Según
un reportero occidental que llegó a China para informar
sobre los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, las caras sonrientes
de los chinos fueron lo más emocionante que apreció
durante su permanencia en esta nación. Quizá al
cambio más radical del gigante asiático se deba
la risa cada día más abier-ta y segura en sí
misma de un pueblo que se ha convertido en el foco de atención
mundial, en lugar de los rascacielos y las metrópolis modernas.
Deng
Xiaoping, arquitecto general de la política de Reforma
y Apertura al exterior de China, describió la empresa de
la transformación del país como cruzar el
río palpando los guijarros a fondo, porque se refiere
a una iniciativa sin precedentes en la historia y a la vez a un
proceso de tanteo y experimento.
Junto
con el asombroso milagro económico, los chinos también
pagaron el costo del desarrollo. Después de entrar en el
siglo XXI, la reforma del gigante asiático reflejó
en mayor grado una reflexión profunda y racional y estableció
el objetivo y ruta de avance más definitivo, es decir,
atender la calidad de los cambios en lugar de la velocidad, preocuparse
por el estándar de vida y tomar como objetivo la aplicación
de políticas más justas y equitativas. En este artículo
seleccionamos algunos personajes y acontecimientos destacados
del proceso de reforma, intentando exponer los cambios sucedidos
en la mente y el espíritu de los chinos.