Verdadero amor en
la crisis
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Por
nuestro reportero ZENG PING
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Los beijineses se reunieron
en el Parque Chaoyang, para celebrar una vigilia con velas
durante los tres días de duelo nacional. |
En cuclillas sobre los escombros de su casa, un campesino manifestó:
¡No me preocupo por nada! Es suficiente para mí
tener un buen estado físico, y con la comida y ropa, puedo
reconstruir la casa. Es una fortuna que cuando el sismo ocurrió,
la mayoría de la gente de su aldea estaba en una boda al
aire libre, lo que les permitió evitar una gran pérdida
de vidas.
El equipo de rescate del Gobierno llegó cinco horas
después. Es una suerte, en medio de tantas desgracias,
que este gran terremoto sólo haya causado la muerte a 300
personas en esta aldea de 2.100 habitantes, añadió.
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Una madre espera
encontrar a su hijo, enterrado bajo los escombros. |
Los soldados
ayudaron a los campesinos a montar tiendas de campaña
a lo largo del camino de Hanwang a Yinghua |
Otro señor no tuvo tanta suerte. La escuela de su hijo
de 9 años se derrumbó y aunque él acudió
inmediatamente a salvar con sus propias manos a los pequeños
que permanecían debajo de los escombros, el suyo había
dejado ya de respirar. La muerte también le arrancó
a su otro hijo, de 15 años, que estudiaba en una escuela
media del distrito. Pero al verse separado de ambos, se convirtió
en padre de los niños sobrevivientes.
Deseando que el hijo vuelva pronto a casa
La ciudad de Mianzhu, en el límite sureste de la meseta
Qinghai-Tíbet, dista unos 30 kilómetros de Wenchuan.
El gran sismo del 12 de mayo le dejó grandes pérdidas
humanas y económicas. Hasta las 18:00 horas del 15 de mayo,
el número de muertos ascendía a 4.450 y los heridos
a 20.000, mientras el 70 por ciento de las casas rurales quedaron
destruidas.
La Fábrica de Turbinas de Vapor Dongfang es una de las
tres bases industriales grandes que producen instalaciones de
central, contando con más de 7.000 empleados, entre los
que más de 4.000 resultaron enterrados por las instalaciones
fabriles desplomadas, que suponían una tercera parte de
todos sus edificios.
Allí los reporteros se encontraron con una anciana débil
y delgada de más de 70 años. Después del
desastre, ella vino a pie todos los días hasta este lugar,
esperando encontrar a su hijo, que fue sepultado bajo las ruinas.
Indicando hacia una bicicleta entre los escombros, dijo que el
hombre la utilizaba para salir a trabajar todos los días
y que ella esperaba su vuelta pronto a casa, contó la anciana
con lágrimas en los ojos, en un tono tranquilo.
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Un campesino busca algunos
bienes entre los escombros de su casa. |
Delante de un edificio que se derrumbó parcialmente, una
gran máquina estaba funcionando. Las enormes vigas de acero
y paneles prefabricados en desorden hacían más difícil
la labor. Hasta aquel momento, el trabajo de rescate había
cumplido ya 70 horas. Muchos trabajadores de salvamento se veían
muy agotados y muchos grandes equipos mecánicos se mantenían
funcionando día y noche. Según el responsable de
la fábrica, del 80 al 90 por ciento de los empleados estaban
a salvo y los cuerpos de las victimas fueron bien tratados. En
la ciudad, decenas de miles de habitantes permanecían viviendo
a cielo abierto, en los parques y plazas, esperando tiendas de
campaña, comida y agua potable.
Hasta el tercer día del terremoto, tres equipos realizaron
trabajos de rescate y salvamento en tres poblados y cantones subordinados
a Mianzhu. En el centro de distribución de ayuda del poblado
Hanwang, se podían ver montones de botellas de agua mineral,
fideos instantáneos, verduras y ropas. Los autos iban y
venían, mientras la gente, cargaba y descargaba, a un ritmo
tenso y regular. La ayuda fue enviada a miles de familias.
Dentro y fuera de la tienda
En el camino de Hanwang al poblado Yinghua, ciudad de Shifang,
podía verse una gran cantidad de aldeas arrasadas. Sus
pobladores habían montado sencillas tiendas de campaña
con la ayuda del ejército y recibían la comida y
ropas que les suministraba el Gobierno. Pese a las condiciones
limitadas, ya tenían dónde alojarse.
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Liu Jinhong, entre las ruinas
de su propia casa. |
Sobre las ruinas, una mujer llamada Liu Jinhong cababa de tender
la ropa limpia. Era empleada de una fábrica, y contó
que 30 de los 300 habitantes de su aldea habían muerto.
Su madre sufrió una fractura en el brazo y fue operada.
Un sobrino suyo murió. Se le anudó la voz al hablar
del niño. Esta mujer, de 40 años, añadió
que el equipo de rescate llegó al día siguiente
de la catástrofe y les suministró todos los días
comida y agua potable.
Liu hizo todo lo posible por mantener su dignidad. Recogió
poco a poco sus cosas sepultadas bajo los escombros y armó
una tienda sencilla. La ropa que tendió era como una hilera
de banderas que representaban la esperanza y dignidad de la vida.
En este lugar los reporteros vieron una tropa aerotransportada
que estaba prestando ayuda. Después de buscar durante más
de 10 horas y salvar con esfuerzos a las personas atrapadas, sin
tomar descanso alguno se dieron a la tarea de montar las tiendas
para los sobrevivientes esa misma noche.
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Centro de distribución
de ayuda en Huawang, ciudad de Mianzhu. |
Muchos de esos lugares provisionales de acogida podían
apreciarse también en la plaza central de la ciudad de
Shifang, convertida en un centro para la recepción de damnificados.
Hasta el 15 de mayo, se habían instalado allí más
de 2.600 personas. En total hay 29 centros de este tipo en la
ciudad. La ayuda es amontonada y distribuida ordenadamente y el
personal médico establece centros temporales de asistencia,
que reciben heridos en cualquier momento. Los de prevención
contra epidemias fumigan regularmente para evitar los brotes de
enfermedades infecciosas y los agentes de seguridad pública
y la policía armada patrullan las calles durante día
y noche, velando por la tranquilidad del pueblo.
Las compañías de seguridad y la Corporación
China de Telecomunicaciones ofrecen servicios ininterrumpidamente
en el lugar y varias decenas de voluntarios jóvenes se
preparan para aceptar una nueva misión a cualquier hora.
El responsable del centro de colocación, quien es el jefe
de la oficina local de la calle, informó que hasta aquel
día habían funcionado bien en todos los aspectos
y los afectados del terremoto serían enviados lo más
pronto posible a las regiones cercanas seguras.
Li Yangjun, estudiante del Instituto Pedagógico de Tecnología
Profesional de la Universidad de Agricultura de Sichuan, sirve
de voluntario aquí, distribuyendo agua potable y comida
y contribuyendo a mantener el orden. Es un joven honrado y puro,
que contesta simplemente con un sí y prefiere
hablar más de los damnificados que vivieron en la plaza.
Antes, ellos vivían en las montañas. Sus casas
se derrumbaron. Aquí tienen suficiente comida y agua y
pueden ducharse. Aunque estuvo trabajando en el turno de
día, se mantenía prestando ayuda hasta la medianoche,
cuando le relevaban. Había comenzado esta tarea dos días
antes, pero parecía que ya estaba acostumbrado.
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Un niño en el centro
de reubicación de damnificados de la ciudad de Shifang. |
En una esquina de la plaza, muchos jóvenes se reunieron
delante de un televisor de 42, viendo programas transmitidos
en directo sobre las labores de rescate y salvamento en los lugares
del sismo. La mayoría de la gente estuvo sentada en el
césped, charlando tranquilamente. Se podía apreciar
en sus caras el cansancio y la alegría de sobrevivir al
desastre, y aún más la añoranza a los parientes.
Una madre estuvo alimentando a su niño con tallarines
instantáneos. Ellos son del poblado Yinghua. El día
del terremoto, junto con su hijo se arrastró entre los
escombros y sufrió una herida en la pierna. El niño
de 3 años comió con buen apetito, con sudor en la
frente, riéndose con nosotros.
Felicidad de los heridos
En comparación con los demás, Li Wenying, quien
trabaja en el poblado Yingxiu, de la ciudad de Dujiangyan, es
muy afortunada. En la tarde del 12 de mayo ella se encontraba
durmiendo, después de trabajar en el turno nocturno, y
olvidó reajustar el despertador que le despertó
a las 14:05 horas. Como ya no podía conciliar el sueño,
se levantó. Apenas llegó al lavabo, ocurrió
el terremoto y fue sepultada en un instante. Afortunadamente el
lavabo era estrecho y tenía más fuerza de soporte,
por lo que sólo sufrió heridas en una pierna y un
brazo. Después que la rescataron, el día 15 la enviaron
en helicóptero al Hospital del Oeste de China.
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Li Wenying en el Hospital
del Oeste de China. |
Delante del edificio de emergencia de ese centro asistencial,
las ambulancias llegaban con su alarma activada y apenas se detenían,
el personal médico se abalanzaba sobre los heridos, les
llevaban cuidadosamente a las camas con ruedas, enviaban los casos
más sencillos a los toldos para esterilizar las heridas
y cambiar las sábanas y enseguida les mandaban a las salas
de operaciones. Al mismo tiempo, el personal antiepidémico
desinfectaba las ambulancias y trataba la ropa sucia de los heridos.
Cuando vio al jefe del hospital, Shi Yingkang, estaba dirigiendo
el transporte de los heridos y tratando eventualidades, con los
ojos inyectados de sangre. Desde que recibieron el primer paciente,
en la tarde del día 12, él y los otros empleados
del hospital llevaban ya seis días trabajando las 24 horas,
durante los cuales habían atendido a 1.279 heridos graves.
Delante de la sala del hospital, una fila de heridos estaba esperando
en las camas de operaciones para ser transportados a otros centros
asistenciales, entre ellos un chico de 16 años, Tang Wei,
de la Escuela Secundaria Xuankou de Wenchuan, que acababa de ser
operado de la cadera y esperaba tranquilamente en el auto médico,
con firmeza en su cara.
Liu Zongchang, un maestro de matemáticas de la escuela
secundaria de la Fábrica de Turbinas de Vapor Dongfang,
de Mianzhu, sufrió una lesión pélvica que
no le permitía moverse, por lo que la misma noche del sismo
fue enviado al centro local de auxilio y luego a Chengdu. Su hermana
nos dijo con emoción que lo que comieron y vistieron se
los había ofrecido el Gobierno y el hospital preparó
un caldo de gallina a su hermano.
Grupos de voluntarios llegan espontáneamente al hospital,
buscando parientes entre los heridos y estableciendo contactos
entre ellos. Gracias a ellos, las personas que vienen al hospital
buscando a sus parientes, los pueden encontrar más fácilmente.
Vienen los voluntarios
Yang Na, de 25 años, es una trabajadora por cuenta propia
de Beijing. Después del sismo, ella empezó a convocar
voluntarios en los sitios web no gubernamentales de tianya.cn
y douban.com. En un solo día, miles de personas respondieron
a su llamado. Numerosos chinos de ultramar también
prestaban mucha atención a las actividades de los voluntarios.
Ya establecimos contactos con la Cruz Roja de Chengdu y la Fundación
de Niños y Adolescentes de China, y entraremos a las zonas
afectadas en diferentes grupos.
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Médicos
intentando calmar a una lesionada en el terremoto. |
Personal
médico dispuestro a asistir a los heridos, delante
del edificio de emergencias del Hospital del Oeste de China. |
En la tarde del día 15, Yang Na, Deng Shuang y otros cuatro
jóvenes llegaron a Chengdu en el tercer grupo de voluntarios:
Llevamos con nosotros una parte de la ayuda de la Fundación
de Niños y Adolescentes de China. Hasta los últimos
minutos antes del despegue todavía estaban haciendo llamadas
a otros voluntarios que habían llegado o se preparaban
para ir a las zonas damnificadas. Desde el día 13,
tenemos tantas llamadas que sólo descansamos unas horas.
Mucha gente tiene la voluntad de contribuir. Con vistas a elevar
la eficiencia de la ayuda de los voluntarios, ellos se someterán
a procesos de selección. La mayoría de los que llegan
a las zonas son soldados retirados y trabajadores médicos.
Nosotros también aprendemos algunos principios de los primeros
auxilios.
Por las turbulencias en el avión, Yang y Deng ya no tuvieron
ningún apetito. Discutieron sobre los trabajos de contacto
y auxilio durante todo el vuelo.
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En el Aeropuerto de Shuangliu,
ciudad de Chengdu, Yang Na (derecha) y otros voluntarios cargan
meteriales de socorro. |
En la localidad de Tangshan, donde también ocurrió
un gran terremoto, hace 32 años, los voluntarios se pusieron
en acción. Al enterarme de esta noticia en la televisión,
no pude contener el impulso de hacer algo, dijo Song Zhiyong.
Él y otros 12 voluntarios de su pueblo que le acompañan
estaban prestando ayuda en Anxian. Antes de salir de casa, Song
tomó todos sus ahorros, 5.000 yuanes, y formó el
Grupo de Servicio Voluntario de Song Zhiyong. Cuando
salió para las zonas devastadas por el sismo, ya había
acumulado más de 10.000 yuanes de donación. No
tengo mucho dinero, pero tengo la experiencia de salvarme a mí
mismo y a los demás de debajo de los escombros, porque
los tangshaneses hemos sufrido una calamidad de este tipo,
señaló refiriéndose al sismo que arrasó
su pueblo en 1976.
Al principio su grupo rescató a los niños de la
escuela secundaria de Beichuan. Con las herramientas que traían
de su ciudad y los tranquillos de rescate, el día 15 salvaron
a otras 3 niñas. Primero abrieron un agujero, por el que
entró una persona para sacar y quitar los ladrillos y piedras,
internándose poco a poco en el hueco. De este modo, crearon
un pasillo, por donde arrastraron a las pequeñas. Unos
días después, el equipo se trasladó de Beichuan
al distrito de Anxian. A riesgo de las continuas réplicas,
hicieron todos los esfuerzos para salvar a los sobrevivientes
que se encontraban aún bajo las ruinas.
Del grupo de 12 voluntarios campesinos sobrevivientes del sismo
de Tangshan, 7 son huérfanos. Ellos ayudan a distribuir
comida y agua, y descargar las donaciones en un centro de ubicación
de los damnificados. Una vez que llega un transporte con ayuda,
empiezan a trabajar con celeridad.
La vieja zona afectada del sismo echa una mano
Al día siguiente del sismo de Wenchuan, los tangshaneses
que sufrieron un gran terremoto hace 32 años enviaron dos
ambulancias, una grúa, una máquina cortadora, un
detector de vida y otros equipos de socorro a la zona afectada.
Un obrero de rescate dijo que con este viaje a Sichuan, ellos
correspondían el favor que el pueblo chino les hizo en
1976 y acompañarían a los afectados a salir de la
crisis.
Zhang Zhenhai, presidente de la Compañía de Desarrollo
de Turismo de Donghai, Tangshan, de responsabilidad limitada,
y miembro del Comité Municipal de Tangshan de la Conferencia
Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), decidió
criar 10 huérfanos del sismo de Wenchuan. Él acondicionará
un chalet de 300 m2 como vivienda para los infantes, garantizando
que su nivel de vida sea superior que el promedio de los ciudadanos
de Tangshan. Cada año la compañía asignará
100.000 yuanes, para la manutención y educación
de los pequeños, hasta que se gradúen de la escuela
secundaria o de la enseñanza superior y puedan ganarse
la vida. Designarán un personal especial de crianza y enseñanza,
preocupándose por el sano crecimiento de los niños.
A los que no puedan encontrar trabajo en el futuro, la compañía
les contratará con prioridad, y a los que tengan alguna
deficiencia física o intelectual, les mantendrá
durante toda la vida. Zhang Guodong, presidente del mismo Comité
Municipal de la CCPPCh, da mucha importancia a este acto y ha
ordenado al Departamento Municipal de Asuntos Civiles que lleve
a la práctica el plan.
Después de comunicarse con el Departamento Provincial
de Asuntos Civiles de Sichuan, la ciudad de Tangshan aceptará
500 huérfanos de esa provincia y designará 500 madres
para ellos.
El presidente del Grupo Siderúrgico Rongcheng de Tianjin,
Zhang Xiangqing, donó 100 millones de yuanes a las zonas
afectadas. Su hermano mayor comentó que la noticia no le
sorprendió en lo absoluto. Es nuestro deber. Somos
huérfanos del sismo de Tangshan. Ahora tenemos la capacidad
para ser recíprocos con la sociedad. Según
él, su hermano es un hombre de conciencia: Desde que emprendió
su empresa, ha donado dinero y materiales por valor de 38,5 millones
de yuanes para desastres naturales, ayudas a ancianos, minusválidos
y huérfanos, asistencia a los pobres y auxilio a los estudiantes
y enfermos, abarcando el ámbito de la cultura, deportes
y protección medioambiental. Por tales actos, en 2006 la
Federación de Caridad de China le concedió el Premio
por la Eminente Contribución a las Obras Caritativas de
China y el título de Personalidad de Caridad
de China.
El Gobierno empezó a tomar como referencia las experiencias
de Tangshan. El secretario del Comité Provincial del Partido
Comunista en Sichuan llamó a su homólogo de Tangshan,
Zhao Yong, consultándole sobre la colocación de
huérfanos y ancianos desamparados. Ante este problema,
el Comité de Consultas de Expertos de Tangshan propuso
instalar a los niños que perdieron sus padres en asilos
fuera de la zona afectada y estimular después a las personas,
para que soliciten por escrito la adopción, patrocinio
y acogida familiar de los pequeños menores de 14 años.
Tangshan también sugirió al Gobierno Central seleccionar
los sitios típicos de corrimiento de tierra en la montaña,
colada de fango y rocas, grietas y fisuras de tierra, etc, causados
por el terremoto, y preservarlos adecuadamente para el estudio
de protección de la tierra nacional. Además, elegir
los lugares de cierta magnitud y comenzar a reservarlos lo antes
posible, mejor antes de la reconstrucción, lo que garantizará
la configuración original del sismo.
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