Cantos de la Madre Tierra
El planeta no deja de llamarnos. Clama por nuestra atención
día a día, y de la celeridad de nuestra respuesta
positiva dependerá en gran medida su futuro. Somos cada
vez más los que hoy tenemos conciencia de ello, en medio
de tantas campañas ecológicas. En nuestra revista
ya hemos hablado del tema en numerosas ocasiones.
Pero en este número estableceremos una ligera diferencia.
Para juzgar el presente y conjurar peligros futuros nos adentraremos
en el pasado profundo. Veremos el entorno natural desde la óptica
de nuestros antecesores. Con ojos de antaño observaremos,
desde la filosofía, la política y las artes, el
empeño generacional chino por proteger el ambiente. Porque
es bueno rememorar, en consonancia con la prolongada búsqueda
de la armonía en nuestra cultura, que en China pensábamos
ya en estos problemas cuando ni siquiera se soñaba con
agujeros en la capa de ozono, o la necesidad de reducir emisiones
de carbono. Todo esto se lo ofrecemos en nuestro reportaje exclusivo
sobre cultura ecológica en la antigua China. Una reverencia
total a la Madre Tierra.
Y andando las tierras de nuestro vasto país llegamos hasta
la Región Autónoma de la Etnia Hui de Ningxia, a
la cual dedicamos un artículo en esta edición y
que este año acaba de celebrar su medio siglo de fundada,
con más de una razón para festejar. Imaginen que
de 329 millones de yuanes que en 1958 constituían su producto
económico global, la región saltó a 88.920
millones de yuanes en 2007, o la friolera de 59 veces más.
Y de ser importador de cereales, hoy ha pasado a ser es una región
a nivel provincial de las consideradas canastas de gramíneas,
al punto de propiciar un consumo anual de granos per cápita
de 530 kilogramos a sus pobladores. En cuanto a energía
generada por persona, Ningxia ocupa el primer puesto en el país,
a la vez que ostenta el tercer puesto en producción de
carbón per cápita. En fin, en Ningxia todas las
cifras andan por arriba.
Desde allá precisamente, en las alturas, nos estuvieron
saludando en el mes de octubre los astronautas chinos Zhai Zhigang,
Liu Boming y Jing Haipeng, a quienes presentamos ahora, en la
visión de nuestra articulista Lu Rucai. El trío
tuvo el singular privilegio de poner los pies de China en el espacio
sideral, con la caminata o paseo que por unos 20 minutos protagonizó
Zhai Zhigang, enfundado en un complejísimo traje especialmente
confeccionado para el propósito. Desde acá abajo
se le vio salir de la nave, la Shenzhou VII, y, banderita nacional
en mano, saludar conmocionado al planeta que le vio nacer. Dicen
que desde allá arriba la Tierra es más hermosa.
Se ve como nueva, sin una traza de carbono. Así, la queremos
cada día más personas, linda como para ir de fiesta.
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