China y los Juegos Olímpicos

Por DE YONGJIAN

La bella María Nafpliotou, lista para encender la llama olímpica en la antigua Olimpia.

“¿Cuándo China enviará deportistas a los Juegos Olímpicos? ¿Cuándo China ganará una medalla de oro olímpica? ¿Cuándo China organizará unos Juegos Olímpicos?, preguntó una revista local en un artículo titulado “Competición atlética”, en el lejano 1908.

“Es menos importante ganar que participar”. -Pierre de Coubertin, padre de los Juegos Olímpicos de la era moderna.

La respuesta a la primera pregunta llegó finalmente en 1932, cuando el atleta chino Liu Changchun participó en la cita estival de Los Ángeles, y la segunda interrogante quedó despejada en 1984, en la propia ciudad estadounidense, al alcanzar China 15 medallas de oro. La última incógnita quedará dilucidada exactamente un siglo después de ser planteada, cuando Beijing inaugure el próximo agosto los Juegos Olímpicos.

Sin embargo, la relación de China con el movimiento olímpico, se remonta al principio de los Juegos, cuando Pierre de Coubertin, padre del olimpismo moderno, escribió en 1895 a Li Hongzhang, importante ministro de la dinastía Qing, exhortando al país a participar en la cita de Atenas 1896. El Comité Organizador de esa edición, también envió una invitación a la nación asiática, el 16 de agosto, a través de su embajada, pero el país estaba amenazado en aquel momento, tanto por problemas internos, como por una invasión y, por consiguiente, le fue imposible asistir.

En 1904 muchos periódicos y publicaciones chinos cubrieron los terceros Juegos Olímpicos y a principios de 1907, la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA, por sus siglas en inglés) y colegios apostólicos de China comenzaron a promocionar los Juegos Olímpicos. El 24 de octubre, Zhang Boling, defensor de los deportes y reconocido educador, en un discurso pronunciado en el Quinto Encuentro de Instrucción Deportiva, organizado por la representación de YMCA en la ciudad de Tianjin, exhortó a China a intensificar su preparación y participar en la magna reunión atlética veraniega lo antes posible.

Cuatro años después, la prensa china reportó que Londres acogería la cuarta Olimpiada y declaró que “los Juegos Olímpicos no tienen precedente en el mundo”.

1932: Primera participación de China en los JJ.OO.

China envió su primera representación a unos Juegos en 1932, cuando la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos, organizó su primera cita de verano. La delegación estuvo integrada por tres personas, Shen Siliang, jefe del grupo, Song Junfu, entrenador e intérprete, y el velocista Liu Changchun, quien se convirtió así en el primer deportista chino que compitió en unas Olimpiadas.

Liu nació en el seno de una familia pobre, en el noreste de China, en 1909, y a los 19 años fue admitido en la Universidad del Noreste por su extraordinaria fuerza y capacidad atlética. Su reputación quedó establecida en una carrera de relevo de 4x400 metros, en una competencia de atletismo entre Rusia y China, cuando tomó el testigo con una desventaja de 50 metros del corredor ruso y terminó con una ventaja de 50 metros, conquistando de inmediato la fama. Después, en los Juegos Nacionales de 1930, Liu ganó consecutivamente las pruebas de 100, 200 y 400 metros planos.

El tirador chino Xu Haifeng ganó la primera medalla de oro olímpica de su país Liu Changchun, primer chino que participó en unas olimpiadas, durante los Juegos de Los Ángeles 1932. Delegación de China durante el desfile inaugural de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932.

Como consecuencia de la ocupación japonesa del noreste de China, en 1931, la participación de Liu en las Olimpiadas del año siguiente fue una fuente de intenso entusiasmo patriótico. En vísperas de los Juegos de 1932, el corredor rechazó rotundamente representar al régimen títere de Manchukuo, viajando entonces a los Estados Unidos con la ayuda financiera de Zhang Xueiliang, presidente de la Universidad del Noreste.

Cuando finalmente Liu arribó a Los Ángeles, el 29 de julio, después de 20 días de viaje, los periodistas estadounidenses le pidieron que levantara sus brazos para fotografiarlo, pero el joven se negó al principio, pensando que el gesto era una señal de rendición. Hasta que se le explicó que podría ser él simbólicamente abrazando al pueblo chino y aceptó.

Los Juegos comenzaron al día siguiente y durante la ceremonia de apertura Liu marchó llevando la bandera china, como el único atleta de su país, que finalmente quedó unido al movimiento olímpico moderno.

Como corredor de 100 metros, el mejor tiempo de Liu en casa fue de 10.06 segundos, el mejor entre todos los competidores extranjeros. Sin embargo, después de 20 días de lanzarse al mar, no pudo alcanzar su mejor forma y fue eliminado en el primer heat. No obstante, el velocista chino no podía dejar los Juegos tras su derrota y permaneció en Los Ángeles para observar algunos eventos y participar en la cena del certamen. Además, él y su entrenador, Song Junfu, asistieron al debate de la Convención Mundial de la Juventud, donde más tarde se dirigieron a los presentes en inglés, para denunciar la ocupación japonesa del noreste de China.

A su regreso a casa, en agosto siguiente, el bólido fue recibido con gran júbilo por el pueblo chino, que sentía claramente la situación política del país, y vio una inspiración en el hecho de tener un representante en los Juegos.

La siguiente ocasión en que el país intervino en una cita estival fue en Berlín 1936, a la que asistió un equipo completo de atletas y entrenadores, incluidos Liu Changchun y Song Junfu. En total concurrieron 69 deportistas chinos en las distintas pruebas comprendidas en campo y pista, natación, levantamiento de peso, ciclismo, boxeo, baloncesto y fútbol.

Delegados chinos emocionados, al anunciarse en 2001 que Beijing había ganado la sede de los Juegos Olímpicos de 2008. La ex atleta china Luo Xuejuan pasó la antorcha olímpica a Deng Yaping, el 24 de marzo de 2008.

Sin embargo, el costo total de la participación de la delegación china fue de 220.000 yuanes, de los cuales el gobierno de Chiang Kai-shek sólo pudo aportar 150.000 yuanes, dejando un déficit de 50.000 yuanes, lo que se convirtió en un problema real para la representación nacional. Pese a desplegar una campaña nacional de solicitud de donaciones, quedó un déficit de 20.000 yuanes, por lo que el equipo chino de fútbol, el cual había ganado nueve partidos seguidos en los Juegos del Lejano Oriente, tuvo que hacer una gira previa para disputar partidos de recaudación de fondos en Vietnam, Singapur, Indonesia e India.

Guiados por el famoso capitán, Li Huitang, el once chino disputó 27 juegos en dos meses, ganando 23 y empatando cuatro, resultado que demostró la habilidad del fútbol nacional, que ganó la admiración de los aficionados de todos los lugares y por las ventas de los boletos recaudó mucho más de los 20.000 yuanes requeridos.

1984: Finalmente un oro olímpico

China continuó enviando atletas a las olimpiadas después de 1932, pero la guerra y las dificultades económicas determinaron que el número de integrantes de las delegaciones fuera siempre inferior a las 100 personas. Luego, como consecuencia del tema de Taiwan, en 1958, la recién fundada República Popular China (RPCh) rompió relaciones con el Comité Olímpico Internacional (COI), y no se reincorporó a la familia olímpica hasta 1979.

Finalmente, a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, el país concurrió por primera vez con una delegación numerosa, que no sólo incluyó 225 atletas en 16 eventos y 50 entrenadores, sino también un grupo de visitantes, prensa y una compañía artística integrada por celebridades de la cultura nacional.

Durante la ceremonia inaugural, el 28 de julio, cuando los atletas chinos entraron al estadio portando el emblema nacional, los organizadores le tributaron una especial bienvenida, tocando la Marcha del Ejército Popular de Liberación. Un comentarista de la cadena CNN dijo: “Todo el público estalló en un caluroso aplauso, cuando el dragón oriental, la delegación china, entró en el estadio”.

En su segunda participación en Los Ángeles, China logró ser reconocida como potencia deportiva, aún cuando sus atletas no habían ganado nunca una medalla olímpica. El tirador Xu Haifeng fue el primero en alcanzar el gran acontecimiento, al imponerse en la primera competencia de los Juegos.

Cuando conquistó su victoria en tiro, un oficial del deporte chino cayó sobre el campo con lágrimas en sus ojos, abrazándolo y elogiándolo por el trascendental acontecimiento para la historia del deporte de su país.

Voluntarios olímpicos.

Un compañero de equipo de Xu ganó la medalla de bronce en la misma prueba, lo que generó un problema para los organizadores del evento, quienes sólo tenían una bandera china en sus manos. Como resultado, la ceremonia de premiación tuvo que posponerse más de una hora. “Hoy es un gran día para la historia de China”, expresó el entonces presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, al entregar la medalla al ganador.

En total, los deportistas chinos alcanzaron 15 medallas de oro, ocho de plata y nueve de bronce durante la cita de 1984, llevando al país al cuarto puesto en la tabla de medallas por naciones. Los eventos en los que participaron los atletas del gigante asiático fueron tiro, gimnástica, levantamiento de peso, natación, esgrima y voleibol, disciplina en la que la selección nacional femenina había ganado en tres ocasiones seguidas competiciones de clase mundial. Desde entonces, el tiro, la gimnasia, el levantamiento de peso y la natación, así como el tenis de mesa, bádminton y judo femenino, incorporados posteriormente al programa olímpico, han sido dominados por China.

La extraordinaria actuación de China en los Juegos de Los Ángeles 1984 fue un incomparable estímulo moral para el pueblo chino y el primer fruto de la política de reforma aplicada en el campo deportivo.

2008: Olimpiadas de 1.300 millones de personas

Las victorias de China en los Juegos Olímpicos de 1984 fueron especialmente emocionantes para el entonces líder chino, Deng Xiaoping, quien había ocupado el cargo de Deportes en el Gobierno en los años 70 del siglo pasado y abrigó la idea de solicitar la sede de las Olimpiadas desde el momento en que el país reingresó al COI, pero el mundo no lo entendió hasta mucho después.

En noviembre de 1985, Deng finalmente comunicó que China podía acoger los Juegos y un lustro más tarde, en julio de 1990, mientras inspeccionaba los preparativos de los Juegos Asiáticos de Beijing, Deng preguntó específicamente a uno de los funcionarios de su entorno: “¿Cuándo solicitaremos los Juegos Olímpicos?”. Poco después, durante la clausura de la cita continental fue desplegada una pancarta en la tribuna presidencial, en la que leía “Tras los Juegos Asiáticos, esperamos los Juegos Olímpicos”.

En febrero del año siguiente, China informó que solicitaría los Juegos Olímpicos de verano del 2000, pero el 23 de septiembre de 1993 perdió contra Sydney por dos votos en el sufragio del COI celebrado en Monte Carlo, donde se otorgó la sede.

He Zhenliang, primer vicepresidente del COI, concluyó después que la infraestructura de Sydney en aquel momento era mucho mejor que la de Beijing y que en cualquier caso la ciudad australiana había presentado ya tres solicitudes consecutivas para acoger los Juegos. Además, dos miembros del máximo órgano deportivo mundial, que apoyaban firmemente la candidatura de Beijing, no pudieron asistir a la votación.

En noviembre de 1998, la capital china solicitó la cita estival de 2008 y el 13 de julio de 2001 ganó la puja en la segunda vuelta de la votación del COI, realizada en Moscú, con una abrumadora mayoría, reuniendo 56 votos, contra 34 la ciudad canadiense de Toronto, que ocupó el segundo lugar.

Entonces He Zhenliang pudo decir que las condiciones de Beijing habían madurado. Tras el tercer lugar en la tabla de medallas por países en los Juegos de Sydney 2000, el sueño olímpico de China finalmente podía hacerse realidad.

El país entero acogió con entusiasmo la buena noticia que al final provino de Moscú y Beijing emprendió una noche de jolgorio, durante la cual aproximadamente un millón de personas se concentró en la plaza de Tian’anmen. Nadie notó el atasco del horrendo tráfico, todo el mundo estaba contento por agitar la bandera nacional y se felicitaban unos a otros con apretones de mano y abrazos.

El presidente chino, Jiang Zemin, de pie en la tribuna de Tian’anmen presenció el alboroto del pueblo en la plaza, dirigiendo incluso una canción de celebración del país. A partir de aquella noche, los Juegos de 2008 han sido las Olimpiadas de 1.300 millones de chinos.

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