Las relaciones entre Occidente
y China después de los JJ.OO.
Por WU JIANMIN
|
* Wu Jianmin:
Rector de la Universidad de Relaciones Exteriores de China,
subdirector de la Comisión de Asuntos Exteriores
y subsecretario general y vocero del Comité Nacional
de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo
Chino
|
el 8 de agosto por la mañana, el mismo día en que
se inauguraron los Juegos Olímpicos de Beijing, fui entrevistado
por el canal estadounidense de televisión CNN. El presentador
me preguntó qué diferencia tendrá China después
de la celebración de este evento deportivo. Contesté
en aquel momento que China está levantándose
y las Olimpiadas favorecerán esa tendencia, mientras sus
relaciones con el mundo occidental se profundizarán.
Sé que el presentador quería saber cómo se
desarrollarían los vínculos entre las dos partes.
Sin embargo, este no es el principal problema que llama la atención
de Occidente ni del pueblo chino.
Creo que, antes de contestar la pregunta, hay que prestar atención
a la opinión internacional, que mostró cuatro contrastes
entorno a China en el curso del presente año.
Primero, el contraste entre 3-14 y 5-12
Después de los disturbios de agresión, destrucción
y pillaje del día 14 de marzo en Lahsa, los medios más
importantes del mundo occidental emitieron rápidamente
una gran cantidad de reportajes. Al mismo tiempo, las fuerzas
independistas del Tíbet se confabularon con las fuerzas
hostiles a China que surgen en el escenario internacional y organizaron
varias protestas para difuminar a nuestro país e impedir
la celebración de las Olimpiadas de Beijing.
Recordando la situación de aquel entonces, esta ola en
contra China venía impetuosamente como una inundación,
con fuerza destructiva. Sin embargo, el terremoto del 12 de mayo
sacudió Wenchuan, provincia de Sichuan, y también
las relaciones entre los medios chinos y occidentales.
Los medios chinos más importante reaccionaron enseguida
con reportajes objetivos, plenos y sobre todos los aspectos de
la tragedia. La apertura del Gobierno Central contagió
a los medios occidentales, que también transmitieron al
mundo cuantiosas informaciones objetivas sobre la situación
del sismo, de manera que la opinión internacional mostró
un cambio obvio, porque a través de estas informaciones,
la gente vio un gobierno capaz, que dirige a 1.300 millones de
habitantes, unidas estrechamente contra una catástrofe
natural de proporciones tan grandes.
Las autoridades chinas, atentas a los intereses de su pueblo
y se aventuraron a personarse en la primera línea de lucha
contra el sismo y las labores de rescate, lo que dejó una
profunda impresión en todo el mundo. Muchos comentarios
internacionales manifestaron su convicción de que el Gobierno
chino es bueno, cuida a sus ciudadanos y trabaja con eficacia.
Segundo, el contraste de la ceremonia inaugural antes y después
Antes de la inauguración de las Olimpiadas de Beijing,
los reportajes occidentales fueron muy negativos, criticando la
calidad de la atmósfera de la ciudad, quejándose
por la gravedad de la contaminación urbana y acusando al
Gobierno de no respetar los derechos humanos ni democráticos.
Pero después del 8 de agosto, fecha en que se realizó
la ceremonia inaugural de la magna cita deportiva, se redujeron
en gran medida las informaciones negativas y aumentaron las positivas
al respecto.
Tercero, el contraste sobre la tendencia de desarrollo de
China
Cuando se aproximaba la apertura de las Olimpiadas de Beijing,
algunas personalidades occidentales trataron de pronosticar la
tendencia de desarrollo de China después de este evento.
La opinión más extrema fue planteada por un economista
francés, quien afirmó que los Juegos de Beijing
serían como los de Berlín 1936, tras los cuales
estalló la II Guerra Mundial. Sin embargo, la celebración
exitosa de la XXIX edición de la cita estival, sobre todo
el buen comportamiento de los espectadores chinos, ganó
la confianza de los medios occidentales. Ellos no sólo
aplaudieron y se excitaron por las medallas de oro que se llevaron
los deportistas chinos, sino también por todos los ganadores,
tanto de Japón, EE.UU., Europa y África.
Algunos medios señalaron que los espectadores chinos ganaron
igualmente una medalla de oro, porque comprendieron y pusieron
en práctica a plenitud el espíritu olímpico.
Quedaron totalmente decepcionados quienes intentaron buscar actuaciones
extremistas entre los espectadores chinos, como prueba de la Amenaza
de China. Un país que apoya y lleva a cabo el espíritu
olímpico es un país pacífico, de civilización
y progreso. No es nada temible.
Cuarto, el contraste entre EE.UU. y Europa sobre la ceremonia
inaugural
Beijing estableció un récord en cuanto a la cantidad
de gobernantes que asistieron a la ceremonia inaugural olímpica.
En relación con la actitud hacia el evento deportivo, EE.UU.
y algunas naciones europeas mostraron un contraste obvio. El presidente
George W. Bush y sus familiares nunca vacilaron en asistir a la
apertura, lo que refleja el énfasis que pone la Casa Blanca
en las relaciones con China.
La diplomacia es una conducta nacional. La actitud de Bush parte
de los intereses de su país. Pero, a diferencia del mandatario
estadounidense, algunos líderes de Europa andan de aquí
para allá y de allá para acá. Dicen una cosa
y hacen otra, lo que refleja por un lado los pensamientos diferentes
ante la configuración mundial en un profundo cambio. Por
supuesto, los chinos somos generosos. No nos preocupamos en exceso
de pequeñeces como estas. Si vienen, estamos contentos;
si no, tampoco perderemos nada.
¿Qué significan los contrastes mencionados? Significan
que los Juegos Olímpicos de Beijing aumentaron la comprensión
mutua entre China y Occidente y ayudaron al resto del mundo a
conocer la verdad sobre nuestro país.
Se espera que la colaboración entre el gigante asiático
y las naciones occidentales se profundice y amplíe en todos
los aspectos después de las Olimpiadas de 2008. Como la
comprensión mutua es la base de la colaboración,
a medida que se conocen y comprenden mejor uno al otro, aumenta
la confianza recíproca. Así ambas partes pueden
ver la posibilidad de cooperación y esforse juntas para
hacerla realidad.
El 7 de agosto por la mañana, Guo Weimin, portavoz de
Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Beijing,
me invitó al centro de prensa, para charlar con más
de 200 periodistas extranjeros sobre las Relaciones internacionales
y el mundo de armonía. Durante la conversación,
un periodista francés me preguntó: El presidente
Nicolás Sarkozy se presentará en la ceremonia inaugural
de las Olimpiadas de Beijing y declaró que dejaría
de entrevistarse con el Dalai Lama. ¿Qué repercusión
tendrá esa decisión? Le contesté: Las
relaciones entre países son como las relaciones entre personas.
Si usted quiere desarrollarlas, primero tiene que respetar al
prójimo. Respetar significa prestar atención a los
problemas delicados para el otro y esforzarse por evitar ofenderlo.
Ya hemos notado que el presidente Sarkozy asistirá a la
ceremonia y creo que las relaciones bilaterales se progresarán
constante, estable y saludablemente, si ambos países atribuyen
suficiente atención mutua y cuidan por los intereses en
común, sobre la base de la igualdad y el respeto mutuo.
El progreso de las relaciones bilaterales entre China y el mundo
occidental no sólo beneficiará a las dos partes,
sino además al resto del mundo.
|