Bardas en remojo
Con moderada preocupación China observa la crisis económica
y financiera que afecta a las principales potencias del mundo
y que ha comenzado a salpicar al gigante asiático, tocado
ya en su sector manufacturero y en otras industrias orientadas
en lo fundamental a la exportación.
Conscientes del alcance global de la situación y de que
al ver las bardas del vecino arder lo más indicado es remojar
las propias, las autoridades del gigante asiático salieron
en auxilio de los primeros perjudicados con medidas que incluyen
varios recortes de los tipos de interés, planes de construcción
de viviendas más asequibles, ampliación de los beneficios
de la seguridad social y la inyección de un paquete de
cuatro billones de yuanes. Todo con el propósito de oxigenar
nueve sectores industriales e incentivar el consumo interno.
Acostumbrados en los últimos años a escuchar pronósticos,
a la postre confirmados o superados, que auguraban crecimientos
de su economía de hasta dos dígitos (ritmo imposible
de mantener), los chinos han visto recortados en más puntos
de los imaginados las previsiones de expansión para 2009
y cada vez se escucha hablar con mayor frecuencia de contracción
en el sector inmobiliario, cierres de empresas, reducción
en los volúmenes de producción y caídas de
las ventas.
No son pocos los que ven cómo sus inversiones en la bolsa
no reportan las deseadas ganancias y comienzan a generarles pérdidas
preocupantes. Tampoco les va mejor a los que apostaron al sector
inmobiliario, adquiriendo varias viviendas en medio del imparable
crecimiento constructivo del país, una burbuja que también
amenaza con desinflarse cuando los cálculos indican que
actualmente están disponibles más de un millón
de apartamentos, sin que asomen posibles inquilinos para la renta
o la compra.
La incertidumbre que comienza a generar esta situación
y las noticias cada vez más desalentadoras que llegan de
las grandes potencias económicas han llevado a muchos chinos
a adoptar una postura en extremo cautelosa, que contempla la reducción
de gastos, el aplazamiento de planes de inversión y el
aseguramiento del empleo, indicador este último en el que
también inquieta la suerte que pudieran correr los millones
de profesionales que egresarán este año de las universidades.
Pese a todo, algunos analistas consideran que la economía
china no corre los mismos riesgos que las naciones más
golpeadas por la crisis, pues las compañías
de acciones (del país) no tienen inversión en el
extranjero, por lo que no existen (
) los motivos que conducen
a los bancos extranjeros a hundirse; y los bancos comerciales
locales se ven menos afectados en esta coyuntura, ya que su principal
negocio son los depósitos y préstamos tradicionales,
además de poseer una baja proporción de propiedad
de divisas.
Como puntos favorables aparecen la confianza que la población
china mantiene en la gestión de sus gobernantes y la forma
en que hasta el momento se maneja la crisis, según sondeos
de opinión.
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