Se rumorea en Internet que antes del terremoto
ocurrido en Wenchuan, en la localidad se había hecho este
o aquel presagio. Algunos ponen en duda la conciencia y capacidad
de nuestro pronóstico sísmico. En ese sentido los
expertos consideran:
El pronóstico sísmico es
un dilema científico global
Por ZHANG GUOMIN*
En la actualidad, la humanidad carece de los conocimientos suficientes
acerca de las leyes y mecanismo de los terremotos, lo que limita
en gran medida nuestra capacidad de pronóstico de tales
fenómenos naturales, cuyas dificultades consisten en los
siguientes tres aspectos:
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El distrito de Beichuan al
día siguiente del terremoto, donde el ejército,
la policía armada y los voluntarios se reunieron para
rescatar a los damnificados. |
En primer lugar, el proceso es complicado. El sismo es consecuencia
del diastrofismo, sobre cuya estructura, propiedades de movimiento
y resistencia la gente conoce muy poco.
Segundo, por la imposibilidad de penetrar a grandes profundidades
de la corteza terrestre. Como el terremoto sucede a unos 20 kilómetros
bajo tierra, no podemos colocar aparatos de medición en
ese lugar. Además, las estaciones que instalamos ahora
son pocas y su densidad es limitada.
En tercer lugar, la probabilidad sísmica es pequeña.
Aunque los mo-vimientos telúricos son numerosos, en cada
zona concreta ocurre tal vez un sismo cada cientos o mil años.
Además, todos son diferentes, lo que restringe la acumulación
de datos.
Por estas razones, tanto en lo teórico, como por sus métodos
y técnicas, el pronóstico correspondiente resulta
superdifícil.
En la actualidad, todos los países toman como una exploración
científica el pronóstico sísmico, observando
y midiendo el movimiento cortical y el proceso del temblor. Algunos
han creado centros de ensayos y han logrado ciertas experiencias.
Sin embargo, es necesario sintetizarlas en la teoría y
resolver poco a poco el problema del pronóstico.
Nuestro país adopta el método de simultaneidad
de observación, investigación y pronóstico
y hasta la fecha sólo podemos pronosticar en cierto grado
algunos cataclismos en algunas condiciones favorables.
Necesitamos mejorar los estudios sobre los lugares donde ocurrieron
los seísmos, incluyendo la estructura subterránea
y los medios pertinentes, y aumentar, al mismo tiempo, las estaciones
de observación, para acumular los casos geológicos.
Se deben analizar los distintos tipos de movimientos telúricos.
Por ejemplo, el de Haicheng, en 1975 fue similar al de Xingtai,
en 1966, y cuando sucedió el sismo de 7,3 grados, las masas
se habían evacuado, gracias a los trabajos de prevención
previa, lo que redujo sobremanera las pérdidas. El de Tangshan,
en 1976, empero, perteneció al género súbito
y antes del desastre no pudimos calcular ni una pequeña
sacudida de un grado. Por eso algunos terremotos tienen presagios
notables, como los de Xingtai y Haicheng, mientras que otros no
los tienen o tardan en mostrarlos, dificultando la recolección
de informaciones.
En algunos países se realizan pruebas en este terreno.
Hace varios años científicos estadounidenses persiguieron
los cambios de las fallas del campo de ensayo ubicado en California,
y dieron a conocer un criterio de pronóstico, luego de
considerar una y otra vez sus informaciones, pero al final no
sucedió nada.
En la actualidad, podemos fijar correctamente las réplicas,
pero por su complejidad, las conclusiones se hacen sólo
después de los análisis y estudios esmerados de
los expertos y algunas de ellas aún no pueden sondearse.
En la historia se han registrado los hábitos anormales
de algunos animales. Pero la aparición de estos fenómenos
depende de muchos motivos, el terremoto es uno de ellos. Por ejemplo,
la salida de un gran número de sapos, además de
relacionarse con el seísmo, también coincide con
factores de clima y tiempo. El que este fenómeno tenga
relación o no con el sismo necesita ulteriores exploraciones
y estudios.
En fin se requerirán todavía los esfuerzos de varias
generaciones para pronosticar con éxito un terremoto.
* El
autor es investigador del Instituto de Estudios de Pronósticos
de Terremotos de China.
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