Beijing´2008 deja huellas

Por LEONARDO ANOCETO RODRÍGUEZ

Chinos residentes en México festejaron los 100 días para los JJ.OO.

Desde hace ya varias décadas, los Juegos Olímpicos se han convertido en una exigente prueba de fondo, que no comienza precisamente tras la esperada llegada del fuego sagrado al pebetero, la ya tradicional frase de “declaro oficialmente inaugurados…”, que pronuncia en su momento el presidente de turno del Comité Olímpico Internacional (COI), ni siquiera la posterior entrada en acción de los atletas en los escenarios deportivos. Esta es una carrera larga, desgastadora, a la que se lanzan muchos países casi una década antes, con el propósito de ganar primero la sede del evento, y que poco a poco va dejando a los aspirantes “más débiles” en el camino. A partir de la conquista de ese triunfo, cuyo dulzor solo uno podrá saborear, es que todo, de alguna forma, comienza tener sentido.

“Y la sede es…”

A diferencia de las competencias deportivas, en las que la victoria representa el momento clímax, las riendas sueltas a la celebración de unos y las lágrimas de otros, el logro de un objetivo y la conclusión de una etapa, el anuncio de “…y la sede es… Beijing”, como en el caso de las ciudades que le precedieron, marcó sencillamente el inicio de años de duro trabajo contrarreloj, para tener listas a tiempo cada una de las instalaciones, de inspecciones de las distintas comisiones del COI y presentación de uno por uno de los elementos que acompañan y distinguen cada edición de los Juegos: logotipo, mascotas, medallas, antorcha, eslóganes…

Todos estos iconos, a los que obvias razones de marketing han venido abriendo cada vez más espacio entre toda la parafernalia que rodea al evento cuatrienal veraniego, contribuyen actualmente a contagiar con el ambiente olímpico a las grandes masas de fanáticos y espectadores, que poco a poco resultan arrastrados por una marea que toca techo con la inauguración de la disputa deportiva.

“Sello chino-Beijing danzante”

El primero en aparecer fue el emblema oficial, bautizado como “Sello chino-Beijing danzante”, el 3 de agosto de 2003, en una ceremonia celebrada en el legendario Templo del Cielo de la capital china. Sus creadores fueron los diseñadores Zhang Wu y Guo Chunning, de la compañía Identidad Corporativa Internacional Armstrong, de la ciudad sede de los Juegos, quienes se impusieron a otros 1.500 homólogos convocados por el Comité Organizador (COJOB) el 2 de julio de 2002 para lanzar la licitación.

Respondiendo a las exigencias del COJOB, que requirió una imagen que integrase elementos históricos y culturales de la capital china, además de representar un espíritu humanístico, los creadores procuraron que su propuesta diera a conocer al mundo el carácter chino jing, última parte de la palabra que da nombre a la ciudad y que significa “la capital”.

“Nos inspiramos en la caligrafía, una de las artes tradicionales de nuestro país”, reconoció en su momento Zhang, quien detalló la transformación de la escritura en la imagen de una persona danzando, después de darle forma de cabeza a la parte superior del signo, alargar los brazos y modificar otras líneas, para trasmitir la sensación de movimiento. Además, “la imagen también refleja el espíritu de dragón”, animal mitológico del cual se consideran descendientes los chinos.

Más de dos meses le tomó a Zhang y Guo transformar en logotipo el carácter. “El sello chino, que se emplea como firma y credibilidad de una persona, ha sido el símbolo del compromiso en la cultura china durante mil años”, explicó el segundo y subrayó que el distintivo “representa el compromiso de Beijing por albergar los mejores Juegos Olímpicos de la historia (…) además de ser también un buen portador del encanto y la belleza de la cultura china”.

En su proceso de validación, tanto por el COJOB como por el Comité Olímpico Internacional (COI), el emblema sufrió algunas variaciones, con el propósito de que “pareciera más un deportista o bailarín en acción (…) es un atleta danzante, un habitante de la capital china, con sus brazos abiertos para dar una calurosa bienvenida a todos los amigos del mundo que deseen compartir la historia, la belleza y el futuro de esta ciudad.”

Poco después de que el COI concediera el visto bueno en su cuartel general de Lausana, Suiza, el presidente de ese organismo, el belga Jac-ques Rogge se refirió al logo como “un magnífico emblema poético, que evoca la herencia histórica y cultural de China, trasmitiendo el espíritu joven y dinámico de un gran país con un futuro prometedor. Es (…) perfecto”.

Fuwas

De agosto a diciembre de 2004 se extendió el concurso para definir los candidatos a convertirse en las mascotas de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, una pugna para la que el COJOB recibió nada menos que 662 diseños de creadores e instituciones profesionales de prácticamente toda China y Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, República de Corea, Japón, India, Singapur y otros muchos países más.

A partir de 56 obras seleccionadas, un grupo de 10 expertos recomendó iniciar los trabajos para llegar al diseño final de las mascotas, un ítem que desde Munich 1972 ocupa un lugar cada vez más importante en la imagen de las diferentes ediciones de los Juegos, si bien es cierto que en México 1968 un jaguar había servido para identificar de alguna manera el evento.

En marzo de 2005, un equipo nueve de diseñadores especializados en artesanía, dibujos animados en tres dimensiones y fabricación de juguetes, bajo la dirección del reconocido artista Han Meilin, se aisló en un chalet en las afueras de Beijing, para mantener en absoluto secreto su trabajo y llegar al producto final. Durante cuatro meses los miembros del grupo dispusieron de dormitorio exclusivo, oficina aislada y suministro de alimentos, además de cortar todo contacto con el mundo exterior a través de teléfonos móviles e Internet.

Teniendo en cuenta los grabados folclóricos, trajes autóctonos, adornos y elementos decorativos antiguos, y basados en las técnicas tradicionales chinas de dibujo, los creadores dieron vida a la serie de los “Fuwa”, integrada por cinco figuras, un número que supera en dos a las tres que identificaron los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, hasta entonces la cita que más mascotas había presentado.

En cuestión, estamos hablando de Beibei (un pez), Jingjing (un oso panda), Huanhuan (el fuego olímpico), Yingying (un antílope tibetano) y Nini (una golondrina), cuyos rostros fueron revelados al mundo en la noche del 11 de noviembre de 2004, en el Estadio de los Obreros de Beijing, a 1.000 días del 8 de agosto de 2008, como portadores de un mensaje de paz y amistad a todo el mundo.

La repetición de las sílabas en cada caso responde a la costumbre china de identificar así a niños o mascotas, pero la unión de la primera de ellas forma la frase “Beijing huan ying ni” (“Beijing te da la bienvenida”), mientras sus colores se identifican con los de los cinco aros olímpicos, azul, negro, rojo, amarillo y verde, respectivamente.

Individualmente, Beibei simboliza la prosperidad y cosecha en la cultura tradicional china. Su imagen corresponde a la del pez del neolítico en China y representará a los deportes acuáticos durante los Juegos, mientras que el atractivo panda Jing-jing pone de manifiesto la importancia del equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, además de recordar la trascendencia de preservar esta especie endémica en peligro de extinción. Huanhuan simboliza el fuego olímpico, encarna la pasión por el deporte y promueve el lema olímpico: “más rápido, más alto, más fuerte”. Con él los chinos lanzan a todo el mundo su calurosa invitación para acudir a su fiesta. Sus disciplinas favoritas son las de balones y pelotas. El antílope tibetano, una especie en peligro de extinción, que habita exclusivamente en la meseta del Tíbet, toma cuerpo en Yingying, un excelente atleta en los deportes de pista y campo, y pone de manifiesto el concepto de las “Olimpiadas Ecológicas”. En tanto, Nini, una golondrina en forma de cometa propio de Beijing, es el mensajero de la primavera y símbolo de la esperanza, alegría y buena suerte, que estará en la gimnasia.

“La sabiduría de miles de personas”

El Festival Cultural Olímpico del 26 de junio de 2005, que tuvo por escenario el Estadio de los Trabajadores de la capital china, fue el momento elegido por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 para pronunciar públicamente por primera vez el lema del evento cuatrienal veraniego: “Un mundo, un sueño”, con el que se da continuidad a una costumbre nacida en Seúl 1988, y que en esta ocasión tuvo en cuenta el criterio de centenares de miles de personas, que enviaron correos electrónicos desde todos los rincones del planeta en diferentes idiomas, en los que predominaban los mejores deseos a las Olimpiadas.

“Armonía”, “sueño”, “unidad” y “compartir” eran las palabras que más se repetían entre las 800 propuestas elegidas por los organizadores, que además encargaron la realización de sondeos de opinión a tres prestigiosas firmas internacionales de relaciones públicas, las cuales contactaron a 968 expertos en la organización de eventos deportivos de 66 países. El 28 por ciento de ellos coincidió en que la cita debía promover “la esperanza” y “el futuro”, mientras un 26 por ciento señaló que “cooperación”, “unidad”, “paz” y “compartir”; y como palabra clave del eslogan el 22 por ciento subrayó “sueño”. El propósito del COJOB era identificar las ideas y el espíritu que debía trasmitir el evento, en consonancia con la cultura y deseos del pueblo chino.

Sencillo y fácil de recordar, “fruto de la sabiduría de miles de personas”, como dijera Liu Qi, presidente del Comité Organizador, el lema, según afirmaron algunos estudiosos, manifiesta el deseo de China de unirse al resto del mundo con una actitud positiva y abierta y compartir la tierra, la civilización y un futuro maravilloso, y simboliza las expectativas de la comunidad internacional sobre el olimpismo, la paz y otros valores de la humanidad.

Llama de pasión

Medallas de la Olimpiada 2008.

A casi un año de que el fuego sagrado de Olimpia flameara sobre ella, el mundo conoció finalmente la antorcha olímpica, diseñada por un equipo del gigante chino de computadoras Lenovo, uno de los patrocinadores de la cita estival, la cual emprendió desde el Templo de Heras, en Atenas, el 24 de marzo pasado, el recorrido más largo de la historia olímpica: 137.000 kilómetros por 21 países, incluidas 134 ciudades de China, trayecto en el que pasaría por las manos de 21.880 portadores.

“Nube de la Promesa” es el nombre del hachón, en el que durante 10 meses trabajó un equipo de 40 diseñadores y especialistas de Lenovo de Alemania, Singapur, Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, Italia y China, hasta lograr la atractiva aleación de aluminio y magnesio pulido, de 720 mm. x 50 mm. x 40 mm., excepcionalmente liviana (2,21 libras).

Su forma está inspirada en el tradicional pergamino chino, uno de los aportes de este milenario país a la humanidad, y las nubes, muy relacionadas con la civilización local y la idea del equilibrio, que expresan la constante evolución de la cultura china. Los colores rojo y plateado reflejan el arte chino tradicional y el diseño contemporáneo del gigante informático, que trabajó en este caso siguiendo el mismo proceso de concepción de sus ordenadores e incorporó los símbolos de la cultura, la filosofía y el arte nacional.

La antorcha, acompañada por el lema “Enciende la pasión, comparte el sueño”, puede soportar vientos de hasta 65 Km/h y permanecer encendida aún con lluvia, granizo o nieve. Su llama de luz amarilla, avivada con gas propano, una fuente de energía relativamente limpia, puede durar más de 15 minutos.

Beijing sobre el pecho

Son el principal objetivo por el que acuden los deportistas a los Juegos Olímpicos, el sueño que todos, incluso aquellos a los que los pronósticos los alejan de los favoritos, tratan de hacer realidad cada cuatro años. A algunos no les importa si visten de oro, plata o bronce, estar en el podio olímpico y llevar una medalla en el pecho es una oportunidad que reserva a unos pocos en su vida atlética.

Otra fecha significativa, los 500 días precedentes al 8 de agosto de 2008, marcó la revelación las preseas que otorgará Beijing a sus campeones, que no se apartan del toque de exclusividad que los organizadores han venido dando a cada uno de los elementos que identifican la magna competición.

Esta vez se trata de una inusual combinación de los tradicionales metales, con la piedra de jade, otra huella de su cultura que dejará China en la historia de los Juegos. En el anverso, las medallas, de 70 milímetros de diámetro y seis de espesor, muestra a la diosa de la victoria, Nike, sobre una imagen del estadio Panathinaikos, como establece el COI. El reverso se distingue por llevar el logotipo oficial de Beijing 2008, rodeado por un anillo de jade, que simboliza la nobleza y la virtud, así como los tradicionales valores chinos de la ética y el honor.

Algunos las han definido como “nobles y elegantes, en las que coinciden la cultura tradicional china y el olimpismo”. Son, para otros, “un claro emblema de la fusión entre Oriente y Occidente, en un evento marcado por los logros económicos y nacionales alcanzados por China”.

La caja que las contendrá, de madera laqueada, está trabajada con las técnicas tradicionales chinas, es cuadrada y presenta una suave curvatura en la parte superior, que simboliza la concepción china de que el cielo es redondo y la tierra plana. Mientras tanto, la cinta presenta un diseño con nubes entrelazadas sobre la banda roja y los certificados están elaborados con seda y papel Xuan (papel de alta calidad, especial para la pintura tradicional china).

Dirección: Calle Baiwanzhuang 24#, Beijing, 100037, China
Fax : 86-10-68328338
Sitio Web : http://www.chinatoday.com.cn
E-mail: chinahoyes@yahoo.com.es
---------chinahoylm@yahoo.com.mx
Todos los derechos reservados: China Hoy