El amor rebasa las fronteras nacionales
Por XIN LIANXIN
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El equipo de rescate japonés
guarda silencio en homenaje al cadáver de una víctima. |
Al mediodía del 14 de mayo reciente, decenas de extranjeros
aparecieron en el distrito de Beichuan, uno de los lugares más
afectados por el sismo de 8 grados que afectó la provincia
de Sichuan dos días antes. La señal de la cruz roja
en su pecho y los aparatos médicos que llevaban consigo
muestran su calidad, Organización Internacional del Corazón
de Estados Unidos, el primer grupo de la institución benéfica
de socorro y auxilio internacional, que entró en la zona
del desastre.
El estadounidense Brian Robinson, director del equipo, es doctor
en ciencias médicas. Siendo delegado principal de la organización
en China, tiene ya diez años viviendo en Chengdu. El
sentido de responsabilidad me impulsa a venir aquí,
confesó.
Sintió el terremoto cuando estaba en casa, el día
12 por la tarde. Igual que muchas personas, salió enseguida
a la calle. Por la televisión, él y sus amigos conocieron
la situación de los distritos afectados por la catástrofe
natural. Se pusieron en contacto con la Cruz Roja de la provincia
de Sichuan y entraron inmediatamente en la región damnificada.
Según los trabajadores de la Cruz Roja de Sichuan, antes
de presentarse en Beichuan, habían dedicado dos días
al trabajo de rescate en Deyang.
El Gobierno chino ha podido trasladar e instalar a una
cantidad de heridos y habitantes afectados dentro de un tiempo
tan corto, lo que nos hace conocer la capacidad de organización
del país. No puedo contener mis suspiros, dijo Robinson.
Hasta el cierre de este número de China hoy, el equipo
estadounidense aún permanecía en Beichuan, ayudando
a las instituciones médicas locales a socorrer y auxiliar
a la gente. Un chino que los acompañaba nos comentó
que ellos se habían comunicado con la dirección
general de su institución en EE.UU., que les informó
que estaban preparando lascondiciones para alquilar un avión
y transportar artículos y materiales a las áreas
devastadas.
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El 16 de mayo, el primer
grupo de rescate ruso, compuesto por 51 profesionales, llegó
al aeropuerto de Chengdu. |
Maestro extranjero en terremoto
El australiano Dane vino a Chengdu hace cuatro años, a
trabajar como maestro de inglés en la Escuela Guangya,
de la ciudad de Dujiangyan. El día 12 de mayo, a las 2:28
de la tarde, menos de diez minutos después de iniciarse
la clase, el edificio empezó a temblar de repente. Dane
gritó a sus alumnos enseguida, Desk! Desk! (pupitre).
Una parte de los chicos lo entendieron y se escondieron debajo
de sus puestos. Después que los 29 muchachos se guarecieron,
el profesor se metió debajo de su propio escritorio. Al
mismo tiempo, el techo se partió en dos y se cayó.
Follow my command! (¡Síganme, vamos!).
Apenas cesó un poco el temblor, Dane hizo salir rápidamente
a sus discípulos de la clase en la tercera planta y bajar
por las escaleras al espacioso campo deportivo. Ninguno de sus
estudiantes resultó herido. El profesor relató,
no obstante, que vio a dos alumnos saltar desde la segunda planta
de la escuela y uno desde la quinta, debido al miedo. Y no sabía
si habían logrado sobrevivir.
Dane y sus alumnos pasaron la noche en el campo de fútbol.
Ayuda internacional
Al conocer la tragedia del terremoto de Sichuan, sin cesar ha
llegado al país el apoyo de la comunidad internacional.
Casi se reciben llamadas o fax a cada hora, trasmitiendo mensajes
de condolencias u ofreciendo materiales y fondos. Hasta las dos
de la tarde del día 15, un total de 151 países y
14 regiones habían expresado al Gobierno chino, a través
de diferentes medios, su solidaridad y disposición a ayudar.
Aparte de donar materiales y dinero, muchas naciones y organizaciones
internacionales preparan el envío a China de equipos de
rescate,
De Japón provino el primer equipo especializado internacional
que entró en la zona de desastre. Llegó a Chengdu
en la madrugada del día 16 y fue de prisa a la aldea Guanzhong,
distrito de Qingchuan, uno de los lugares más afectados
del norte de Sichuan. Debido al terremoto, se desprendieron rocas
y tierra de las montañas a su alrededor y cerca de 700
personas de unas 260 familias quedaron sepultadas.
Desde que el camino quedó obstaculizado, han pasado 90
horas. Después de los sondeos con detectores de vida y
otros aparatos especializados se cree que las posibilidades de
encontrar sobrevivientes sean ya muy escasas. Pese a todo el grupo
de rescate japonés no detiene la exploración. El
responsable del equipo aseguró que haría todo lo
posible para rescatar a las personas que permanecían enterradas.
Mientras tanto, un grupo de salvamento profesional de Singapur
y un segundo equipo japonés llegaban a Chengdu, y tras
ellos se esperaba a los de Corea y Rusia en Sichuan.
Hasta el 16 de mayo, la ayuda de la comunidad internacional había
superado los 100 millones de dólares.
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