Treinta años del arte contemporáneo de China

Por ZHANG XUEYING

La regresión fue la tendencia principal del círculo de bellas artes en 2007, con exposiciones continuas como Memorias sobre las Exhibiciones Anónimas de Pinturas (1979), Mirada Retrospectiva a la Gran Exhibición de Bellas Artes de Vanguardia de 1985 y las Exposiciones Estrellas, Sueño del Arte Moderno de Qingdao en 1980, que provocaron sucesivas oleadas sociales que volvieron a hacer revistas dedicadas al arte contemporáneo chino de hace 30 años, cuando muchas muestras tenían que realizarse en sitios nada formales, e incluso algunas fueron prohibidas por el Gobierno.

Muchos creen que el desarrollo del arte moderno de China debe dividirse en cuatro periodos: de 1976 a 1984, de la post-Gran Revolución Cultural, de 1985 a 1989, la década del 90 y el final de los 90 hasta hoy.

 

El óleo Padre, de Luo Zhongli.

Las postrimerías de los años 70 del siglo pasado estuvieron repletas de acontecimientos trascendentes: la conclusión de la Gran Revolución Cultural, la aplicación de la política de Reforma y Apertura al Exterior, la corrección de los errores políticos y la elaboración del lema “Buscar la verdad de los hechos”, entre otros aspectos. Las circunstancias del momento ocasionaban, sin duda alguna, oportunidades de desarrollo social y produjeron también la aspiración de los artistas chinos por reflejar la vida real en sus obras. En aquel entonces en China, aunque no existía un verdadero régimen académico y una genealogía artística para oponer, los institutos de bellas artes se encontraban bajo el estricto control del academicismo y los artistas hallaron muchos obstáculos al intentar exponer su propia personalidad.

Al mismo tiempo el arte moderno occidental empezó a entrar al país. Desde 1979 varias exposiciones celebradas en el Museo de Bellas Artes de China mostraron las obras del naturalismo, impresionismo y expresionismo de Francia, Estados Unidos y Alemania, que produjeron fuertes impactos, tanto para los espectadores como para los pintores, quienes en decenas de años no habían visto otras pinturas que las de propaganda política y la Unión Soviética.

Exhibición retrospectiva Sueño del Arte Moderno de Qingdao en 1980.

Las obras de muchos filósofos y teóricos occidentales también fueron traducidas al chino y causaron grandes influencias entre los universitarios y los jóvenes, que solían agruparse para discutir temas culturales, filosóficos y sobre la naturaleza humana. Unas fotos de la época recogen a esa generación de chinos con gafas de marco negro y ropa rústica, reunidos para hablar sobre Friedrieh Nietzsche, Sigmund Freud, Pablo Picasso y Edvard Munch.

Además de las discusiones, los artistas comenzaron a emplear las prácticas del arte moderno occidental en sus creaciones. En 1980 nació el óleo “Padre”, de Luo Zhongli, considerada la obra más famosa y representativa de este período, en la que el pintor plasmó con un tinte natural la imagen de un campesino chino, común y pobre, al fotorrealismo proveniente de EE.UU., en contra totalmente de las expresiones artísticas usuales de la época de la Gran Revolución Cultural, grandiosidad, felicidad y brillantez.

En el plano original de la obra no se vio el bolígrafo en la oreja del viejo campesino, pero más tarde el pintor agregó ese detalle, por recomendación de un viejo maestro, para mostrar la nueva imagen de los campesinos chinos, en correspondencia con la ideología principal.

“En aquel entonces la transformación social y la liberación del pensamiento constituían el tono fundamental del país, intentando colocar en su debido lugar lo trastrocado de la política. Muchos problemas surgieron a raíz de la apertura del país hacia el exterior, como el fuerte contraste entre la pobreza y la prosperidad, el progreso y el atraso, lo novedoso y lo viejo. Bajo tal circunstancia los chinos tuvimos que reflexionar sobre nuestra sociedad, liberar el pensamiento y promover la reforma social y política. Ese es exactamente el valor de las obras de algunos artistas jóvenes de entonces, llenas de crítica social y pronóstico por el futuro del país. Por su posición, siempre a la vanguardia del movimiento social, estos creadores se destacaron por su rebeldía y perspectivas”, comentó Li Xianting.

El 27 de septiembre de 1979, en las rejas al este del Museo de Bellas Artes de China, aparecieron muchas esculturas colgadas, que atrajeron una gran cantidad de espectadores. Esta exposición fue denominada “Estrellas” y organizada voluntariamente por más de veinte artistas. Wang Keping fue miembro importante de los organizadores de la Primera Exposición Estrella y escultor muy capaz, al expresar las emociones con sus obras. De las 30 esculturas de madera de este evento, una llamada “Silencio” fue calificada como la más representativa. En ella el autor creó una cabeza humana con los ojos y la boca vendados. Otra pieza suya, “Respiración”, refleja una cara con expresiones nerviosas, encamisada de la nariz a la boca por un tubo de plástico, y los ojos saltones por las dificultades para respirar.

Tres días después la exposición fue cancelada por su estilo radical y por “atentar contra el orden del tráfico”, lo que provocó que los artistas realizaran una manifestación bajo la consigna de “Libertad para el Arte”. Lo dramático fue que la protesta alcanzó el objetivo de mantener la exposición, que logró un gran éxito e influencia social al año siguiente y no se limitó a la exhibición dentro del Museo de Bellas Artes de China, sino que también estableció un récord de venta de entradas, con más de 9.000 por día.

Aunque nunca se silenciaron las discusiones y críticas por las obras en la Exposición Estrella, nadie puso en duda la promoción dada por el evento al desarrollo del arte moderno en China. Según afirmó Bao Pao, “el mayor significado de la muestra consistió en despertar a los intelectuales chinos por su propia personalidad.


Memoria Azul, de Liu Ye.

Al entrar en 1985, en medio de una atmósfera tolerante y espaciosa, romper las ataduras y tomar iniciativas creativas continuó siendo el objetivo final de los artistas. En la Exposición Internacional de Bellas Artes Paz y Juventud celebrada en abril de ese año en Beijing, se exhibieron obras que se caracterizaban por sus variadas prácticas artísticas, superación del límite del tiempo y espacio y eludir lemas políticos y descripciones literarias, que provocaron en los espectadores sensaciones muy novedosas y granjearon altas calificaciones, cuya influencia profunda por la creación de bellas artes chinas estaba fuera de las perspectivas de los organizadores.

Muy pronto, en mayo siguiente, en la Exposición de Bellas Artes Jóvenes Chinos en Marcha, auspiciada por el Gobierno, “Inspiración de Adán y Eva en la nueva época”, creada por Zhang Qun y Meng Luding, y otras pinturas de diferentes tendencias artísticas occidentales recibieron galardones, echo que emitió otra vez la información clara de la liberación y apertura en el terreno artístico. Animados por esta actitud, los artistas jóvenes empezaron a presentar sus obras al público y conformaron el círculo del arte chino, muy llamativo y alborotoso.

Póster de la Exhibición de Arte Estrella, creado por Huang Rui.

En julio de 1985, la revista Pinturas de Jiangsu publicó el artículo “Opiniones personales sobre la pintura tradicional china”, de Li Xiaoshan, estudiante de postgraduado de Pinturas Tradicionales de China del Instituto de Arte de Nanjing, que generó una amplia discusión sobre si esta manifestación había entrado o no en un callejón sin salida. El debate, bajo una atmósfera libre y caliente, hizo famoso al joven autor de la noche a la mañana y logró tal influencia que pronto se sumó a la discusión un gran número de participantes, además de motivar a la gente a reexaminar la relación entre el progreso y la tradición, entre Occidente y China.

Muchos grupos de jóvenes creadores surgieron inspirados en el espíritu de libertad e innovación. Según Gao Minglu, artista vanguardia de los 80, desde 1985 y hasta principios de 1987 se formaron más de 90 grupos a escala nacional y se organizaron más de 150 actividades con la participación de unos 2.000 artistas. Brotó una oleada de pintores y creaciones talentosas, así como conceptos novedosos, lo cual es conocido actualmente como la Nueva Corriente del 85, que propinó fuertes golpes a los viejos pensamientos, sistemas y costumbres con un valor pionero y una cuantiosa energía.

La generación del 85 no se dedicó a oponerse a la tradición artística de China antes del siglo XIX, sino al sistema del arte en ese período. “Llenos de energía y entusiasmo juvenil, consideramos el arte como el medio de hacer realidad la libertad personal. Como en aquel entonces sólo se permitía un canal de expresión en el mundo de arte y la voz monótona de dar a conocer la ideología, era casi imposible que un artista pronunciara su voz personal, particular o independiente bajo tal sistema”, recordó Mao Xuhui, importante artista de esa etapa, proveniente del suroeste del país.

La Inspiración de Adam y Eva en la Nueva Era, de Zhang Qun y Meng Luding. Instalación, de Xu Bing: Libro desde el Cielo.

En ese tiempo, había que pasar por las selecciones del canal oficial para entrar en las exhibiciones nacionales de arte. Mao Xuhui y otros jóvenes enviaron en varias ocasiones sus obras para tomar parte en las exhibiciones, pero fueron rechazados. Tal situación no les dejó otra opción que rebelarse. 20 años después de la Nueva Corriente del 85, no pocos compararon el movimiento con el Renacimiento Europeo, el cual se caracterizó por la ilustración espiritual y artística, pero que emanaba de la burguesía recién nacida de Europa, que buscaba obtener una posición y derechos políticos.

A comienzos de los 80, Wang Guangyi, Gao Minglu, Xu Bing, Shu Qun y Zhang Xiaogang, renombrados maestros de arte en la China actual, acababan de graduarse de las academias de bellas artes y se convirtieron en protagonistas principales de la Corriente del 85. Nacidos en los 50, los jóvenes estuvieron entre los primeros universitarios del arte, después de la restauración del examen de entrada a la universidad, al terminar la Revolución Cultural. En comparación con el público general, los noveles creadores permanecieron más expuestos al arte occidental y sentían profundamente que China había quedado a la zaga de EE.UU. y Europa. Según ellos, el núcleo espiritual, libertad e individualidad, reflejados por el arte moderno occidental, podían curar el malestar en el espíritu de los chinos.

“Desde 1985 hasta 1989, habíamos probado casi todos los medios artísticos de Occidente tras la década del 60 e introdujimos todos los tipos de lenguajes del arte. El significado era brindar la oportunidad a los artistas chinos de experimentar completamente el arte moderno occidental”, dijo Xu Bing, pintor muy exitoso de la actualidad.

Un incidente sucedido en 1988 representó el ambiente social del país de aquel entonces. Desde el 1 de enero, la tribuna de Tian´anmen, símbolo del poder estatal y la historia empezó a abrirse al público. “El misterio del régimen del poder fue diluido por la reforma económica proclamada en 1978”, dijo Li Xianting, cuya fama le ha valido el calificativo de Padrino del arte moderno chino.

Póster de la Exhibición del Arte Vanguardia de China. Performance, de Zhang Nian en 1989: Período de Incubación.

En febrero de 1989 tuvo lugar la Exposición del Arte Moderno de China, acontecimiento que hay que mencionar al hablar sobre la historia del arte contemporáneo del país, en la que participaron 186 pintores activos en el círculo de la plástica de todo el país, incluso del Tíbet, y se exhibieron obras que abarcaban la pintura, instalación, perfomance, fotografía y video, subvirtiendo totalmente la experiencia tradicional de los chinos sobre el arte. Uno de los curadores de la muestra y actual profesor de arte de la Universidad de Pittsburgh, Gao Minglu, recordó: “Desde principio, tuve conciencia de la importancia del Palacio de Bellas Artes, pero no me atrevía a ir a preguntar allí, porque sabía que seguramente no iban a aceptar. Pero el movimiento de arte del 85 no emergió de la situación clandestina hasta entrar en esa instalación”. Por este motivo Gao Minglu dedicó medio año a utilizar todas las relaciones para persuadir a la institución y al fin consiguió el acuerdo. La exposición se inició sin ningún contratiempo, pero no pocos espectadores se sentían sorprendidos ante lo visto.

El artista Wu Shanzhuan vendía camarones para subvertir la imagen oficial del Palacio de Bellas Artes, indicando que era también un lugar de negocios. Otros artistas de perfomance se presentaron sin invitación. Li Shan lavaba sus pies en una jofaina pintadas con muchos retratos de Ronald Reagan. Wang Deren tiraba condones delante de casi todas las obras artísticas, desde el primer piso hasta el tercero. Dos artistas, envueltos en tela blanca, entraron despacio en el salón de la exhibición y fueron llevados fuera por policías en ropa de civil. En el pabellón del segundo piso, Zhang Nian se sentó en el piso, ataviado con un sombrero pequeño y papel blanco, en el que escribió: “Es mi periodo de incubación. Rechazo discutir, para no lastimar a la generación posterior”. A su lado colocó 18 huevos.

Lo más asombroso fue que Xiao Lu disparó dos tiros contra su trabajo de instalación, “Diálogo”. Los policías intervinieron y sitiaron el museo. La exposición se vio obligada a cerrar durante cuatro días y el protagonista del suceso no dio ninguna explicación sobre su acto hasta 2001. “Otros abrigaron su profundo sentido de la historia, política y misión, pero yo sólo estaba desconcertado en las emociones personales. Según mi apreciación, el mundo era mío”.

Li Xianting calificó los disparos como la “última reverencia antes de caer el telón del arte vanguardista” y explicó: “Los dos tiros impulsaron hacia más allá el ‘punto crítico’ del arte vanguardista, el límite que los artistas buscaban para imponer sus nuevos conceptos y modos a la sociedad, lo mismo que el espíritu moderno, un fenómeno también particular del arte actual de China”.


“Después de 1989 se destruyó totalmente la esperanza de los intelectuales chinos de resolver los problemas del país con el modernismo occidental, de ahí que empezaran a adoptar una actitud más práctica al tratar las cuestiones nacionales, especialmente el ambiente de vida local. En aquel entonces vivíamos desordenados y aburridos. Se había destruido la vieja norma, pero no se había edificado la nueva. En este periodo cada uno enfrentó un mundo espiritual roto y se sintió desorientado. En realidad el arte del periodo inicial y medio de los 90 también fue marcado por estos antecedentes históricos”, subrayó Li Xianting.

Sin llamar mucho la atención apareció entonces una nueva corriente y se puso de moda con su mentalidad y lenguaje similares, de sensación de aburrimiento, humor rufián y estilo realista cínico, es decir, el pop-político.

Al mismo tiempo, surgieron también la “literatura rufián”, representada por el escritor Wang Shuo, y la literatura del nuevo realismo, encabezada por Liu Zhenyun y Chi Li. En el círculo de la música florecieron los grupos de rock –roll post-Cui Jian.

Los artistas de los 90 nacieron en su mayor parte en la década del 60 y se graduaron de las universidades en los 80, etapas que constituyeron diferentes contextos de crecimiento y experiencia social, lo que les hizo muy diferentes a sus antepasados.

Escultura representativa, de Yue Minjun.

Ellos dejaron a un lado el idealismo y heroísmo de las generaciones anteriores, así como el abstractismo filosófico y el simbolismo abstruso occidental que se aplicaba usualmente en los 80 y empezaron a observar la vida desde un ángulo más general y emplearon el medio rufián para interpretar los episodios comunes, sin sentidos, contingentes o absurdos de la vida a su alrededor. Sus comentarios consideraron que este cambio de ángulo dio a conocer una comprensión correcta de la mentalidad general de los chinos en aquel entonces.

Las obras representativas de los “grupos rufianes” mostraron el sentido del humor en dos formas: los primeros optaron por seleccionar directamente de la vida los episodios absurdos, insignificantes y ordinarios, y los otros caricaturizaron los asuntos “serios” e “importantes”. El pintor Fang Lijun retrató a su amigo bostezando y creó su propio lenguaje simbólico: imagen de un calvo rufián.

Se considera que la aparición del pop-político simbolizó un importante viraje en la historia artística, marcando un cambio de rumbo en la atención de los creadores de las corrientes de arte y pensamiento moderno de Occidente hacia la vida real de los chinos y el humor que contiene en el pop representó una tendencia para disminuir el núcleo político, una de las evidencias de que el arte moderno chino había empezado a tomar su propio camino.

El cambio de la actitud artística responde al cambio del modo de vida de los artistas. Las aldeas de pintores en el parque Yuanmingyuan aparecieron en este momento como el jardín imperial más gigantesco y majestuoso de China, un área que gozaba de una fama similar al Jardín de los mil jardines, incendiado y destruido totalmente por las tropas aliadas anglo-francesas en el siglo XIX. Sus ruinas fueron consideradas como símbolo de la humillación en la historia contemporánea china.

Desde el principio de la década el 90, muchos artistas de diferentes partes del país decidieron dejar el trabajo estable y venir a Beijing a buscar oportunidades. Normalmente se concentraban en la zona del Parque Yuanmingyuan, ocasionando choques fuertes con el estricto sistema de registro civil y el régimen laboral de entonces. “El motivo de reunir a estos artistas era que ellos vivían de una manera diferente a los principales sentidos de valor, hábitos y modos de ser. Aunque habían transcurrido más de diez años de la Reforma y Apertura al Exterior y la sociedad se volvía cada día más múltiple y colorida, el grado de tolerancia seguía siendo bajo”, rememoró Yu Changjiang, sociólogo dedicado al estudio a largo plazo sobre los grupos de la sociedad china.

En 1994 nadie esperaba que hubiera tantos maestros artistas de las aldeas de pintores en Yuanmingyuan, como Ding Fang, Fang Lijun, Yue Minjun, Yi Ling, Yang Shaobin, Xu Yihui y Chi Nai, entre otros. A nivel mundial, en otras metrópolis modernas, también surgieron tales grupos marginales de artistas, como el radical Chelsea y el actual Hoxton, de Londres, el Grenwichi Village y Sohu, de Nueva York, la Orilla Izquierda del Sena, de Francia, etc.

Después de alcanzar la fama y el éxito, Fang Lijun recuerda frecuentemente los días pasados en la aldea de pintores, donde creó un estilo cínico y ganó el reconocimiento internacional. En 1993 participó en la Bienal de Venecia y luego fue personaje de portada del diario The New York Time. Sin embargo, actualmente permanece lejos de la vida de la “aldea” y prefiere quedarse a solas en su estudio. “Allá hay ahora demasiado ruido, por causa del dinero”, apuntó.

Artistas en la aldea de pintores de Yuanmingyuan. Trabajo de Fang Lijun: Li Xianting está nadando.

Hasta principios de los 90, transcurrida más de una década de la Reforma y Apertura de China, acompañada por la llegada de la libertad artística apareció el mercado económico. “Después de los 90, poseemos espacios más amplios, pero todo cayó en el lodazal del consumismo”, fustigó Fang Lijun.

La obra de perfomance de Sun Ping, titulada “Acción de tipo A de RMB de la empresa Sun Ping S.A. de C.V.”, se exhibió en la Bienal de Guangzhou, en 1992, y fue la más representativa de tal circunstancia.

Después que en los años 80 los comerciantes privados se convirtieron en los primeros ricos, en la siguiente década las acciones fueron el medio más sencillo y fácil para conseguir un enriquecimiento mitológico, por eso Sun Ping eligió este campo como signo para reflejar públicamente las características de esta mentalidad. Una introducción breve de la “empresa” corresponde exactamente a las que más tarde se oyeron con frecuencia en las compañías de arte o galerías: “Es la primera empresa privada del arte moderno chino, dedicada a la industrialización artística. Cuenta con los creadores calificados en la investigación de los productos avanzados, de fina calidad y alta categoría, también muy capaces en las estrategias de operación y habilidades de promoción, producción y explotación”.

A mediados y en las postrimerías de la década del 90 se empezaron a combinar el arte y la comercialización. Subió considerablemente la cotización de la tierra en la zona de Yuanmingyuan y vinieron muchos turistas. Los artistas comenzaron a abandonar el lugar y se mudaron poco a poco a otros sitios, formando las aldeas de pintores en Songzhuang, Taller 798 y Shangyuan, entre otros espacios. También emprendieron una ruta de profesionalización, que los dividió gradualmente en pobres y ricos.


La aplicación de la Reforma y la Apertura y los dos tiros en el Palacio de Bellas Artes de China, en 1989, despertaron el interés de Occidente por el arte moderno de China.

Cuando varios extranjeros fundaron sus galerías en el país, a comienzos de los 90, como la Puerta Roja, en Beijing y la Shanghart, en Shanghai, el mercado del arte moderno local era todavía un terreno inculto. Después de casi diez años de roturar y explotar, éste produjo ricas cosechas por el alza que experimentó en el mercado internacional la cotización de las colecciones de arte moderno chino.

El florecimiento del arte moderno en el siglo XXI se presenta en cuatro aspectos: las frecuentes celebraciones de las exposiciones; los negocios activos de las galerías, que si eran comerciales se desarrollaban rápidamente, a diferencia de las no comerciales, que abrían y cerraban rápidamente; la entrada de capital tras el arribo al país de una gran cantidad de inversionistas y empresas internacionales que invirtieron en la operación y colección de arte; y la comercialización y subasta extraordinariamente activas.

Songzhuang, famosa aldea dongde se concentran los artistas. Graffiti en la Zona de Arte 798.

En una venta nocturna del centro cultural Poly, celebrada hace poco, se reescribió otra vez el récord de la subasta del arte moderno chino. La obra Máscara N.° 14, de Zeng Fanzhi se vendió por 8,8 millones de yuanes, ocho veces más que lo estimado antes de iniciarse la pugna.

Con apenas 1,76 millones de yuanes, el pintor Zhang Xiaogang logró el precio más alto de las obras de pequeño formato, por su creación “Serie de Camarada: Hombre”, que él mismo se encargó de romper con otra obra de la “Serie de Camarada: Mujer”, adquirida por 1,98 millones de yuanes.

El “Gran Buque Insignia”, de Liu Ye comenzó a cotizarse en 1,2 millones de yuanes y al final su comprador se lo adjudicó en 9,35 millones de yuanes. La “Rosa Negra de la Danza y Memoria”, de Mao Yan, se vendió en 9.845.000 yuanes; mientras, la creación de Shi Chong, “Paisaje de Hoy”, portada del folleto de presentación de la subasta, salió por 16,5 millones de yuanes. Muchos chinos con la ambición de enriquecerse casi se volverán neurasténicos, debido a los estímulos de las crecientes cotizaciones de las obras de arte moderno de China.

La galería de Huang Liaoyuan y Zhang Haoming se estableció a la orilla del lago contiguo al Estadio de los Trabajadores de Beijing, en septiembre de 2004. Según su posición e influencia en el círculo de arte, a 3 años de su apertura todavía es un lugar joven, pero su negocio es muy próspero y activo. Huang Liaoyuan compró una gran cantidad de obras de pintores de segunda línea, pero pronto el valor de los cuadros creció en cinco o diez veces y pasaron a competir con los artistas de primera línea. Sólo 7 meses después de su inauguración, la galería empezó a tener ganancias. “El mercado de los coleccionistas, hasta entonces dominado por los compradores internacionales, se vio inundado por los nuevo ricos que surgieron durante treinta años de Reforma y Apertura de China”, manifestó Huang Liaoyuan.

Sin embargo, tal florecimiento también generó preocupaciones en el sector artístico nacional y extranjero. La opinión del director del Museo Municipal de Arte Moderno de París es muy representativa: “Es muy llamativo el desarrollo del arte en China, pero es preocupante su mercantilización en demasía”.

Por su parte, Wang Yishan, gerente general de la Compañía de Subasta Rongbaozhai, agregó que la cotización de las obras artísticas de China ya no corresponde a la ley del mercado, fuera de la capacidad económica de los empresarios más exitosos del país, obviamente es una burbuja.

“Cuando poseíamos un mayor grado de libertad, aparecieron al mismo tiempo más seducciones que nos hicieron perder la habilidad de concentración. Pienso que hay un gran malentendido; la gente siempre evalúa el grado de libertad por si es controlado. Por eso cuando el Gobierno desató las riendas, se pensó que iban a existir más espacios para la creación artística, pero en realidad el mercado y el interés comercial ocuparon el espacio para los libres pensamientos. Según mi punto de vista, actualmente no es el Gobierno, sino el mercado quien está limitando e influyendo en la libertad de las personas. Por otro lado, es ahora que la gente ha adoptado una actitud más madura por la política”, indicó Xu Bing, ante su obra “Escritura del Cielo”, terminada en 1988.

El modernismo del arte chino comienza a aprender e imitar a Occidente, que más tarde, como una cultura poderosa, dominó la orientación del desarrollo del arte contemporáneo. Por otra parte, en los últimos dos años las autoridades se han vuelto más tolerantes y los artistas se han convertido de chicos de espíritu rebelde e independiente en consentidos. Desde los dos estándares de independencia de la realidad social y el valor artístico, se carece de excelencias auténticas en el círculo de arte del país, por eso ya es tiempo de realizar ajustes y reflexiones. Me parece que los artistas deben hacer una retrospectiva de la década del 80, es decir, regresar al punto de partida del arte moderno de China, para meditar sobre el futuro del arte”, opinó Xu.

“Es necesario buscar un espíritu humano perdido, un espíritu artístico por el que pueda lucharse de manera independiente, pese a la dominación de la globalización, la mercantilización y la sistematización. Sueño con que el arte moderno chino deje de ser muestras y mercancías y se convierta en un terreno, igual que la ciencia, la religión y la filosofía, capaz de producir una influencia positiva sobre la cultura china y mundial”, suspiró el famoso curador Gao Minglu.

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