Casas Tulou:
Arquitectura autóctona de aldeas montañosas de Fujian

Por ZHANG HONG

 

Salón Sishi, un salón que combina un Templo de Antepasados y una escuela privada, en el centro de Huaiyuan Lou. Yuchang Lou, la única arquitectura de las tulou de Fujian, craterizada por su estructura de madera inclinada.

LAS casas robustas de tierra conocidas como tulou son residencias típicas de los habitantes montañeses de la provincia de Fujian, en el sureste de China. En julio de 2008 la UNESCO las declaró oficialmente Patrimonio Cultural Mundial. Según el comité de esta organización, esos edificios representan un ejemplo excepcional de la arquitectura tradicional, que combina los hábitos de la vida comunal con las necesidades de la defensa, a la vez que guardan equilibrio con la naturaleza.

Construcción de Residencias Peculiares

En el siglo IV la guerra compulsó a los chinos que vivían en las llanuras centrales del país a emigrar al sur. En la actual localidad de Fujian se agruparon numerosos emigrantes, quienes con el tiempo dieron origen a la comunidad de los hakkas. Para defenderse de enemigos y de la hostilidad de los habitantes originales del lugar, los hakkas optaron por vivir en comunidades compactas, momento en que las tulou se convirtieron en viviendas de su preferencia. Decenas de miles de esas casas se construyeron en la provincia.

La mayoría de las tulou se encuentran en los valles, rodeadas de altas montañas, en cuyas profundidades también se ubican algunas de aquéllas. En su mayoría tienen de tres a cuatro pisos de altura, y semejan blocaos. Los cuartos en el primer piso se utilizan como cocinas, los en el segundo piso como graneros y los del tercero y cuarto pisos son dormitorios y salas de estar. Para fines de defensa, los cuartos del primer piso carecen de ventanas.

Los materiales para construir tulou se obtienen en la propia comarca. Los mismos consisten en una mezcla de arcilla, arena y cal, a la que se añade gran cantidad de claras de huevo, azúcar moreno y líquido espeso de arroz glutinoso molido como agente adhesivo, si se trata de una familia acomodada. Esa mezcla se apisonada para formar paredes. Una vez secas, éstas se ponían tan duras que costaba trabajo clavar clavos en ellas. Según reza un refrán del lugar: “Una taza de tierra mezclada vale un plato de carne de cerdo”, de ahí su elevado precio. Las ramas del abeto, que es un árbol extremadamente robusto y difícil de pudrirse, se emplean en sustitución de armazones de acero, contribuyendo a que las paredes se mantengan intactas aun después de muchos siglos.

La vida diaria en Tulou.

Las tulou se hallan en zonas sísmicas, por lo que su forma circular les ayuda a resistir las frecuentes sacudidas del suelo. La construcción de Huanji Lou, en el distrito de Yongding, por ejemplo, experimentó un fuerte terremoto en 1918, que le causó una fractura de tres metros de largo y 20 centímetros de ancho en una pared. Pero la grieta se fue cerrando automáticamente después del sismo, hasta quedar como una rendija del ancho de un cabello.

El diseño inspiró incluso a un famoso arquitecto peruano, quien vino por propia cuenta varias veces a Yongding, donde halló inspiración para construir una tulou cuando volvió a casa. Poco tiempo después, su pueblo natal en Perú sufrió un terremoto, cuyo epicentro se ubicó a sólo 10 kilómetros de su hogar. Pero mientras todos los inmuebles del lugar se derrumbaron, su tulou se mantuvo ilesa. Luego, escribió una carta al gobierno de Yongding, alabando las resistencias antisísmicas tulou.

La preocupación por la defensa hizo a los hakkas prestar atención especial al grosor de las paredes, que tienen por lo general uno o dos metros de espesor, por lo que muchos expertos otorgan un carácter defensivo-militar a las tulou.

Una gran ceremonia de sacrificio a los antepasados.

Un ejemplo excepcional es Yuchang Lou, en el distrito de Nanjing, edificio que aún se mantiene muy sólido a pesar de los 700 años transcurridos desde su construcción. Yuchang Lou no tiene ni un solo pilar de apoyo recto, y todas las estructuras de madera se inclinan hacia la izquierda o derecha. Algunas se inclinan en hasta un ángulo de 15 grados. Parece estar a punto de caerse ante una ráfaga de viento, por lo cual los visitantes suelen caminar en su interior con sumo cuidado. Sin embargo, los lugareños apenas reparan en su estructura especial y caminan despreocupados por la casa.

De acuerdo con Liu Chunwei, de 55 años de edad, y propietario de la casa, la inclinación se debe a la inconcordancia de las medidas de la base del muro con las estructuras de madera. El muro, de 18 metros de altura, va disminuyendo de grosor desde la base hasta la cima, pero las estructuras de madera a partir del segundo piso no observan la norma. Como resultado, todas se inclinan del segundo piso hacia arriba. Sin embargo, las columnas desde este piso para arriba se alinean a lo largo del mismo eje, sin ningún tipo de desplazamiento del centro de gravedad, a semejanza del acto acrobático de colocar una silla sobre otras, que no caen a pesar de sobresalir en diferentes direcciones, debido a que el centro de gravedad se mantiene en una misma línea.

Yuchang Lou ha permanecido en pie por más de 700 años gracias a sus gruesos muros de tierra apisonada, que soportan la mayor parte del peso del edificio, mientras que las columnas sólo sostienen los entarimados.

La vida en las tulou

Los hakkas viven en comunidad compacta, y los cuartos de las tulou representan la vida familiar, de ahí su forma circular, lo que contribuye a la armonía de los convivientes, quienes por lo general pertenecen al mismo clan. Cuando una familia pone a seca granos al sol, y si se levanta de repente una tormenta, todos los vecinos que viven en la misma tulou les echarán una mano.

Durante la Fiesta de la Primavera, hay alguien que va de puerta en puerta recogiendo donativos para comprar versos pareados de primavera. Con estas donaciones de tres o cinco yuanes, decoran juntos las puertas y los interiores de las casas tulou. En vísperas de esa fiesta, según la tradición hakka, todos los que están trabajando en otros lugares deben regresar a casa para la reunión familiar. Estos hombres de mundo, con conocimientos y experiencias interesantes, están obligados a invitar a los miembros del clan a una comida en el templo ancestral, parte de la tulou. Para ello cada familia aporta una jarra de vino y un plato, y todas las personas del clan se juntan a charlar y bromear, compartiendo las historias de los regresados.

Más de 60 casas tulou están dispersas en las colinas del distrito de Hua’an. Eryi Lou, Nanyang Lou y Dongyang Lou, que son las más grandes, forman parte importante de las “tulou de Fujian” que solicitaron su inclusión en los Patrimonios Culturales Mundiales. Eryi Lou, conocida como la “reina de las tulou”, se construyó con más de 400.000 tejas. A diferencia de otras casas tulou, representa un estilo que conjuga la arquitectura china con la occidental, pese a que fue levantada dos siglos atrás.

Eryi Lou aún conserva 952 murales de color, y los cielos rasos de sus habitaciones siguen teniendo adheridos periódicos del New York Times de 1931. En los dinteles de las puertas incluso hay imágenes de diosas indias semi-desnudas y relojes romanos pintados con las horas señaladas de distintas partes del mundo, lo que demuestra el cosmopolitismo de sus propietarios, que debieron de haber retornado de ultramar.

Jiang Shixiong, uno de los fundadores de Eryi Lou, estaría feliz de ver a sus más de 4.000 descendientes si siguiera con vida. Algunos de éstos residen en el hogar, mientras que otros han ido al extranjero. En este mismo edificio todavía habitan más de 200 de sus descendientes, repartidos en 30 familias. El más joven es de la vigésimo sexta generación.

Jiang Huolu, residente de 86 años de Eryi Lou, combatió en la Guerra de Corea cuando joven. Una vez atendió en casa a un veterano estadounidense que luchó en el mismo conflicto, historia que salió publicada en el periódico local. En la fotografía que acompaña el artículo aparecen ambos, ya ancianos, enemigos en el pasado y amigos en el presente, trenzados en un abrazo.

El venerable anciano tiene cuatro hijos, seis hijas y más de 10 nietos. Del primer piso hasta el cuarto, su familia ocupa 16 habitaciones en total. Pero todos sus hijos y nietos se han mudado, dejando a él y su esposa solos en la casa. Para Jiang no hay lugar más cómodo que su casa de tierra apisonada.

A las ocho en punto de la mañana, Jiang abre su pequeño puesto bajo el sol, donde vende té, hongos y recuerdos turísticos. El té es la mercancía principal de su negocio, el cual no siempre marcha bien. Pero él no le pide demasiado a la vida. Cuando no hay clientes, le gusta pasear, o simplemente sentarse a pensar a solas. Se siente feliz con la vida, y encantado de poder visitar a los vecinos y beber el té Wulong, que él mismo prepara.

Tras la llegada de la fama

Después que las tulou de Fujian fueran declaradas Patrimonio Cultural Mundial, Eryi Lou ha recibido a cientos de visitantes al día. De repente, la tranquila tulou se llena de bullicio. Recientemente, un equipo de cinco miembros de la Televisión de Alemania llegó a rodar un documental. Tras la filmación, Jiang Huolu, su hijo y un fotógrafo granjero local fueron invitados por el equipo a Shanghai, para actuar en un programa televisivo.

Era la primera vez que Jiang Huolu visitaba una ciudad grande. Confiesa que disfrutó sobremanera el nuevo ambiente, pero que al mismo tiempo extrañaba su casa. El vivir en una habitación de lujo del hotel de Shanghai no le hacía sentirse más cómodo que estar en su casa. Aunque tenía previsto quedarse 20 días en Shanghai, regresó a casa a los ocho días.

Un mural de Eryi Lou, demuestra el cosmopolitismo de su antiguo propietario.

En 1912, el abuelo de Lin Rigeng y sus hermanos emplearon cinco años y 80.000 taeles de plata en construir Zhencheng Lou. Situado en lo profundo de un bosque cercano a la aldea Hongkeng, distrito de Yongding, el inmueble ocupa 5.000 m2 y cuenta con más de 200 habitaciones. Hace 23 años, una maqueta de Zhencheng Lou, junto con otra del Templo del Cielo de Beijing, estuvo presente en una exposición internacional de arquitectura en Los Ángeles, EE.UU., donde por algún tiempo causó una repercusión espectacular.

A principios de los años 80, según recuerda Lin Rigeng, algunos mochileros, entre los que había estudiosos y especialistas, vinieron especialmente a conocer las tulou de Fujian. Ling escuchó atento lo que decían, y así se convirtió en el primer guía de tulou en la provincia. En los veintitantos años siguientes ha recibido a un número incontable de turistas de 20 países y regiones. La temporada de mayor actividad es la de la Fiesta de la Primavera, cuando en todas las habitaciones de tulou se alojan turistas procedentes de Europa, EE.UU. y Japón. Ellos comen y beben juntos con Lin Rigeng y sus familiares, y pasan la noche vieja admirando las costumbres hakkas.

Desde que las tulou fueran declaradas Patrimonio Cultural Mundiales, los departamentos pertinentes en la provincia han estipulado que todas las instalaciones de energía, telecomunicaciones y servicio hidráulico, al igual que las actividades productivas como la siembra y la cría de animales, no deben amenazar la seguridad de las tulou.

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