Milagro de tres décadas
Treinta años pueden significar mucho en la vida de un
país y China es tal vez el ejemplo más ilustrativo
de ello. Basta un repaso a vuelo de pájaro para corroborar
la metamorfosis vivida por la milenaria nación asiática
desde 1978, con la puesta en marcha de la política de Reforma
y Apertura, hasta el diciembre que termina, que si bien no constituye
el fin de la estrategia, marca el cierre de una etapa trascendente,
coronada con la exitosa organización de los Juegos Olímpicos
de 2008 y el excelente desempeño que registraron en ese
evento los atletas anfitriones.
Con una nota alta, sin dudas, habría que calificar el
justamente denominado Milagro chino, cuyos resultados,
además de asombrar al mundo, han catapultado hasta el tercer
lugar mundial a una economía que a finales de la década
del 70 del siglo pasado atravesaba una situación precaria
y no era capaz de asegurar la subsistencia de decenas de millones
de personas, y actualmente constituye un modelo del que no pocos
países emergentes o algunos que tratan de alcanzar un estadio
superior de desarrollo, al margen de ideologías, intentan
sacar lecciones útiles y adaptar experiencias a su realidad.
China ha quemado etapas aceleradamente y logrado en apenas tres
décadas lo que a pujantes y consolidadas potencias mundiales
les tomó todo el siglo XX o al menos sus últimos
50 años, llegando incluso a emprender su propia carrera
espacial con ambiciosos y futuristas proyectos, como el de pisar
suelo lunar, algo privativo hasta hace poco de Estados Unidos
y Rusia.
Pero los saltos vertiginosos, lógicamente, conllevan sus
cuotas de riesgos y sacrificios, sobre todo cuando se procuran
en un escenario como la nación más poblada del planeta,
con una gran diversidad étnica, y una de las de mayores
extensiones territoriales. No todas las regiones del país
pudieron avanzar al mismo ritmo en los 30 años recientes,
como tampoco lo pudieron hacer diversos sectores de la economía
ni la población en general.
Es esa la razón de algunos programas o estrategias gubernamentales
aprobados en los últimos tiempos, a tenor con los reclamos
de la sociedad, con el propósito de saldar deudas y borrar
diferencias en materias como seguridad social, salud pública,
educación y medio ambiente. Solo entonces la política
de Reforma y Apertura podrá recibir un 10 o acercarse al
máximo.
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