¿Es China una potencia internacional?
Por nuestra reportera LU RUCAI
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China es ahora el mayor productor
de juguetes del mundo. La foto muestra una obrera en una fábrica
de juguetes en Yangzhou. |
EE.UU. es considerado todavía la potencia más grande
del mundo, de acuerdo con una encuesta realizada por Harris Interactive.
Los 6.645 entrevistados, con edades comprendidas de los 16 a los
64 años residen en Alemania, Francia, España, Italia,
Gran Bretaña y el propio territorio estadounidense. Tal
vez más sorprendente para el pueblo chino es que el 93
por ciento de los franceses, 90 por ciento de los estadounidenses,
88 por ciento de los italianos, 87 por ciento de los alemanes
y británicos y 86 por ciento de los españoles calificaron
a China como la segunda potencia.
En el informe, publicado recientemente por El Mundo en 2008,
de la revista británica The Economist, predice que este
año será testigo de un cambio en el orden político
y económico que ha prevalecido desde 1945, conocido como
Pax Americana (Paz Americana), a un Pax Sinica (Paz
China). Según el sondeo, la nación asiática
se convertirá en el mayor exportador mundial, superando
a Alemania, y en el segundo mayor importador, muy cerca de EE.UU.,
país al que podría rebasar en el número de
usuarios de Internet de banda ancha, pasando a ser el líder
mundial de e-business. Los pronósticos apuntan también
a que probablemente en los Juegos Olímpicos de Beijing,
en agosto próximo, los anfitriones sean los que más
medallas de oro ganen.
Muchos chinos habrían estado orgullosos de estas cifras
y predicciones hace unos años. Pero hoy, una perspectiva
más madura está llevando a los ciudadanos del país
más poblado del planeta a preguntarse si realmente su nación
se ha incorporado a la liga de gran poder, pese a
las percepciones de muchos extranjeros.
El periódico Global Times realizó recientemente
otra encuesta entre 1.300 ciudadanos de Beijing, Shanghai, Guangzhou,
Wuhan y Chongqing, el 55 por ciento de los cuales cree que China
no podría ser una potencia mundial, cifra que representa
un cinco por ciento de crecimiento con respecto a la de una pesquisa
similar, llevada a cabo en 2006, no obstante el crecimiento económico
a lo largo de este período.
Entonces, ¿por qué hay tanta discrepancia entre
las opiniones occidentales y las chinas? Los participantes
en la encuesta de Harris Interactive pueden haber desarrollado
sus ideas acerca de China de variadas formas, dijo He Liangliang,
comentarista del canal televisivo Phoenix Satélite. Una
de ellas es la experiencia directa. Los occidentales que viajan
a China siguen siendo relativamente pocos, pero la mayoría
de ellos regularmente compran o usan productos chinos. La otra
principal forma en que la gente se forma una imagen de nuestro
país es a través de los medios de información,
ya sean la televisión o la prensa escrita. Las próximas
Olimpiadas también han profundizado la imagen de China
como potencia.
La mayoría de los que respondieron a la encuesta de Global
Times cree que la imagen del gigante asiático como superpotencia
se deriva de su vasta área geográfica y enorme población.
Shi Yinhong, profesor del Instituto de Relaciones Internacionales
de la Universidad del Pueblo Chino, sostiene que el país
es una potencia en términos de territorio y población.
Además, su PIB, el valor bruto del comercio exterior y
el puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU refuerzan
esta opinión. Pero con cautela Shi señala también
que China no es un poder en todos los aspectos, como lo es EE.UU.
La fuerza militar china, por ejemplo, no es comparable con la
estadounidense. Y Beijing no ejerce tampoco la misma influencia
política internacional que Washington o la Unión
Europea (UE). El catedrático describe a China como una
potencia sobrestimada.
Al expresar estos puntos de vista, Shi parece hablar por un gran
número de chinos. Aunque la economía nacional sigue
en una expansión excepcional, las respuestas a la encuesta
de Global Times muestran todavía una gran brecha entre
su patria y los gigantes occidentales, en particular con EE.UU,
que pese a tener apenas el 4 por ciento de la población
mundial, aporta el 27 por ciento del PIB global, mientras su presupuesto
de armas representa la mitad del gasto militar del planeta.
El PIB de China equivale sólo al 27 por ciento del estadounidense,
aunque tiene una cantidad de habitantes aproximadamente cuatro
veces superior, y el PIB per cápita de China es sólo
una dieciseisava parte del de EE.UU. Además, a finales
de 2007 el Banco Mundial publicó la corrección de
los datos sobre el agregado económico de 146 países.
El de China resultó un 40 por ciento inferior al que se
había estimado, lo que echa sombras sobre las previsiones
de que superará a la primera potencia para el año
2012 y llevará adelante la economía mundial.
Zhang Yiwu, profesor de la Universidad de Beijing, interpreta
la encuesta de Global Times como una prueba de que el pueblo chino
es cada vez más objetivo en su autoevaluación y
tiene ya una comprensión más amplia del término
potencia. Las dos áreas de investigación
de Zhang en la Facultad de Chino de la Universidad de Beijing
son, primero, las ramificaciones culturales provocadas por los
profundos cambios en la nación asiática, derivados
de la globalización mundial, y segundo, la identidad cultural
en la presente era de modernización. Para él, el
sondeo revela que, aunque el desarrollo de China en las últimas
tres décadas ha sido sorprendentemente rápido, no
cambian algunos problemas fundamentales, como la creciente brecha
entre ricos y pobres y el bajo nivel de PIB per cápita.
Hasta ahora, la potencialidad del país no se ha puesto
aún en pleno juego.
Para los 900 millones de personas que viven en las zonas rurales,
el ingreso disponible per cápita promedio sigue siendo
bajo, de apenas 3.000 yuanes al año. En cambio, las cifras
de la Administración Nacional de Estadísticas de
China muestran que un residente urbano gana como promedio tres
veces más que los agricultores. Esto constituye un factor
clave de la migración en masa de las zonas rurales a las
ciudades y la consiguiente presión sobre urbes como Beijing
o Shanghai.
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Un campesino con su cosecha
en Huai´an, provincia de Jiangsu. La gran disparidad
entre la ciudad y el campo sigue siendo un problema agudo
para China. |
La encuesta también revela aspectos en que muchos chinos
no consideran su patria una potencia. Alrededor del 52 por ciento
piensa que la corrupción entre los funcionarios es una
grave amenaza para una buena imagen nacional. El 44 por ciento
opina que los productos falsificados y de mala calidad también
socavan la reputación de China, mientras el 41 por ciento
ve un problema en el comportamiento inadecuado en público,
como el ruido excesivo.
El 85 por ciento de los encuestados cree que la relación
con EE.UU. es el vínculo bilateral más importante
para el país. El 74 por ciento reclama que la relación
con Taiwan es un asunto que puede dañar el nexo con Washington,
mientras que sólo el 37 por ciento ve las fricciones comerciales
como problema prejudicial para la discordia de ambos. Yan Xuetong,
profesor de la Universidad Tsinghua y experto en estudios internacionales,
dice que más chinos prestan atención a la relación
entre China y EE.UU., lo que no es una indicación de las
interacciones más armoniosas, sino que más bien
refleja un aumento de las tensiones comerciales.
Pese a todo esto, EE.UU. sigue siendo la opción más
popular para los chinos cuando planifican estudiar en el exterior.
Es la primera preferencia de alrededor del 31 por ciento de los
encuestados, una cifra significativamente más alta que
el segundo. Jin Canrong, profesor de la Universidad del Pueblo
Chino, cree que los chinos están ansiosos de aprender
de la única superpotencia del mundo. Tal vez la formación
y experiencia que estos estudiantes traen de vuelta a su patria
ayudará a forjar una realidad más cercana a la imagen
de superpotencia en ojos de muchos extranjeros.
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