Emigración ecológica:
otro camino contra la pobreza
Por LU RUCAI
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Kang Fuqing y su familia
frente a su nueva casa. |
EN la aldea nueva Litong de la zona de desarrollo económico
Sunjiatan, de la ciudad de Wuzhong, conocimos a la familia de
Kang Fuqing.
Kang gestiona una tienda de abarrotes, la que vende artículos
de uso diario. En octubre de 2007, junto con otras 200 familias
de la aldea, la suya se trasladó aquí, desde la
aldea Nanguankou, en el distrito de Tongxin. Su aldea original
se encuentra en la franja de sequía de la parte central
de Ningxia, donde el promedio de precipitaciones anuales apenas
rebasa los 200 mm, y donde la carencia de agua incide de manera
sumamente negativa en la existencia de los lugareños.
Las casas fueron construidas por el gobierno local y tienen tamaños
distintos: las de más de 100 metros cuadrados y las de
80. Kang Fuqing escogió una de las primeras, pues tiene
tres niños y necesita una casa grande. Por la vivienda
pagó más de 20 mil yuanes, a lo que se sumó
un subsidio de cinco mil yuanes aportado por el gobierno local.
Cuando estábamos en Tongxin, cultivábamos
la tierra seca. Si teníamos suerte de contar con un año
de mucha lluvia, cada mu podía rendir 100 kilos de trigo.
Sin embargo, si no llovía, no perdíamos la cosecha,
recuerda Kang. Y añade: para coger agua, teníamos
que ir a un lugar a 50 km de distancia.
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El millonario Ma Yingcheng,
de la aldea Xiangyuan.
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A la exigua minoría que no puede pagar por su vivienda,
el gobierno local se la brinda de forma gratuita. La mayoría
de los aldeanos, como Kang, han gozado de uno que otro subsidio,
que van de tres mil, cinco mil a ocho mil yuanes, además
de pagar de su bolsillo al comprar la vivienda. Ahora, Kang gana
más de mil yuanes mensuales trabajando en la base de verduras.
Por instrucción del gobierno local, ha plantado crisantemo
para uso medicinal en su huerta. Ahora la vida es mucho
mejor que antes, dice.
Este modo de asistencia a los pobres mediante traslado se ha
bautizado con el nombre de emigración ecológica.
La aldea Litong no fue la primera en recibir este beneficio, pues
ya hace 10 años que se aplica dicha política. En
la zona de desarrollo económico de Hongsibao, también
de la ciudad de Wuzhong, se han asentado más de 200 mil
campesinos pobres procedentes de los siete distritos de la zona
montañosa del sur, y esa zona ha constituido el mayor asentamiento
de emigrantes de este tipo en China.
Desde la puerta del patio de Ma Yingcheng, jefe de la aldena
Xiangyuan en la zona de Hongsibao, hacia el interior, se levantan
casas construidas en distintos años, desde las más
rústicas de adobe hasta las de ladrillo rojo y las altas
de paredes revestidas con baldosas. Estas diferencias evidencian
los cambios en la vida de los inmigrados durante los últimos
nueve años. Ma, de 53 años, es un famoso millonario
local. Sus dos hijos poseen ocho camiones, además de tener
un coche cada uno. Lejano parece ya el año 1999, cuando
se mudaron de Tongxin. En aquel tiempo, Ma vendió sus 150
cabras para completar los gastos. Antes, 70 por ciento de
los aldeanos vivíamos en casas cuevas y dependíamos
de la nieve en invierno y de la lluvia en verano para tener agua
que beber.
El gobierno prometió traerles agua del río Amarillo
para riego a los inmigrados, algo que al principio no podían
creer. Después de instalarse aquí, comenzaron a
recibir en breve el servicio comercial de agua, lo que ha atraído
a un creciente número de granjeros que quieren venir, aunque
el precio del líquido se ha incrementado de 0,01 yuan por
m3 a 0,11 yuanes.
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Un agricultor de la aldea
Beigang cosecha sandías. |
Ma Yingcheng es un hombre listo. El mismo año en que se
trasladó aquí, pidió un préstamo bancario
para comprar un bulldozer. Dos años después, compró
una máquina, de carga. Gracias a estas máquinas,
logró acumular muchas ganancias y fue recomendado como
jefe de la aldea. Ahora, la mayoría de los aldeanos se
dedican al transporte de mercancías o materiales de construcción
y servicio de taxis, entre otros. Además de la familia
Ma, en la aldea hay ya varias otras con depósitos bancarios
de un millón de yuanes. Para estos emigrantes, que hace
nueve años pasaban privaciones al comer y vestir, la vida
actual es increíblemente mejor.
Claro está que no todo es color de rosa. En la aldea todavía
hay campesinos en condiciones difíciles. Pero ellos
no tienen problema para comer, dice Ma. Debido a la política
de devolución de tierra cultivable al bosque,
cada campesino puede recibir cada año subsidios por 500
yuanes, más otros subsidios para aceite diesel, abonos
químicos, etc. Aparte, los campesinos pueden ganar de sesenta
a setenta yuanes por cada mu de cultivo. Como mínimo,
cada familia tiene un ingreso de más de diez mil yuanes
al año. Los aldeanos han dejado la siembra al voleo
y hoy emplean el regadío por canal y trabajan la tierra
de modo intensivo.
Las más de 200 familias que vivían en la misma
aldea que Ma Yingcheng se han instalado en Hongsibao. Pero cuando
se aproxima el Ramadán, regresan a su pueblo de origen
a rendir tributo a sus antepasados. El padre de Ma, de 74 años,
ha ido dos veces en peregrinación a La Meca.
A partir de 2007, Ningxia definió un nuevo plan de emigración
ecológica y decidió que durante cinco años
se trasladarán más de 200 mil personas de la franja
seca de la parte central a las 42 zonas de asentamientos. La inversión
del proyecto conllevará 2.800 millones de yuanes y cubrirá
a los residentes de 520 aldeas naturales de seis distritos como
Tongxin, Haiyuan, Yanchi y Yuanzhou, entre otros.
No podemos ahorrar dinero si no se aplica la emigración,
pues de otro modo tendríamos que costear la construcción
de carreteras, el transporte de agua, la compra de televisores,
etc., para ellos. En fin, seguirían en apuros financieros,
dice Wang Zhenwei. En el proceso de alivio de la pobreza, la emigración
ecológica es, sin duda, una opción válida.
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