Restableciendo
la confianza
-- La vida en Lhasa
vuelve a la normalidad
Por JING XIAOLEI
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Regresa la paz: mujeres tibetanas
caminan y ríen durante un paseo que realizan por el
Monasterio Jokhang, el 27 de marzo reciente. |
Eran las 7:30 p.m. del 26 de marzo en Lhasa, capital de la región
autónoma del Tíbet, y en una famosa atracción
turística mundial reinaba una quietud anormal. Muchas tiendas
y restaurantes tenían cerradas sus puertas. Había
poco tráfico y peatones en las calles. Cada cierto tiempo
un carro patrullero hacía la ronda.
"Yo me asusté mucho cuando vi en la televisión
las cosas malas que estaban ocurriendo", dijo Li Fasheng,
un niño tibetano de siete años, quien cursa el primer
grado en la Escuela Primaria n.° 1 de Lhasa, uno de los escasos
peatones que estaba caminando con sus padres por la plaza del
Palacio de Potala.
Los hechos a los que el pequeño se refiere ocurrieron
en ese lugar, el 14 de marzo, cuando un grupo de alborotadores
salió a destruir la ciudad, prendiendo fuego a los edificios,
saqueando bancos, escuelas y tiendas y apedreando al azar, propinando
palizas y matando a civiles que ellos consideraban no eran tibetanos.
"Mi escuela estuvo seis días cerrada, porque era
peligroso para nosotros salir a la calle", señaló
Li a Beijing Informa y añadió que él no tenía
miedo ahora, porque su padre le dijo que las "cosas malas"
habían terminado.
Recuerdo horroroso
"En la mañana del 14 de marzo, escuché los
fuertes gritos fuera. Ellos lanzaban piedras contra nuestro hospital
y rompieron muchas ventanas del segundo piso", recordó
Zhandui, un doctor tibetano de 63 años, jefe de la Clínica
Ambulatoria del Hospital de la región autónoma del
Tibet.
El centro asistencial en el que trabaja Zhandui está cerca
del Monasterio Jokhang, donde comenzaron los disturbios. Las personas
asustadas corrieron hacia dentro de la clínica para refugiarse.
"Yo no tenía idea de que ellos querían atacarnos.
Yo estaba muy indignado por lo que hacía la turba, pero
todo lo que nosotros podíamos hacer era cerrar la puerta
para mantenerlos fuera", comentó Zhandui.
"Nunca esperé que podría producirse tanta
violencia justo frente a nuestra puerta. ¡Qué daños
han hecho esos matones a la paz y estabilidad aquí!",
añadió.
Los crímenes violentos han dejado recuerdos espantosos
en las mentes de muchas personas, los cuales serán enterrados
allí por el resto de sus vidas.
Tan Qingyan, quien es dueño de una tienda de confecciones
en el centro de Lhasa, se mostró también triste
al recordar que cinco jóvenes empleadas de su establecimiento
fueron quemadas vivas por los agitadores.
"Algunas de las chicas tenían sus puños atados
cuando sus cuerpos fueron encontrados", recordó el
dueño, que vino a Lhasa desde la vecina provincia de Sichuan
hace un par de años. La edad de las cinco jóvenes
víctimas iba de los 19 a los 24 años y una de ellas
era tibetana.
Parado frente a la tienda incinerada, que ha sido convertida
en un memorial y es visitada cada día por una continua
cola de extraños.
El 21 de marzo pasado, se confirmó la muerte de 18 civiles
y un oficial de policía durante los disturbios, según
las informaciones publicadas por el gobierno regional del Tibet.
Además, 241 policías resultaron heridos, 23 de ellos
graves. Los daños fueron estimados en alrededor de 250
millones de yuanes (unos 35,7 millones de dólares).
La unidad trae la esperanza
Para restaurar la paz y la estabilidad, agentes de la autoridad
en el Tíbet hicieron pública el 15 de marzo una
información exhortando a los transgresores que participaron
en las revueltas a detener sus actividades y ofrecieron indulgencia
a todos los que se rindiesen. Más de 280 personas involucradas
en los acontecimientos del día 14 se entregaron a las fuerzas
del orden el día 25, según la Comisaría de
Policía de Lhasa.
Los disturbios
de Lhasa en cifras: |
-18 civiles muertos.
-382 civiles heridos.
-242 policías y oficiales
de la policía armada heridos o muertos en servicio.
-120 viviendas quemadas.
-908 tiendas incendiadas,
destrozadas o saqueadas.
-7 escuelas destrozadas.
-5 hospitales atacados.
-250 millones de yuanes
(35,7 millones de dólares) en daños a la propiedad.
-29 órdenes de arrestos
emitidas hasta el 25 marzo contra personas supuestamente
involucradas en los disturbios.
-Más de 280 alborotadores
entregados voluntariamente a la
policía hasta el 25 de marzo.
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Un joven alborotador, con
una cadena de hierro en sus manos, prende fuego a una bandera
china el 14 de marzo, mientras otros a su alrededor sostienen
machetes en sus manos. |
Investigaciones realizadas por los cuerpos de seguridad muestran
que algunas personas fueron obligadas a participar en las protestas
y otros incluso recibieron un pago por secesionistas, para tomar
parte en los actos.
Si yo no hubiera ido, mi casa hubiera sido quemada,
confesó Balsang, un tibetano de 46 años. Después
de ver el aviso de la policía en la televisión,
regresó adentro. Admití mi culpa y nunca volveré
a hacer algo para dañar la estabilidad social.
El 17 de marzo, Lhasa recuperó la seguridad. Las tiendas
reabrieron y las instituciones gubernamentales y escuelas comenzaron
a volver a la normalidad, de acuerdo con Doje Cezhug, alcalde
de la ciudad.
No creo que vuelvan a ocurrir actos violentos, pronosticó
a Beijing Informa Liu Hongjun, un hombre de negocios de Sichuan,
dueño de una pequeña tienda de comida en Lhasa.
Todos nosotros queremos tener un ambiente social de paz
y creemos que la violencia no es buena para los tibetanos ni los
Han.
Li reabrió su comercio el 20 de marzo y aunque el negocio
no va tan bien como antes.
Yo he estado en Lhaza durante siete años y conozco
mucho a los tibetanos. Ellos son amables y nunca vacilan para
dar dinero cuando pasa un mendigo, ilustró.
La comprensión mutua y coexistencia armoniosa de muchos
años entre los residentes locales de los diferentes grupos
étnicos ha ayudado a la ciudad horrorizada por los disturbios
a recuperar su confianza en una vida buena y pacífica.
Una lección importante que sacamos de los recientes
actos de violencia es que tenemos que estar más unidos,
para evitar que tragedias similares se repitan, subrayó
Lhapa, residente de Lhasa que trabaja en el hospital local.
Fue muy emocionante ver a mis compañeros de clase
cuando regresamos a la escuela, el 17 de marzo, después
de los motines, apuntó a Beijing Informa Wang Hongchao,
estudiante Han de la Escuela Secundaria n.° 2 de Lhasa, que
también fue víctima de las revueltas.
El joven contó que hay tres estudiantes tibetanos en su
clase. No creo que nuestros amigos hayan sido influenciados
por la tragedia. Después de todo, los alborotadores no
representan a todos los tibetanos.
Nosotros sentimos que es necesario reforzar la educación
del antiseparatismo, abundó el maestro Deji Zholgar.
En los muros de nuestra escuela, hemos puesto las frases para
recordar a los estudiantes lo importante que es para el país
la unidad nacional.
Espero que el impacto de la reciente confusión social
desaparezca tan pronto como sea posible. Comparado con los adultos,
es más importante sembrar la semilla de la paz amorosa
en los corazones jóvenes, sostuvo el profesor y agregó
que el gobierno regional está listo para asignar 15 millones
de yuanes (2,2 millones de dólares) a la restauración
de los dos edificios quemados de la escuela.
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