Ping participa en el Relevo de la Antorcha, en la inauguración de los Juegos Paralímpicos de Bejing, con la ayuda de su perro.

Largo camino a la igualdad

Por nuestra reportera XING WEN

Debido a las cataratas congénitas que la acompañan desde su nacimiento, Ping Yali nunca ha tenido la oportunidad de ver el mundo. Pero tal afección no fue óbice para que, desde temprana edad, despuntara por su talento deportivo en su escuela para discapacitados visuales, donde como velocista impresionó a su maestro de educación física y definió su carrera deportiva.

Al hablar de la primera medalla olímpica de China, se suele pensar en Xu Haifeng, quien ganó el oro en los Juegos Olímpicos de Los Angeles de 1984. Sin embargo, pocas personas saben que, en 1984, los Juegos Paralímpicos se celebraron antes de los Olímpicos, y que fue en estos Paralímpicos donde Ping Yali ganó la medalla de oro en salto de longitud. Así pues, en cierto sentido, Ping es la primera medallista de oro olímpico.

Cuando Ping comenzó la práctica de deporte, la causa deportiva de los discapacitados en China se encontraba todavía en su infancia. La mayoría de los atletas discapacitados, incluyendo Ping, recibían entrenamientos en escuelas deportivas en su tiempo libre, después del trabajo y el estudio. Los fondos y condiciones de entrenamiento eran limitados. “Deseábamos disfrutar de las mismas oportunidades de formación que las personas físicamente normales, pero no queríamos perturbarles. Por eso, nuestro entrenamiento siempre era programado para cuando ellos estaban cenando o tomando descanso”, recuerda Ping.

Sin embargo, Ping nunca renunció al sueño de lograr un gran éxito. Gracias a la paciencia del entrenador, se sobrepuso a dificultades extraordinarias y pudo ascender victoriosamente al podio. Aunque no podía ver la bandera nacional izada en la sede, Ping experimentó el honor y la emoción a su alrededor, escuchando el glorioso himno de China. Lamentablemente, como ningún reportero chino asistió a los Paralímpicos de aquel año, Ping no tiene ni una sola foto de su imagen de campeona.

Después de volver al país, Ping fue recompensada con 300 yuanes, una suma bastante alta en aquel tiempo. En años posteriores, Ping ganó una cadena de medallas en competiciones tales como los Juegos Nacionales para Discapacitados, y los Juegos del Lejano Oriente y Pacífico Sur para Discapacitados. Después de retirarse de los deportes, se libró un tanto de la atención pública. Comenzó a trabajar en una fábrica, se casó y tuvo un hijo. Sin embargo, su vida no fue fácil. Perdió su empleo porque la fábrica no funcionaba bien. Y su matrimonio llegó a su fin. Su hijo también heredó su deficiencia visual. Parecía que su vida se empantanaba en un atolladero.

Según la ley, Ping tenía derecho a recibir un subsidio de 300 yuanes RMB por mes. “Me sentí molesta y avergonzada de aceptar el dinero. Después de todo fui campeona paralímpica”. Aunque el subsidio cubriría sus necesidades básicas entre madre e hijo, Ping nunca se dio por vencida, porque creía poder hacer bien cualquier cosa. “Yo soy atleta. Había competido con muchos rivales, y gané. Para mí, la vida es como la olimpiada. Podría superar cualquier estorbo por mí misma y convertirme en una atleta paralímpica exitosa en la vida cotidiana”.

Ping decidió sostener la familia por su cuenta. Retomó los conocimientos de masaje que había aprendido en la escuela y abrió su propio centro de masaje en su casa en Beijing. Para ella, afortunadamente, la causa de las personas con discapacidad está logrando grandes avances en China. El sistema de seguridad social para este grupo humano ha mejorado, y Ping afirma haberse beneficiado de una serie de políticas preferenciales para los discapacitados.

Ping Yali, portadora del Relevo de Antorcha, trabaja con los voluntarios en el Planetario de Beijing.

Asimismo, se produjo un cambio en las actitudes sociales hacia las personas con discapacidad mientras Ping gestionaba su negocio. Empleados de la oficina local de residentes se ofrecieron como voluntarios para hacer publicidad de su centro de masaje, y los vecinos frecuentan su centro y disfrutan de sus servicios. Además, Ping fue apoyada por un fondo lanzado especialmente para los discapacitados que deseen iniciar sus propios negocios. Ahora, tras años de esfuerzo, su negocio marcha tan bien que ya planea crear un tercer establecimiento.

En los 24 años transcurridos desde 1984, la experiencia de Ping ha reflejado el desarrollo de la causa de los discapacitados en China. La vida de estas personas ha mejorado de manera espectacular. La sociedad ha llegado a comprender que este grupo tiene necesidades especiales, y en consecuencia, presta más atención a su bienestar. Y con cada año que pasa, suman más los discapacitados que disfrutan de la igualdad social junto a los físicamente normales.

Sin duda, los Paralímpicos de Beijing 2008 han sido un hito en el progreso de la causa de los discapacitados en China. Han sido también una oportunidad perfecta para que aquellos sin discapacidades comprendan mejor a los discapacitados. Para Ping, la pena de no poseer fotos de su triunfo en 1984 se borrará con la espléndida escena de su participación en el Relevo de la Antorcha en la inauguración de los Paralímpicos de Beijing, con la ayuda de su perro.

El momento fue capturado por los medios de comunicación de todo el mundo, y las imágenes dejaron una impresión eterna en las mentes de millones de personas. El indomable espíritu de la vieja generación de atletas discapacitados y la actitud optimista de la nueva generación han conmovido a todos. En China hay 83 millones de personas con discapacidad, quienes unidos dicen a una voz: “Compartimos el mundo con ustedes y ¡queremos ser iguales a cualquiera!”

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