¿Cómo ser padres calificados?

--Son bienvenidos los instructores de enseñanza familiar

Por nuestra reportera LU RUCAI

Bajo la presión de lograr buenas notas para entrar en las universidades, en muchas ciudades de China pululan los “maestros a domicilio”, que por lo general no son otros que los propios profesores de las escuelas o estudiantes universitarios, quienes ayudan a los alumnos primarios y secundarios en su estudio individual.

Niños de una guardería de Xiamen que no quieren separarse de sus padres. La psicología de los pequeños es un tema importante. En mayo de 2006, en una escuela de Zhengzhou, los padres y sus hijos participaron en un evento para acortar la distancia entre ellos.

Empero, en los últimos dos años ha venido apareciendo otro tipo de mentor. Su objetivo de servicio no es el niño, sino los padres, a los que trata de orientar para que puedan resolver los problemas en el proceso de crecimiento de sus hijos, y se identifican como instructor de enseñanza familiar.

Perplejidad de los padres

Los que se dedican a la enseñanza reconocen que muchos progenitores no saben cómo guiar a sus hijos. Wang Pingping, mamá de un chico de 12 años, experimenta este problema profundamente. Su hijo se enoja a menudo con ella y lo peor es que no quiere ir a clases. De hecho, en una ocasión se quedó en casa diez días.

Wang quería llevar al muchacho a un psicólogo, pero el chico no cooperaba. Sin remedio, ella comenzó a navegar por Internet, buscando casos similares al suyo y esperando encontrar una solución.

En la red encontró a He Yongjun, un instructor de enseñanza familiar de Shijiazhuang, ciudad a 300 kilómetros de Beijing, y después de leer las experiencias de este experto y las valoraciones de los usuarios, la madre decidió probar.

Las consultas se realizan en red y Wang tiene que pagar 1.000 yuanes mensuales a su consejero. Una vez afronta cualquier problema, intenta resolverlo comunicándose a través de Internet con He, cuyos cuatro años de experiencia como trabajador educativo le han permitido orientar a más de un millar de padres.

“Él conoce la psicología de los alumnos. En base al entendimiento de los pequeños, les brinda apoyo y ayuda”, comentó Wang y agregó que conoce las ideas de su hijo, pero no lo comprende. Gracias al instructor, diez días tras, su muchacho retornó a clases, lo cual la hizo sentir muy contenta.

“De hecho, la forma de hablar con los hijos es sumamente importante”, agregó la mamá, pues aunque los niños son maduros, los padres chinos todavía están acostumbrados a considerarles como pequeños. A ellos les gusta cuidarles y hablarles con un lenguaje educativo, pasando por alto la importancia de establecer una comunicación.

Según He, casi todos los niños se encuentran con problemas en distintas fases de su crecimiento, como escaparse, pelear con los alumnos, rebelarse, etc. Sin embargo, esto está relacionado con la incorrecta enseñanza de los progenitores. “Podemos decir que los problemas de los niños, en la mayoría de los casos, se deben a los padres”.

Los padres que sólo muestran interés en las notas y admisión de las escuelas suelen desatender los sentimientos de sus hijos. “¿Conoces a los niños que van a entrar en la escuela secundaria? Son muy desordenados”, respondió Wang. Para que los alumnos puedan ser admitidos por las mejores escuelas, durante varios años, sus progenitores los hacen asistir a los exámenes olímpicos de matemáticas y a los concursos de piano en sus horas libres. Si los pequeños logran premios en las competencias, estarán en ventaja en comparación con sus compañeros de aula.

El pequeño de Wang, que entrará en la escuela secundaria en julio de este año, pasó por esta experiencia, la cual He Yongjun identifica como “el motivo principal por el que los niños tienen problemas psicológicos, debido a que deben enfrentar agudas competencias”.

Enseñarles cómo hacer de padres

En la entrevista Wang Pingping preguntó: “¿Qué es más fácil, conducir un coche o educar a un niño?”. Desde luego, el último es mucho más complicado que el primero. “No existe un departamento donde nos enseñen cómose es padre o madre”.

Cada año en China nacen 20 millones de niños, lo cual representa un gran mercado para el sector de consultoría familiar.

Su hijo ya tiene 12 años, pero ella todavía no tiene un concepto claro de cómo debe ser una madre, ni aún menos la generación de hijos únicos que acaban de procrear.

“En China, no existe el sistema de enseñanza de los padres. Los conocimientos que tienen estos provienen a la vez de sus propios ascendentes. La manera incorrecta educativa se hereda así de generación en generación”, indicó Yang Jie, postgraduada del Instituto de Educación de la Universidad Pedagógica de Beijing, que ofrece consultas de enseñanza familiar en Shenzhen.

Oficialmente, He Yongjun es profesor del Instituto del Partido Comunista de China de la Ciudad de Shijiazhuang, donde imparte la asignatura de “Psicología de directores”. Empero, es graduado de la carrera de Enseñanza Moral de los Jóvenes y está interesado constantemente en la educación infantil y adolescente. Además de ir a la entidad cada martes en la mañana, invierte el resto de su tiempo en ofrecer consultas sobre enseñanza familiar.

“Ser instructor requiere de tres condiciones: amar a los niños, poseer una buena salud psicológica y sabiduría y contar con ricos conocimientos integrales y experimentos”, resumió He.

Algunos organismos educativos en el mercado ya emprenden la formación para los padres y les enseñan cómo arreglar las molestias y problemas al respecto. Wang tuvo la idea de participar en esa clase de formación, a la que se han incorporado muchas personas con el fin de aprender a educar a sus hijos. “Los padres chinos no escatiman pago para sus descendientes”, manifestó Yang Jie, pero Wang por fin escogió al instructor profesional, “pues me parece que la formación enseña muchas teorías, prefiero más la ayuda concreta”. Además, considera que necesita experiencias, y estas no se pueden conseguir en corto tiempo. Si enfrenta problemas peliagudos, ella tampoco los puede resolver.

He prefiere tomar la consulta de enseñanza familiar como una “asignatura de combinación de psicología y aprendizaje”. A su parecer, el problema de los alumnos se concentra en “retroceder”: retroceso en el estudio y la comunicación y una baja capacidad de asimilación de conocimientos. “Los padres depositan cada día más esperanzas en sus hijos y esperan que estos sobresalgan en todos los aspectos. Muchos prestan atención a las notas desde que sus retoños entran en las guarderías”. Cuando dice a los padres que acuden a él que las notas no son tan importantes, pocos lo aceptan enseguida.

Más de 220 progenitores que han asistido a las consultas de He por largo tiempo y más de 1.000 que en corto tiempo han sacado sugerencias las distribuyen por todo el país. “La mayoría de ellos procede de las ciudades, muy contados son del campo”, pues en las primeras la competencia en el estudio es demasiado intensa y esa es la causa principal de este fenómeno.

Entre los casos, Yang Jie encontró el de Pengpeng, un niño de dos años y medio que se rehusaba a hablar y solo decía papá y mamá, además de tener miedo a salir de casa y las personas desconocidas. Por eso sus padres pocas veces le llevaban a otros sitios.

Tras observarlo, Yang se percató que durante su primer año de vida, el pequeño fue cuidado por su abuela, quien en muy pocas ocasiones salía de casa por su avanzada edad, y sus padres trabajaban todos los días y dejaban el hogar temprano y regresaban tarde. A su manera, la especialista intentaba acercarse al chico y después de 15 días había conseguido tener contactos con él y motivarlo a pronunciar muchas frases.

“Cuando el niño tiene dos o tres años, los padres suelen desatenderlos. Si los abuelos los cuidan, ellos normalmente los miman”, subrayó Yang. En las familias en que tanto el papá como la mamá trabajan, los padres no sacan tiempo suficiente para acompañar y enseñar a sus hijos.

Según ella, pese a que los críos de distintas edades encontrarán diversos problemas, este fenómeno guarda relación con la forma en que los padres se comunican con ellos. Muchas parejas, no obstante poseer nivel universitario, carecen de conocimientos sobre la educación familiar.

Sin embargo, no todos los padres aceptan las consultas pagadas. Ye Jing, quien trabaja en la oficina de su pueblo natal en Beijing, es mamá de un niño de ocho meses y siempre busca información en la Web de la eugenesia y la puericultura de la capital. “En el futuro, tampoco quiero pagar dinero por consultar los temas de enseñanza. Prefiero hacerlo con los padres o amigos, o entrar a los foros en Internet, para ver cómo otras parejas resuelven los problemas”.

“No voy a pagar mientras el problema no sea muy grave y yo no tenga otra forma de solucionarlo”, subrayó Ye Jing y He Yongjun reconoció que muchos progenitores comparten esa forma de pensar.

Formación, pendiente de ser normalizada

“El instructor es un nuevo oficio, cuya certificación no es tan oficial y regular como el psicólogo”, comentó Yang Jie. En las ciudades grandes y medianas, como Beijing, Shenzhen, Shanghai, etc., pululan las formaciones correspondientes, donde los gastos oscilan de 2.000 a 5.000 yuanes.

“En China hay una gran demanda en este campo”, aseguró Yang. Por el momento los profesionales de tiempo parcial o total no llegan a 20.000 y casi cada 70.000 personas existe un instructor. Los expertos estiman que para poder atender adecuadamente la demanda se necesitan 500.000 profesionales.

Un instructor imparte clases a los padres trabajadores en Wenzhou, Zhejiang.

Durante los cuatro años que He Yongjun lleva en el giro, ha formado a varios “discípulos”. Según su punto de vista, este es un oficio que requiere de mucha práctica. Primero, es necesario que el especialista sea capaz de notar las habilidades, pero después, lo más importante es convertir las explotaciones y operaciones en actos voluntarios.

En los últimos dos años, He ha ganado un promedio de 7.000 yuanes mensuales por ofrecer consultas de enseñanza, ingreso que sobrepasa en gran medida su sueldo oficial. “Mis clientes vienen recomendados por antiguos clientes”. Con una clientela estable, está planeando abrir un curso de formación en primavera en Beijing.

Las experiencias de Yang Jie también quedarán pronto abiertas al público. Actualmente ella cobra 200 yuanes por cada consulta. Si los padres le contratan todo el mes, la tarifa es de 1.000 yuanes. De todas maneras, comparados con otros sectores, este es de alto ingreso.

Yang edita los casos que se ha encontrado en cuentos y los publica en la red, pero nunca ha reparado en que de repente pueda convertirse en una persona famosa. Más de 1.000 progenitores acuden a sus consultas. Mientras tanto, sus relatos comienzan a llamar la atención de las editoriales, que los publicarán pronto.

En la China actual hay más de 220 millones de niños en edades comprendidas de los dos a los 12 años. Cada año los recién nacidos ascienden a 20 millones. A la vez, los gastos destinados a la enseñanza de los hijos ocupan el primer lugar en el consumo total de los habitantes de las ciudades, cifra que sobrepasa el porcentaje de la inversión en el retiro y la compra de viviendas y representa una tercera parte del ingreso total de la familia.

“Es un mercado potencial. Espero que en el futuro en el país se realicen exámenes sobre esta especialidad. Si no, el sector fácilmente se convertirá en un instrumento de ganar dinero para los organismos de formación”.

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