¿Porqué China aplica la Reforma y Apertura?

Por CHEN SI

A finales de los años 70, la economía china se incrementó muy lentamente y los artículos de consumo no fueron bien suministrados, incluso en la ciudad.

Después de la Revolución Cultural (1966-1976), China quedó muy atrasada en comparación con otros países, tanto por su fuerza económica como científica y tecnológica. La Reforma y Apertura resultaron inevitables para que el país pudiese salir de esa situación.

A finales de los años 70, el crecimiento económico nacional fue muy lento y el nivel de la vida de la población distaba mucho del de la media de la comunidad internacional. Los ciudadanos vivían de su salario mensual, que prácticamente se mantuvo invariable durante 20 años, de 1957 a 1976. Muchos artículos de primera necesidad eran insuficientes y la gente tenía que comprarlos mediante cupones de racionamiento. Las bicicletas, relojes de pulsera, máquinas de coser, radios y cámaras fotográficas eran objetos de lujo para muchas familias en la década de los 80 del siglo pasado.

La vida en las zonas rurales, sin embargo, fue aún más dura. Según las estadísticas del Ministerio de Agricultura, el ingreso anual per cápita de los agricultores de todo el país era de apenas 74,64 yuanes en 1978 y el salario diario de 570 millones de campesinos ascendía a sólo un mao (diez maos equivale a un yuan). Wan Li, entonces vicegobernador de la provincia de Anhui, no pudo evitar suspirar durante una visita de inspección al campo, luego de la Revolución Rural. “¡No puedo creer que la vida de nuestros campesinos sea de un nivel tan bajo! No pueden comer hasta hartarse, vestirse hasta estar bien abrigados ni tampoco vivir en casas confortables. Ya han pasado decenas años desde la fundación de la Nueva China, pero el campo todavía es tan pobre”.

A lo largo de la Revolución Cultural, la Asamblea Nacional del Pueblo y la Conferencia Política Consultiva del Partido Comunista de China, representantes del sistema democrático de China, permanecieron paralizados y en estado anormal. Instituciones como la policía, la fiscalía y justicia, así como otros órganos encargados de preservar el orden social no pudieron funcionar bien, por lo que la democracia y la legalidad fueron gravemente atropelladas. A diferencia de la Revolución de las Nuevas Tecnologías, que atravesaba por un vigoroso desarrollo a nivel internacional, muchos intelectuales especializados en cierto ámbito sufrieron persecuciones en la etapa de la Revolución Cultural. En esa década China nunca organizó oficialmente el examen de admisión para la universidad.

La vida de los campesinos chinos en los años 70 fue muy dura.

Deng Xiaoping, arquitecto de la Reforma y Apertura, reflexionó en muchas ocasiones sobre las pérdidas que trajo a China la línea de extrema izquierda. “¿Qué es el socialismo? ¿En qué aspectos es más bueno que el capitalismo? ¿Con muchos que no tienen suficiente para comer y 23 millones de toneladas de acero producidas en 28 años, puede ser superior el socialismo? Los extranjeros se cuestionan cuánto tiempo aguantarán los chinos. Tenemos que prestar atención a esta frase. ¿Acaso no tenemos que pensar qué hemos hecho a nuestro pueblo? Somos demasiado pobres, demasiado atrasados. A decir verdad, defraudamos las esperanzas del pueblo y si queremos demostrar las ventajas del socialismo, ¿cómo podremos hacerlo así, tan pobres, después de más de 20 años de gobierno? Si fuera así, ¿para que necesitamos el socialismo?”

Mientras tanto, algunos países subdesarrollados estaban experimentando la segunda “era dorada”. Entre ellos, Japón fue el que más rápidamente se desarrolló. De 1955 a 1970, su Producto Interno Bruto se incrementó en 7,2 veces. Tomemos como ejemplo a Hong Kong, vecino del territorio continental de China. Aunque su superficie es 10.000 veces menor que la del resto del país, su volumen global de importación y exportación en 1977 fue de 19.600 millones de dólares, mientras que el de todo el Continente Interior ascendió a 14.800 millones de dólares. La Nueva Revolución Tecnológica, iniciada con el desarrollo de la energía nuclear, la informática, la biología y el espacio, cambió la configuración del escenario mundial y afectó en gran medida el modo de pensamiento, conducción y vida de la gente.

Después de la Revolución Cultural, los chinos desearon mucho conocer el resto del mundo, por lo que los viajes fuera del país para realizar investigaciones experimentaron un auge notable. Wang Quanguo, entonces vicegobernador de la provincia de Guangdong, habló de su primera visita al extranjero: “La experiencia de aquel mes nos amplió nuestros horizontes. Lo que vimos y escuchamos hizo temblar el corazón de cada uno de nosotros. ¡Se puede decir que nos afectó muchísimo! Al permanecer cerrados durante tantos años, creímos que éramos el país más fuerte del mundo y por muy pocos motivos decidimos apoyar a las naciones del Tercer Mundo. Creíamos que el capitalismo era decadente y moribundo. Sin embargo, cuando salimos a ver, ¡fue totalmente diferente! Nuestra China pertenecía a la dos terceras partes atrasadas del mundo”.

En 1978, cuando Deng Xiaoping se entrevistó con Jin Richeng, presidente en aquel momento de la República Popular Democrática de Corea, dijo: “Tenemos que tomar la tecnología avanzada internacional como el punto de partida de nuestra modernización. Recientemente, nuestros camaradas salieron al extranjero a hacer algunas visitas y sintieron que nos hemos quedado atrasados. ¿Qué significa la modernización? La modernización de los años 50 es diferente a la de los 60, y la de los 70 es más diferente”.

A medida que se rompió el “hielo sólido” de pensamientos, la Reforma y Apertura fueron incubándose y gradualmente dándose a conocer. Li Xiannian, entonces vicepresidente de China, en una reunión del Consejo de Estado, en 1978, expresó: “Hay que reformar con valor todas las relaciones productivas que no se adecuen al desarrollo de la productividad y las superestructuras que no concuerden con la necesidad de la base económica (…) Para acelerar en gran medida nuestro dominio de la tecnología avanzada mundial, tenemos que importar del extranjero, con iniciativa, equipos novedosos. Es más rápido que andar a tientas, cerrados y por nosotros mismos desde el comienzo”.

En la III Sesión Plenaria de la XI Asamblea Popular China, Deng Xiaoping promulgó la decisión que cambió la suerte del país. “Llevaremos a la ruina nuestra tarea de modernización y nuestra causa del socialismo, si seguimos demorando la Reforma y Apertura”. A partir de ese momento se abrió el telón de la espectacular transformación de China.

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