Repasar el pasado para conocer el presente
Testimonio de las
relaciones chino-latinoamericanas
Por XI YU
Todo acontecimiento de importancia histórica tiene sus
espectadores. Como parte trascendental de la historia diplomática
de la Nueva China, el proceso histórico del establecimiento
de las relaciones diplomáticas del gigante asiático
con los países latinoamericanos, lógicamente, también
tiene sus testigos.
El
libro Testimonio de las relaciones chino-latinoamericanas, recién
publicado por la Editorial de Diccionarios de Shanghai, registra
precisamente el origen y evolución del establecimiento
de los nexos diplomáticos entre China y América
Latina.
Es sabido por todos que geográficamente el inmenso Pacífico
separa nuestro país de Latinoamérica. Sin embargo,
con el progreso de la época y el desarrollo de los medios
de comunicación, sobre todo, después de la fundación
de la República Popular China, en 1949, los lazos de amistad
y comprensión entre la Nueva China y los países
al sur del Río Bravo han ido haciéndose y desarrollándose
cada vez más.
Este libro, editado en chino, fue escrito por el embajador Huang
Zhiliang, gran conocedor de los asuntos latinoamericanos y testigo
directo del establecimiento y ulterior desarrollo de las relaciones
diplomáticas de la nación asiática y varios
estados de América Latina.
En calidad de diplomático profesional, Huang trabajó
durante más de 20 años en Cuba, Chile, Argentina,
Brasil, Nicaragua y Venezuela. Cuando era joven sirvió
en muchas ocasiones como intérprete de español para
el primer ministro Zhou Enlai y otros dirigentes del Estado en
sus entrevistas con los huéspedes latinoamericanos. Además,
participó personalmente en los preparativos para la apertura
de las misiones diplomáticas en varios países de
América Latina.
Realmente, el establecimiento de relaciones entre China y los
países latinoamericanos ha venido experimentando un proceso
de desarrollo largo y zigzagueante. En este libro el autor recuerda
de manera cronológica y desde un punto de vista personal
el proceso concreto de fundación de tales vínculos
con los más importantes países de América
Latina.
Las primeras páginas el autor las dedica a describir cómo
la China socialista inició sus contactos con la Cuba revolucionaria
y cómo el entonces primer ministro, Fidel Castro, proclamó
en forma muy peculiar el establecimiento de relaciones diplomáticas
entre ambos estados. En el segundo capítulo, relata cómo
se alzó la primera bandera roja con cinco estrellas en
Sudamérica y qué papel particular y destacado desempeñó
Chile en la historia del desenvolvimiento de los vínculos
amistosos entre China y toda América Latina.
Además de estos detalles, en los siguientes pasajes del
libro, el diplomático hace una retrospectiva sobre la etapa
de establecimiento de relaciones con Perú, México,
Argentina, Brasil y Venezuela, permitiendo que los lectores conozcan
cómo el presidente Mao Zedong, el premier Zhou Enlai y
otros dirigentes chinos, así como los jefes de Estado de
países latinoamericanos, concedieron gran importancia al
fomento y desarrollo de las relaciones chino-latinoamericanas,
y todos hicieron a su vez valiosas contribuciones al impulso de
esos nexos.
El último capítulo, en tanto, muestra a varios
eminentes personajes latinoamericanos, cuyas proezas reflejan
también la profunda amistad existente entre los pueblos
chino y latinoamericanos y demuestran las altas cualidades morales
de la elite de la sociedad de América Latina y sus nobles
ideales.
Al comentar el valor práctico del libro, durante el acto
de presentación que organizaran las embajada de Cuba y
Chile en Beijing y el Instituto de América Latina de la
Academia de Ciencias Sociales de China, Miguel Pereira Hernández,
embajador cubano, señaló que cuando el tiempo
pretende borrar la memoria, instrumentos como este permiten a
las más jóvenes generaciones acercarse a un período
que no vivimos y al que le debemos muchas de las realidades de
su presente. Profundizar en el estudio de la historia diplomática
entre China y América Latina constituye un trabajo de importancia
práctica para el incremento de la comprensión y
amistad entre nuestros pueblos, y también para ampliar
y consolidar nuestras relaciones bilaterales en nuevos campos.
Al final del acto, Huang Zhiliang afirmó: Hoy día,
a comienzos del siglo XXI, al ver que China ya ha establecido
relaciones de socios estratégicos y de cooperación
multifacética con muchos países latinoamericanos,
y al recordar a la vez esas historias transcurridas, realmente
no podemos menos que suspirar de emoción. Cuando evocamos
los días del pasado a la vista de las cosas del presente,
todos debemos apreciar en sumo grado las relaciones entre China
y América Latina, tan difícilmente conseguidas,
y redoblar nuestros esfuerzos mancomunados en aras del ulterior
desarrollo de estos lazos amistosos.
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