“Invierno frío” para las
manufactureras privadas

Por nuestra reportera LIU QIONG

Xie Junfeng, que administra su empresa de calzado, Yonglidao, es testigo de los altibajos que experimentan las pequeñas y medianas empresas del sector en China.

La mayoría de las empresas privadas chinas se encuentran en la región costera del sureste del país, incluidas las ciudades de Jinjiang (provincia de Fujian), Wenzhou (Zhejiang) y Dong-guan (Guangdong). Estas son fundamentalmente compañías manufactureras que emplean mano de obra barata para la elaboración de calzado, prendas de vestir, textiles, plásticos, piezas electrónicas y productos metálicos y no metálicos. Sin embargo, en 2008 han aparecido más señales de la desaceleración económica mundial. ¿Qué impacto ha tenido esa tendencia en este sector y qué estrategia se debe adoptar para asegurar su supervivencia y desarrollo?

El dilema de las pequeñas y medianas empresas fabricantes de calzado

Xie Junfeng, que opera la Compañía de Calzado Yonglida, nunca imaginó que “el frío invierno” llegara tan pronto. Su empresa, según él, no tiene tiempo ni para “tomar un respiro” debido a la falta de trabajadores campesinos y la apreciación del yuan. Sin embargo, la espiral de costes de las materias primas en el año 2008 ha agravado su situación, que al igual que un invierno, le hace sentir mucho “frío”.
En junio de 2008, el precio de las materias primas llegó a un nuevo tope. Los principales productos químicos industriales necesarios en la elaboración del calzado alcanzaron los 15.000 yuanes por tonelada, en comparación con los 10.200 yuanes previos, mientras que los precios de otros materiales se encarecieron de un 20 a un 50 por ciento. Sin embargo, la presión no sólo se deriva del aumento de los costos. Desde el comienzo del año, otros gastos también han experimentado una escalada de aproximadamente un 20 por ciento, poniendo a Xie bajo una gran presión.

Los clientes pueden elegir entre una gran variedad de zapatos hechos en China.

El empresario fundó su fábrica de calzado en 1996, un momento de auge de las empresas privadas. En un principio alquiló espacios en almacenes, para vender las marcas nacionales, como Qiaodan y Deerway. En 1998, después de acumular el capital necesario y familiarizarse con el mercado, Xie invirtió más de 30.000 yuanes, para iniciar su propio negocio pese a las dificultades, comenzando con sólo 30 empleados y algunos equipamientos básicos, como máquinas de coser y hornos. Siguiendo el mismo modelo de desarrollo de las empresas de su tipo, inicialmente sólo manufacturaba productos sobre la base de muestras, materiales y piezas suministradas por los clientes del exterior, principalmente desde el Medio Oriente, el sudeste de Asia y Europa.
Hasta ahora, dijo, todos los zapatos que fabricamos son exportados con las marcas de los clientes. La ampliación de la producción era difícil, por la falta de fondos. La empresa se basó en una línea establecida hace ocho años, con un valor de producción anual de 10 millones de yuanes. Si a veces recibíamos más pedidos que no podíamos cumplir por nuestra capacidad productiva, subcontratábamos los proyectos con otras fábricas que tuviesen las líneas de producción necesarias. En Jinjiang hay unos 3.000 pequeños y medianos fabricantes de zapatos. Alrededor del 40 por ciento del calzado deportivo de todo el mundo se confecciona aquí.
“Sin embargo, estoy pasando el año más difícil desde que inicié el negocio”, confesó Xie. Hace cinco o seis años, cuando la empresa estaba en su apogeo, los beneficios se situaban en torno a un 10 por ciento. Este tipo se redujo al 0,8 por ciento el año pasado y en lo que va de 2008 apenas hemos obtenido beneficios. “Yo probablemente tendré que enfrentarme al peligro de la pérdida. Pero todavía hay que pagar los sueldos de nuestros 200 empleados, por lo que seguimos manteniendo el negocio a duras penas”.
“Creo que el pequeño margen de ganancia en la industria del calzado es en parte el resultado de la feroz competencia entre las empresas. Cerca del 80 por ciento de las fábricas en Jinjiang se dedican a la elaboración de productos para clientes de ultramar. Todos compiten ferozmente para obtener más pedidos. A veces algunas fábricas aceptan una oferta sin beneficio alguno, sólo para mantener un cliente, lo que sin duda rebaja los precios y reduce las ganancias en conjunto”, explicó y añadió que muchas empresas están utilizando el dinero que ganaron hace años para cubrir las pérdidas actuales.

El precio de la transformación

“La supervivencia del más apto” sigue siendo la ley de la naturaleza. El año pasado, varios factores dejaron en apuros a las empresas privadas chinas que no estaban preparadas. Yonglida no fue la única. Una gran cantidad de fabricantes de calzado de la región costera del sudeste también sufrieron las consecuencias de la crisis.
Ya a comienzos del 2008, los datos de la Asociación de Calzado de Asia, institución industrial radicada en el delta del río de la Perla, pusieron de manifiesto que desde 1997, de las casi 6.000 fábricas de calzado de la provincia de Guangdong, más de 1.000 cerraron, y la mayoría de ellas se basó en la fabricación y exportación de zapatos con otras marcas. Según un informe publicado por la Sociedad de Promoción de Pequeñas y Medianas Empresas de la ciudad de Wenzhou, alrededor de un 20 por ciento de las más de 300.000 pequeñas y medianas empresas de esa localidad han parado total o parcialmente su producción.

Pequeñas y medinas fábricas de calzado se enfrentan a menudo con dificultades económicas.

“El desarrollo de la industria del calzado ha sido frenado por muchos factores. Estos incluyen las barreras comerciales, los ajustes de la política de comercio exterior, la apreciación del yuan, el aumento de los costes de las materias primas y la mano de obra y la aplicación de la nueva Ley de Contrato de Trabajo. La combinación de todo ello causa conjuntamente la caída de muchas pequeñas y medianas empresas del calzado”, comentó Lin Yonghong, subdirector de la Administración de Desarrollo Económico de Jinjiang.
Si bien las empresas “sobreviven”, están “pisando sobre hielo fino”. El aumento de los costos las ha dejado en una situación muy vulnerable y cualquier cambio brusco podría obligarles a cerrar. “El entorno económico internacional es bastante complicado y al menor descuido pueden perder todo. Esto es especialmente cierto para los fabricantes, que sólo se valen de las exportaciones de bajo valor añadido”, señaló Pang Yahui, consultor ejecutivo de la Compañía Zhuoyue de Administración de Consultas, de Shanghai. Por desgracia, las exportaciones siempre ha sido una arteria vital para las pequeñas y medianas empresas de las ciudades económicamente desarrolladas, representadas por Jinjiang, Wenzhou y Dongguan.

Un experto prueba un par de zapatillas en el Laboratiorio de Ciencias de Deportes de Anta.

“Además del complicado medio ambiente, las compañías de calzado son en sí mismas responsables de su difícil situación”, apuntó Chen Wenyu, secretario general adjunto de la Asociación de Empresarios de Fujian, en Beijng, quien cree que la mayoría de las empresas en Jinjiang se concentra en la exportación de calzado deportivo de media y baja categoría. El bajo valor añadido de estos productos ha obstaculizado el mejoramiento en la calidad.
Xie Junfeng ha pensado integrar su fábrica y los recursos de comercialización en el extranjero, creando su propia marca y agregando mayor valor a los productos. “Pero la transformación cuesta mucho. Se estima que al menos es necesaria una inversión de 40 millones a 50 millones de yuanes en personal, recursos materiales y canales de comercialización”.
Al igual que muchas otras pequeñas y medianas entidades privadas, la escala de capital de la empresa de Xie es pequeña y su flujo de caja no es estable. Por lo tanto, tiene problemas para conseguir préstamos de los bancos, lo que unido a la política monetaria más estricta hace aún más difícil la financiación.
Pero el empresario todavía tiene confianza en su empresa, que considera reúne muchas ventajas. “Conocemos mejor a los clientes y somos más capaces de desarrollar el mercado”, aseguró. En contraste, algunos de sus competidores en Jinjiang han suspendido total o parcialmente la producción.
“Sería mejor eliminar las empresas no competitivas, porque ello regula la competencia entre empresas”, afirmó y pronosticó que tomará como máximo dos años superar la situación apelando a la eliminación cruel. Sin embargo, no tiene idea sobre lo que deberá pagar para sobrevivir al “largo invierno frío”.

Empresas de marcas nunca sienten el “frío”

En contraste con las pequeñas y medianas empresas privadas de calzado, Anta, una compañía privada de ropa deportiva, “nunca ha sentido el frío invierno. La política monetaria ha tenido poco impacto en ella. Hemos sometido las acciones a la cotización, por lo que no nos falta dinero”, explicó Xu Yang, director del Centro de Gestión de Marca de Anta.
De acuerdo con Xu, la compañía fue fundada en 1991, con sede en Jinjiang, y al igual que muchas otras entidades locales, emprendió la fabricación de productos para los clientes de ultramar, entre ellos Nike y Adidas. Después de años de desarrollo, sus ventas anuales alcanzaron los 50 millones de yuanes en 1997.
Anta comenzó a considerar entonces la creación de su propia marca de calzado, cuando la mayoría de las empresas podían aún obtener muchos beneficios sólo por fabricar productos. En 1999 sus directivos decidieron asignar 800 mil yuanes por año para contratar a Kong Linghui, el campeón mundial del tenis de mesa, como su representante. Por otra parte, dedicaron 5 millones de yuanes, la mitad de sus beneficios anuales, a los anuncios en el canal deportivo de la Televisión Central de China (CCTV).

En 2000, Kong Linghui ganó el título de campeón olímpico en los Juegos de Sydney, lo que ayudó a Anta a alcanzar gran éxito en el mercado interno. Sus ventas de 300 millones de yuanes en 2000 superaban en seis veces las de 1997, lo que convirtió a la empresa en una de los más exitosos proveedores de calzado deportivo en China.
Anta ha sido la primera marca en el mercado interior de calzado deportivo desde hace años, con ventas anuales de más de 1.000 millones de yuanes, y Xu dice que no está preocupado por la revaluación de la moneda china. “En el mercado exterior vendemos productos con nuestras propias marcas. Somos muy diferentes a las empresas sin marcas. Ellos no tienen otra opción que vender sus productos a bajos precios”. Además, apuntó, Anta pone más atención en el mercado nacional. “Tenemos 4.000 puntos de venta en China, constituyendo la red más amplia de comercialización nacional, por lo que la revaluación del yuan tiene poco impacto en nuestra gestión”.

Anta, un gran fabricantes, no tiene los mismos problemas que sufren las empresas pequeñas. Su marca no solo se vende bien, sino que también desarrolla una amplia gama de otros productos, como ropa deportivas.

“Existen muchas empresas que fabrican zapatos deportivos, pero la nuestra ha dedicado mucho mayor atención a mejorar la tecnología, para adaptarse más a nuestros clientes”, subrayó. Anta fundó un Laboratorio de Ciencias en 2005 y actualmente tiene el único conjunto de instalaciones de diseño de China que permite a sus diseñadores hacer zapatos especiales para cada atleta, después de analizar la forma de los pies del deportista y la fuerza que estos ejercen en las diferentes etapas de un salto. Con una inversión de 100 millones de yuanes, el fabricante desarrolla alrededor de 10.000 productos nuevos cada año. “La tecnología avanzada agrega mayor valor a nuestros productos”. En 2007 el beneficio bruto de la empresa fue de un 33,5 por ciento, muy superior al de sus semejantes.
El aumento del costo de las materias primas tampoco preocupa a Anta. De acuerdo con Xu, ellos tienen su propio derecho a fijar los precios. “Podemos ajustar los precios para aliviar la presión. El año pasado, debido al fuerte aumento de los costes, elevamos los precios en un 29 por ciento, pero nuestras ganancias brutas siguen creciendo”.
Al igual que Anta, en este “frío invierno” algunos famosos fabricantes nacionales de calzado se han hecho más conocidos y su cuota de mercado ha crecido. Entre ellos están Aokang, de Wenzhou, y Daphne y C.banner, de Shenzhen. Los ajustes de las industrias de trabajo intensivo no afectan a las empresas que se especializan en la fabricación de productos de marcas famosas, como Shengfeng, Baokai, Taiwei, Jiahaoyun y Paigao.
“El alto valor añadido ha mantenido a esas empresas de marca ‘calientes’ en ‘este frío invierno’”, manifestó Zhuang Yue, subdirector de la Administración Municipal de Comercio de Jinjiang, quien explicó que el crecimiento económico de esa región todavía se basa en lo fundamental en las industrias tradicionales de mano de obra, como el calzado, porcelana, textiles y alimentos.

Sin embargo, estas compañías se enfrentan a un dilema de desarrollo. La integración y modernización son necesarias para ellas, lo que fomentará la división del trabajo basada en la especialización y contribuirá al desarrollo de otras industrias complementarias, mejorando la cadena industrial. Estos fabricantes de calzado necesitan acelerar su ritmo de investigación y desarrollo y agregar mayor valor a sus productos, ya que esa es la mejor forma para ellos de sobrevivir al “invierno”.

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