Vista general,
observación de los principios y corazón tranquilo
-- Comentario sobre las relaciones
China Europa Central
Por WU JIANMIN*
Las relaciones China-Europa Central ocuparon
un lugar relevante en la agenda de la diplomacia china en el cuarto
trimestre de 2007, lo que suscitó la atención tanto
de la opinión pública del país asiático
como de los medios internacionales, algunos de los cuales enfatizaron
en la discrepancia de ambas partes, mientras otros consideraron
que los países europeos estaban acercándose
a China y alejándose de Estados Unidos y un tercer
grupo lo describió como un desafío que enfrentará
Beijing en sus relaciones diplomáticas con esos Estados.
¿Cómo se debe tratar este asunto? Adoptamos la política
de vista general, observación de los principios y
corazón tranquilo.
En primer lugar es menester ver no sólo los problemas
surgidos en las relaciones bilaterales, sino también los
progresos colosales que hemos logrado. China estableció
relaciones con la Unión Europa en 1975 y aunque 33 años
son un breve instante en la historia humana, el gran avance registrado
durante este lapso no ha sido el esperado por las personas más
optimistas.
He aquí los hechos: En 1975 el volumen comercial entre
las dos partes fue sólo de 2.464 millones de dólares,
cifra que podría superar los 330.000 millones en la actualidad.
Ese mismo año la inversión de Europa en China fue
cero y en estos momentos el total ha llegado a 53.600 millones
de dólares, con la presencia de cerca de 20.000 empresas
europeas en la nación asiática. El número
de jóvenes europeos que han venido a estudiar y el de turistas
chinos que han viajado a esa parte de Occidente han ascendido
de cero a 200.000 y de cero a 2 millones, respectivamente. Treinta
y tres años atrás nuestros intercambios culturales
fueron muy limitados, hoy en día, sin embargo, esos lazos
se han vuelto cada vez más frecuentes y prósperos
y los años culturales, celebrados por ambas partes, han
logrado resultados apreciables uno tras otro.
Luego de la Guerra Fría, todos los pueblos han prestado
atención al siglo XXI. ¿Será un mundo unilateral,
donde una potencia dicta órdenes, o multilateral, con plena
democracia, equidad, paz y estabilidad? China y Europa tienen
no pocos puntos de vista similares en muchos aspectos. Además,
llevan una cooperación más estrecha en la ONU y
la solución de los problemas internacionales candentes.
En realidad, también existen contradicciones, fricciones
y divergencias entre nosotros. Pero justamente, como ha señalado
en varias ocasiones el presidente chino, Hu Jintao, los intereses
de China y Europa resultan mucho mayores que las discrepancias.
Respecto de la observación de los principios, debemos
atenernos a los preceptos reconocidos en las relaciones internacionales,
tales como el respecto mutuo a la soberanía e integridad
territorial, igualdad y beneficio recíproco. En septiembre
de 2007, la canciller alemana, Ángela Merkel, se entrevistó
con el Dalai Lama, acontecimiento nunca antes protagonizado por
los mandatarios de ese país. Su conducta violó evidentemente
las normas antes mencionadas, por lo que la parte china emitió
de manera enérgica la debida respuesta. Teniendo en cuenta
que el pueblo alemán sufrió la gran pena de la escisión
durante largo tiempo, Merkel no debería volver a incurrir
en un hecho semejante.
Recientemente los medios informaron sobre la gran cantidad de
fricciones y discusiones que tienen China y Europa Central en
relación con el tipo de cambio, comercio y propiedad intelectual.
Debemos tratar estos asuntos con tranquilidad, es decir, considerarlos
ante todo problemas inevitables del gran desarrollo de las relaciones
interestatales. Después del establecimiento de los vínculos
diplomáticos, en un período de 20 años, el
comercio bilateral ha mantenido una balanza deficitaria mínima.
Así que dichos problemas no ocurrieron.
En segundo lugar, las contradicciones, fricciones y disputas
en el terreno económico que surgen entre los países
son fenómenos comunes. Entre Estados Unidos, Europa y Japón
suceden de vez en cuando conflictos comerciales y hasta guerras.
Por último, ante estas controversias, consideramos que
lo fundamental no es exagerarlas ni reducirlas, sino resolverlas
adecuadamente, por medio de negociaciones y conversaciones. Lo
sugerimos de esa forma no porque seamos débiles o no tengamos
razón, sino porque sabemos que este es el método
practicable para su solución.
China y Europa Central juegan igualmente el papel de fuerza de
salvaguarda de la paz mundial en las relaciones internacionales.
Solucionar adecuadamente sus discrepancias y proteger sus intereses
globales beneficia no sólo a ambas partes, sino a todo
el mundo.
* Wu Jianmin:
Rector de la Universidad de Relaciones Exteriores de China,
subdirector de la Comisión de Asuntos Exteriores
y subsecretario general y vocero del Comité Nacional
de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo
Chino.
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