Vecinos
Aún resulta relativamente fácil encontrar en Beijing
zonas residenciales que recuerdan la China previa a la etapa de
despegue económico, con sus construcciones tradicionales,
callejones angostos y sinuosos y patios familiares, algunas de
ellas convertidas en importantes atractivos, tanto para sus habitantes
como para los turistas. Pero los imponentes y modernos conjuntos
de edificios para viviendas que se alzan a toda velocidad en la
ciudad, llevando sus fronteras hasta límites impensados
pocas décadas atrás, van adaptando el estilo de
vida y las costumbres de los beijineses a la modernidad.
Mientras la rutina y agitada vida terminan por hacer olvidar
a algunos la estrecha relación de vecindad que caracterizaba
los barrios de antaño y aislarlos más que las frías
paredes de concreto de este mar de rascacielos, otros se agrupan
en las comunidades vecinales autónomas para establecer
y mantener vínculos con quienes comparten su entorno, prestarse
ayuda en casos de necesidad, velar por la seguridad de todos,
facilitar el acceso a determinados servicios y crear las condiciones
apropiadas para fomentar y promover la cultura comunitaria y la
integración social de todos los habitantes.
Aprovechando el respaldo del Estado en unos casos y las oportunidades
que ofrecen soportes como Internet, los Comités de Vecinos
impulsan la habilitación de espacios para la lectura, el
desarrollo de habilidades y los foros virtuales, en los que las
personas desarrollan acciones conjuntas, lanzan convocatorias,
intercambian opiniones sobre temas comunes, de actualidad o sobre
el funcionamiento del barrio y mantienen contactos permanentes
que en ciertos casos llenan el vacío de quienes acostumbraban
a visitar a los amigos y en la actualidad pasan semanas sin poder
hacerlo por el ritmo acelerado de la vida moderna, creando así
una comunidad dentro de otra, en la que según algunos,
la relación entre los vecinos es muy estrecha, pero
con espacio, lo que la hace ideal.
La alternativa puede parecer un poco fría por la impersonalidad
que encierran a veces los contactos en la Web, pero contribuye
en buena medida a que no pocas personas, en especial las de edad
avanzada, cuyo número crece constantemente, abandonen la
soledad de sus hogares, denominados nidos vacíos, por la
ausencia de los hijos o el fallecimiento de su cónyuge,
y regresen a la sociedad.
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