puesto profesional, conforman la mayor parte
del grupo de parturientas de edad avanzada. En el distrito de
Haidian, en Beijing, donde viven concentradamente los jóvenes
intelectuales, esa proporción sobrepasa el promedio de
la ciudad. De cada diez embarazadas de nuestro hospital,
dos o tres son de edad avanzada, más de una quinta parte,
comentó Zhao Tianwei, médico en jefe del Hospital
de Ginecología y Obstetricia de Haidian.
Zeng Yi, demógrafo y catedrático de la Universidad
de Beijing, considera que el aplazamiento de la procreación
se debe a la industrialización. Gracias a la desintegración
de la economía familiar tradicional y al cambio del modo
productivo, el ciclo de educación se prolonga y los recién
graduados tampoco pueden dominar suficientes técnicas para
ganarse la vida y asumir los costos de la maternidad, sino trabajar
desde los estratos más bajos de la cadena productiva. Además,
el costo de la procreación se eleva cada día y el
valor económico de tener hijos desciende.
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Muchos casos clinicos muestran
también que las embarazadas que rebasan los 35 años
y sus bebés corren mayors riesgos de contraer enfermedades. |
Tong Xin, catedrático de la Facultad de Sociología
de la Universidad de Beijing, cree que esa cuestión también
guarda relación con la elevación del puesto social
de las mujeres. A medida que aumenta la educación
que recibe, la mujer deja de ser una pura herramienta de procreación
y deja de obtener y consolidar su puesto en la familia por tener
hijos, de ahí que vengan reduciéndose las trabas
de la vieja ética de propagar la especie. El modo de vida,
cada día más independiente y flexible, les ofrece
a las mujeres pleno derecho de selección.
Es una tendencia, que cada quien vive para sí mismo
e independiente, apuntó Lu Di, empleada de una empresa
de capital extranjero, que se hizo mamá a los 26 años,
pero ahora se arrepiente. Envidia a las madres de edad avanzada
que pudieran concentrarse en el trabajo y disfrutar a plenitud
de la vida cuando eran jóvenes.
Pero, Wang Liang, director del Departamento de Ginecología
y Obstetricia del Hospital del Pueblo de Zhejiang, descubrió
que, una vez se frustra la concepción, las embarazadas
de edad avanzada tienen mucho menos deseos de hacer más
tentativas.
La influencia del incremento de las parturientas de edad avanzada
en la estructura demográfica ha atraído la atención
de los demógrafos. La demora de la primera procreación
familiar conduce a la reducción de la tasa de procreación,
problema que se pasó por alto en tiempos de gran incremento
demográfico, pero que resulta obvio hoy en día,
explicó Zeng Yi. De acuerdo con su investigación
sobre el tema, de 1996 a 1999 este indicador cayó en un
0,23 por ciento.
Cambios en el campo
No sólo en las ciudades ha cambiado la idea sobre la procreación,
también lo ha hecho, y mucho, en el campo. Según
Zheng Zhenzhen, demógrafa de la Academia de Ciencias Sociales
de China, existe la posibilidad de una reducción de la
procreación en el campo, debido al gran aumento del número
de jóvenes del entorno rural que emigran a las ciudades
en busca de trabajo.
Un censo muestra que, se diferencian mucho la idea y la conducta
sobre el matrimonio y la procreación entre las mujeres
que tienen experiencias de trabajo en las ciudades y las que nunca
han salido del campo. En comparación con las segundas,
las primeras se casan y conciben sus hijos en edades avanzadas,
desean menos hijos y entre el primer y segundo parto dejan correr
más tiempo.
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Embarazadas escuchando
música. |
En los últimos
años, el porcentaje de mujeres chinas que deciden hacer
la maternidad a los 35 ó más años ha
venido creciendo. |
Por lo general, salir a trabajar en la ciudad demora la
edad de contraer matrimonio, lo que significa el aplazamiento
de la gestación. Las que buscan empleo antes de dar a luz
por primera vez, se convierten en madres con mayor edad, las que
lo hacen después de haber parido una vez, también
aplazan mucho la concepción de su segundo descendiente
en comparación con otras mujeres, mientras que las que
dejan el campo entre el casamiento y el primer embarazo, así
como las que emigran entre el nacimiento de dos hijos, cumplen
un intervalo más largo, dijo Zheng Zhenzhen.
Según el censo, las mujeres del campo que han salido a
la ciudad por trabajo tienen más deseo de concebir un solo
hijo. En condiciones similares, como la edad, los antecedentes
académicos y el nivel económico familiar, dejar
el campo ejerce una gran influencia en la idea de las mujeres
sobre el número ideal de hijos.
Durante tres décadas de desarrollo, abandonar el campo
para irse a trabajar a las ciudades ha dejado de ser un asunto
exclusivo de los hombres, y más y más mujeres toman
cada día esa decisión. Las estadísticas del
quinto censo demográfico nacional, del año 2000,
indican que de los 42,42 millones de trabajadores que integran
la mano de obra flotante interprovincial, 15,065 millones entran
en Guangdong y 7,703 millones de ellos son mujeres, ocupando el
51,13 por ciento. La proporción femenina de la población
flotante ha aumentado sin cesar en los últimos años,
subrayó un funcionario del gobierno provincial de Guangdong.
La salida de las mujeres del campo trae por lo menos dos consecuencias
directas: primero, ingreso importante para la familia que deja
atrás; segundo, cambio de la tradicional división
sexual, pues en cierto sentido ellas se liberan del control de
la familia patriarcal y empiezan a participar en actividades públicas,
en lugar de permanecer atadas a la casa.
El demógrafo Chen Lei, quien se ha dedicado por años
al estudio de la población del campo, cree que las contribuciones
económicas que hacen las mujeres a la familia afecta su
posición familiar. Desde mediados de los años 80
del siglo pasado, empezó a investigar en una pequeña
aldea de Sichuan, provincia con un alto número de emigrantes
por trabajo, y descubrió que, muchas nueras e hijas de
la aldea salieron a trabajar a las ciudades e hicieron importantes
contribuciones económicas a sus familias. Un número
considerable de ellas envían a sus padres todo el salario,
menos el costo fundamental de la vida. El ingreso al contado de
estas mujeres es muy importante para la familia, porque la producción
agrícola casi no trae ningún ingreso al contado.
Es como dijeron los encuestados, las hijas son como el árbol
legendario del que caen monedas al sacudirlo, pero los hijos,
en vez de dar dinero a sus padres, necesitan que éstos
les preparen la casa y un fondo para contraer matrimonio.
Cuando se reconoce y comprueba el valor económico de las
hijas, se diferencia su puesto y su derecho a la determinación
en la familia, añadió Chen Lei.
Al mismo tiempo, las muchachas que salen a trabajar, suelen vivir
juntas en un dormitorio y sólo necesitan preocuparse por
sí mismas. Tienen más tiempo de participar en actividades
sociales, ampliando sus relaciones interpersonales y trato social,
y eso contribuye a cultivar su independencia y autoconfianza.
De tal manera va cambiando gradualmente su actitud hacia la familia
y la vida.
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